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Gara > Idatzia > Iritzia > Kolaborazioak 2006-04-18
Joxemari Olarra Agiriano - Militante de la izquierda abertzale
Los hemos traído hasta aquí

Hasta aquí hemos hecho camino. Y es básico para seguir que tengamos clara conciencia de lo que esto supone. Que tengamos perspectiva histórica de lo conse- guido. Cuando durante todos estos años mucha gente se preguntaba si tanto sufrimiento merecía la pena, algunos nos hemos hartado de plantear que el camino emprendido hace ya casi medio siglo no era sólo una inversión para el futuro sino que íbamos tejiendo en la propia lucha un proyecto de liberación en marcha.

Hemos ido reconstruyendo un pueblo, sacándolo de su condena a muerte, pasando años de UVI para poder abrir una nueva puerta a la expresión democrática de nuestra voluntad colectiva. Ese capital político e histórico que muchas veces era casi imposible ver en medio de coyunturas duras y difíciles es la base del impacto del comunicado de ETA del 22 de marzo y su repercusión en todo el mundo

Estamos ahora también en una coyuntura de lucha, con nuevas formas pero con la misma necesidad de que sea la izquierda abertzale el motor del cambio y la semilla de nuevos pasos. Pero fundamentalmente estamos en un proceso de madurez colectiva, que aparece con nitidez si comparamos sus características con momentos claves como fueron las negociaciones de Argel o el proceso Lizarra-Garazi.

Partimos de una base más firme. El derecho a decidir y el principio de no exclusión como garantía imprescindible para un proceso de decisión democrático constituyen la piedra angular de una nueva situación que debemos afianzar. La no dependencia respecto al PNV, la dimensión nacional del proceso y la implicación directa de ambos estados, la disposición a compartir compromisos-protagonismos y la consciencia de que lo fundamental a resolver está en manos de los agentes políticos, sindicales y sociales de Euskal Herria son indicadores significativos de esa madurez.

Pero ¡ojo con el cuento de la lechera! Hay mucha marmita que acarrear y mucho trabajo anónimo que realizar antes de empezar a ver los réditos del trabajo expresados en términos de solución definitiva o de soberanía eficaz. Que nadie em- piece a pensar, teorizar y discutir sobre las gallinas, el precio de la docena de huevos o qué hacemos con el cerdo para San Martín.

Para nada me sirve la emoción contenida, la ilusión evidente que reflejó la multitudinaria manifestación de Bilbo. Es necesario, vital, convertir los sentimientos, la esperanza expectante en fuerza tractora, en implicación personal, en trabajo militante.

Ha habido todos estos años un espejo para Alicia, el compromiso de nuestras mejores luchadoras, de nuestros mejores militantes. El espejo que nos ha ayudado a ver un poco más allá, a resistir un poco más acá, a dar lo mejor de nosotros mismos. Habrá ahora que crear y repartir muchos espejos de bolsillo.

Bide eginez hemos llamado a un proceso que no ha hecho sino comenzar. La discusión formal ha finalizado. Comienza la discusión de verdad, la de estar a la altura de las circunstancias y de las posibilidades.

Va a haber mucho dominguero disfrazado de mendigoizale repartiendo hojas de ruta y marchas turísticas para pasar el rato. Pero nosotros estamos en ésta para ganar, no réditos o intereses personales, no visa oro, no prebendas y sillas que nos inviten a parar. No. Estamos para ganar reconocimiento y respeto, libertad de elección y posibilidades reales de independencia y socialismo. Estamos en ésta para abrir una nueva vía hacia la cumbre, hasta ahora desconocida pero que se anuncia apasionante, hermosa, vital.

Toca abrir camino, una vez más. Toca arriesgar en los pasos más difíciles, pensar más en lo necesario que en lo seguro, no perder la perspectiva de que lo fundamental es abrir vía para todos, nada de caminos para élites o lucimientos.

Con la convicción y la consciencia de que existe, ya lo creo que sí, esa mayoría social que hoy en día está convencida de la necesidad de un nuevo marco político para Euskal Herria. Y madura para tomar en sus manos el protagonismo directo de ese salto. Existe y, si le damos la oportunidad, seguirá creciendo y expresándose con la contundencia y la hermosura que lo hizo en las calles de Bilbo.

Tenemos grandes mendizales secuestrados en las cárceles, en la deportación y el exilio. La recuperación de sus derechos políticos y su participación directa en la cordada es prioridad.

Y ojo, que todavía nada hay ganado. Ojo con pensar que el futuro esté escrito ya en alguna parte. España y Francia conocen mejor que nosotros las posibilidades abiertas y el alcance de este proceso en ciernes. Necesitan aprovecharlo pero también desactivarlo. Y sus contradicciones y necesidades pueden llevarles a volver a su bucle melancólico, a su vuelta a la tentación de resolver esto a ostias, como se ha hecho siempre, como les pide el cuerpo.

Pero no es la de Sísifo. Ya sabes, la maldición de subir la piedra para que vuelva a caer y volver a empezar. No nos invade la angustia por el hasta dónde llegaremos en este intento. Las ganancias no están sólo al final del proceso. Lo que debemos reafirmar, fortalecer, activar, revolucionar no necesita de esperas, no está en el final de ninguna hoja de ruta, esas hojas de ruta que todos quieren diseñar desde el salón o predicar para que sean los demás quienes echen a andar.

El éxito de esta apuesta es saber que hay premio seguro, que lo mejor no está por llegar sino que ha comenzado a ser realidad, eficaz política y socialmente, desde ya. Es eso que solemos definir como grandeza de miras, perspectiva histórica, pero a pie de calle, necesitada, eso sí, de nuevas formas de compromiso militante socializado, de oportunidades de participación cotidianas, para reforzar la cordada con la mejor estrategia posible, la de repartir las cargas y también las ilusiones, las esperanzas y las utopías.

Hay todo por hacer. Reconstruir y reactivar la red social en cada barrio, abrir nuevas vías de intercomunicación y relaciones norte-sur, este-oeste en este pueblo obligado a vivir dema- siado tiempo de espaldas a sí mismo. Convertir el momento histórico que vivimos en una nueva primavera de reeuskaldunización activa. Apagar la televisión y salir del consumo al que nos tienen atados.

Hemos sido capaces de llegar a este campamento base. Los agoreros de turno, muchos, pretendían hacernos creer que era imposible. No hay camino, decían. Os quedaréis solos, predecían. Os comerán los lobos de la represión, la ilegalización, el boicot informativo y mediático, esperaban. Pero aquí estamos, donde queríamos estar, más tarde de lo esperado, por qué no reconocerlo, y con muchas heridas y cicatrices en la piel. Nos duelen especialmente las de quienes nos dejaron en el camino, la de quienes más dieron y que hoy, más que ausencia, son recuerdo y memoria creadora. -


 
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