Turbonegro y Kriston fueron las bandas encargadas de abrir la serie de conciertos que la Aste Nagusia tiene programados en su escenario estrella de Botica Vieja.
Pese al affair Prodigy y a la manifiesta incapacidad institucional para hacer las cosas medianamente bien unas 8.000 personas se reunieron en la ribera deustuarra para disfrutar de la propuesta punk rockera, macarra y socarrona de la banda escandinava.
Entre el público había de todo: gente llegada desde Madrid y Barcelona, muchos miembros de grupos de la escena local y fans que mostraban orgullosos en las primeras filas las mismas pinturas de guerra que ha popularizado Turbonegro.
Ya desde las primeras horas de la tarde tanto en el Casco Viejo como en el concierto de Bilborock se mascaba ambiente rockero. La ceremonia de Botica Vieja fue el éxtasis final.
La papeleta de abrir para los noruegos apocalípticos fue para Kriston, grupo de Busturialdea que desperdició la ocasión y se arrastró sin ambición ni sentido por un escenario que le vino excesivamente grande. Es curioso su caso, era una firme promesa cuando daba sus primeros pasos y se ha convertido en una caricatura ahora que pasea un disco en condiciones por las tablas de Euskal Herria. Su pérdida de actitud es tal que incluso cabe pensar que no sea más que una nueva víctima de Euskadi Gaztea. Y es que lograr una fama hipotética, cuesta.
Kuraia, Sexysexters, Potemkin, Hot Dogs! e incluso las bandas que arrasaron en el concierto del rock local en Bilborock (Diesel Dogs y Porco Bravo), hubiesen sido dignos teloneros de la bestia escandinava. Kriston no.
El gran circo de Turbonegro arrancó sobre la una de la madrugada respetando el repertorio que el combo noruego ofreció en diciembre del año pasado en Santana 27. Tras dos temas de calentamiento llegó ‘‘Prince of the rodeo’’ y la constatación de que Turbonegro le ha cogido la medida a su estatus de estrella del punk-shock. Su carismático líder se enzarzó en varios discursos y en el primero de ellos aseguró que «en Euskadi sí sabéis lo que es la fiesta, no como en Madrid».
Tras las convincentes y resultonas “Blow me like the wind” y “City of Satan” volvieron las palabras y el sentido del humor antes de “Sailorman”: «Puede que seamos alcohólicos y marineros, pero eso no significa que seamos maricones».
La actuación fue avanzando y llegó lo gordo. En “Wasted again” Turbonegro demostró que venía con la lección aprendida y varios de sus miembros gritaron «Gora Euskadi» desde sus micrófonos. “The age of Pamparius”, “Are you ready?” y “Selfdestructo bust” cerraron los primeros 55 minutos de actuación en medio de la celebración rockera.
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RECUERDOS PARA TURMIX
En el primero de los dos bises que ofreció el grupo escandinavo recordó la figura del desaparecido Kike Turmix y tuvo palabras de aliento para el Athletic en la presentación de “Get it on”. En un nuevo monólogo, el cantante de la banda aseguró que en los 80 varios miembros del grupo viajaron en repetidas ocasiones a «San Sebastián para disfrutar de toda la rabia y la cerveza que despedía vuestro punk en aquellos años».
El segundo bis sirvió de traca final con un público totalmente entregado a corear el estribillo de “Final warning”. Tras hora y veinte minutos de actuación, Turbonegro dejó el escenario mientras en los bafles sonaba el ‘‘Don’t cry for me Argentina’’ que Madonna interpretó dentro de la banda sonora de ‘‘Evita’’. -
