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Gara > Idatzia > Iritzia > Gaurkoa 2006-10-19
Jesús Valencia - Educador Social
Todo vale

Una vez más (y ya van...) ha surgido una plataforma promovida por propietarios con el propósito de ahuyentar de sus alrededores a los menores extranjeros. La de Ribera Alta, en Araba, está intentando sustentar su rechazo en discutibles argumentos técnicos. No deja de ser un alivio. En la mayoría de los casos anteriores, las PVI (plataformas de vecinos insolidarios) no suelen recurrir a razonamientos sino a la coacción.

Calculan que la cruzada es rentable: «Demos batalla, que la sociedad lo va a entender y las autoridades lo van a consentir. Ya encubriremos nuestros verdaderos motivos con diferentes justificaciones. Durante un tiempo, nos tocará pelear pero, una vez alejados los moros... ¡a vivir tranquilos! No hay que reparar en medios con tal de impedir su llegada; contra semejante gentuza, todo vale».

En Canarias, manos interesadas incendiaron un centro de menores extranjeros la víspera de su apertura (¿No hacía algo parecido el Ku-Kux-Klan para salvaguardar sus privilegios raciales?). Aquí, las PVI no necesitan recurrir a medios tan contundentes; les basta con la complicidad generalizada. La de Erandio supo cuál iba a ser el destino de un edificio que se estaba readecuando y declaró la guerra. Cortaron el suministro de fuerza eléctrica para que los trabajadores no pudieran utilizar la hormigonera. Como éstos seguían preparando sus masadas de forma manual, les cortaron el agua. Los trabajadores seguían acudiendo al tajo, y optaron por cortarles el paso para impedir su acceso a la obra. Consiguieron su propósito y los chavales extranjeros nunca se alojaron en su pueblo. ¿Habremos de felicitarles por tan mezquina victoria?

La PVI de Nanclares tampoco se quedó corta. A las movilizaciones ciudadanas les acompañaban leyendas en el muro exterior del recinto cargadas de xenofobia («No queremos basura en Nanclares»). Los mensajes fueron elevando el tono y se convirtieron en gravísimas amenazas contra cualquier menor extranjero que intentase cruzar el umbral del recinto («Moros, si entrais, no saldréis con vida»). Para demostrar que su decisión era firme, saltaron la tapia, invadieron la propiedad y embadurnaron con la misma literatura xenófoba las paredes de la casa. Como es de suponer, la Ertzainzta no consiguió aclarar nada. Pero compensó el nulo resultado de sus pesquisas con otra «brillante» actuación.

Un día aparecieron en el pueblo unos extraños pasquines difíciles de interpretar y todavía más difíciles de aceptar. Se trataba de un listado ­con número incluido­ de los atestados que había levantado la Ertzaintza contra menores extranjeros como presuntos delincuentes. Material absolutamente confidencial que la Policía traslada al Ministerio Fiscal por si procede el inicio de diligencias. Una mano inspirada añadió, de su puño y letra, la explicación de aquel misterioso y confidencial listado. Tan celosa mano creyó que la lista de atestados era poco contundente y la corrigió por su cuenta: donde ponía «agresión a una joven» escribió «violación a una joven». ¿Qué más da, si de lo que se trata es de despachar a los moros? La Oficina del Ararteko actuó de oficio contra semejante violación pública del secreto profesional. La respuesta fue todo un cúmulo de «bien hacer». Según explicó el alcalde de Nanclares, fue él quien solicitó aquel material confidencial a la Policía. Esta, ­brillante gesto de colaboración con la autoridad­ entregó al alcalde la información que tan alegremente solicitara. Y el corregidor de Nanclares, en un gesto de ardor democrático, repartió la lista de atestados contra chavales moros a todos los grupos municipales. A partir de ahí, no se sabía y no se supo quién la colocó en las paredes del pueblo. Mucho se habla de las reacciones violentas que tienen algunos de estos chavales, que ­dicho sea de paso­ tampoco se quedan mancos. Cuando se haga un análisis de las violencias, se deberían de contemplar todas; también las que se ejercen contra ellos.

Estos apuntes son una mera aproximación al problema; no inciden en el debate sobre la intervención socioeducativa con estos muchachos. Debate interesante y necesario en el que debiera participar toda la sociedad. No faltarán oportunidades. Los chavales extranjeros van a seguir apareciendo por Euskal Herria, y otros propietarios promoverán nuevas PVI con la pretensión de ahuyentarlos. La PVI de Ribera Alta suele remitirse al Informe del Ararteko del año 2005. Y, como ocurre en tales casos, sólo cita los textos que considera cercanos a su postura. Me permitirán que incurra en la misma trampi- chuela concluyendo con una larga cita del referido Informe: «Prácticamente en todos los entornos sociales en los que ha existido o existe un recurso específico destinado a estos menores se han dado reacciones, mayores o menores, de rechazoŠ Tanto es así que algunos intentos de creación de nuevos recursos se han visto frenados a causa de la reacción vecinal... o se han abierto calladamente, sin información previa, para evitar posibles rechazos (como en el caso de unidades convivenciales pequeñas).

Este tipo de actitudes son enormemente preocupantes. En lo que tengan de base objetiva de preocupación, deben animar a in- troducir modificaciones que las eviten. En lo que tengan de manifestación de prejuicios y estereotipos deben ser, sin más, combatidas por todos los medios disponibles». Palabra de Ararteko. -


 
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