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Gara > Idatzia > Mundua 2006-11-07
Irak, corrupción y escándalos sexuales dañan a los republicanos de EEUU
Quince y seis son los números mágicos en las elecciones legislativas que se celebran hoy en EEUU para determinar si los republicanos mantienen el monopolio o si los demócratas logran recuperar el control de una o ambas cámaras. Los demócratas necesitan ganar 15 asientos más en la Cámara Baja y al menos seis en el Senado para retomar la mayoría, lo cual supondría un contrapeso a la agenda política de George W. Bush y su coalición neoconservadora.

NUEVA YORK

La totalidad de los 435 escaños de la Cámara y un tercio del Senado están hoy en juego, junto con algunas gubernaturas y otros puestos estatales y locales, además de unas 200 iniciativas (incluidas varias sobre inmigración). Los republicanos tienen todo que perder y los demócratas todo que ganar en estas elecciones que se han convertido en un referéndum sobre las políticas bélicas del presidente Bush.

Encuestadores y analistas electorales indican que los demócratas lograrán recuperar la mayoría de la Cámara Baja. Lo único incierto es cuál será el margen de la victoria. En el Senado, donde los demócratas necesitan incrementar su presencia en por lo menos seis asientos, pocos se atreven a apostar pero nadie niega que lo que parecía poco probable hace sólo dos meses ahora está dentro de las posibilidades reales.

Estas elecciones está enmarcada por la guerra en Irak. Aun así, la votación también quedará afectada por el cúmulo de escándalos de corrupción, engaños, el temor y, al parecer más que nada, las aventuras sexuales de políticos y reverendos cercanos al poder.

Rebelión contra Rumsfeld

Con más de 2.800 soldados estadunidenses muertos y 20.000 heridos, con hasta 650.000 iraquíes muertos, y con octubre como uno de los meses más mortales para las fuerzas estadounidenses en tres años y una situación en deterioro en la que algunos consideran que ya estalló una guerra civil en el país invadido, no hay buenas noticias para los republicanos en este frente.

Tal vez lo más devastador para el partido en el poder es lo que algunos califican de rebelión militar contra el comandante en jefe y su equipo. El hecho de que el editorial publicado ayer, un día antes de las elecciones, en los rotativos “Army Times”, “Marine Corps Times”, “Air Force Times” y “Navy Times” (periódicos privados pero de los más importantes entre las filas militares) llame a la renuncia del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, una semana después de que Bush le expresó su apoyo total es manifestación del creciente coro dentro de las fuerzas armadas contra las políticas bélicas del presidente.

Vale recordar que varios ex generales destacados, senadores y representantes vinculados con los altos mandos militares y otras figuras que expresan corrientes de opinión militar, han hecho públicas sus críticas a la guerra.

Por cierto, muchos de los candidatos republicanos han intentado evitar el tema de Irak durante semanas, mientras que la Casa Blanca insiste en calificando a todo crítico demócrata de poco patriota. Más aún, algunos republicanos han tomado la decisión de, no sólo no invitar, sino buscar mayor distancia de Bush para poder ganar (según una encuesta de CBS News-“New York Times” de la semana pasada, el presidente goza de apenas 34% de aceptación, y sólo un 29% aprueba su manejo de la guerra).

A la vez, los temas gemelos de la corrupción política y la hipocresía también dañan la imagen y el poder casi invulnerable que gozaban el Gobierno de Bush y los republicanos en el Congreso hace sólo unos meses.

Con una serie de investigaciones legales en curso sobre lo que se considera uno de los congresos más corruptos en décadas, con varios legisladores ya en la cárcel y otros que van rumbo a ese mismo lugar, el costo para los republicanos podría ser enorme (aunque los demócratas tampoco son inmunes a estos pecados). Según una encuesta de CBS News, el 58% opina que la corrupción es amplia en el Congreso.

De hecho, en gran medida por estos escándalos, el nivel de aprobación de este Congreso es bajísimo, con apenas 16%, según encuesta de NBC News-“Wall Street Journal” divulgada hace un par de semanas.

A la par, la hipocresía ha provocado daños potencialmente fatales para algunos candidatos republicanos, ya que desaniman a sus bases más fieles. Sólo esta semana, con la renuncia del reverendo Ted Haggard como presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos ­organización de la derecha cristiana clave para los republicanos­ después de que fuera acusado de contratar a un prostituto gay durante años mientras en público promovía una agenda antigay y de defensa de los «valores familiares», algunos concluyeron que Dios ayuda a los demócratas este año.

A este le sigue el caso del representante republicano Mark Foley, quien también abandonó su intento de reelección cuando fueron reveladas sus conversaciones sexuales cibernéticas en el Congreso con jóvenes menores de edad.

La lista de escándalos en el Congreso y la Casa Blanca bajo mandato republicano parece crecer cada día y se agrega a las de los últimos cinco años, incluidas la respuesta federal al huracán Katrina, la filtración de la identidad secreta de una agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) por parte de la Casa Blanca, la manipulación de información científica oficial para fines políticos, las violaciones a la Convenciones de Ginebra y el empleo de tortura y las maniobras electorales que podrían haber llegado a ser fraude en elecciones estatales, entre otras.

67% de descontentos

Por ello, no resulta sorprendente que el 67% de los estadounidenses opine que está insatisfecho con el estado del país, de acuerdo con una encuesta recientemente publicada en “Newsweek”.

La alarma de los republicanos sobre un triunfo de los demócratas en una o ambas cámaras no sólo es por sufrir una derrota política, sino por el temor de que algunos demócratas decidirán abrir o intensificar investigaciones formales sobre la corrupción y otras maniobras potencialmente ilegales realizadas bajo el control republicano, así como también sobre temas tan controvertidos como la conducta de la guerra o la respuesta al desastre del huracán Katrina.

Y su alarma se nota, ya que han tenido que invertir millones de dólares y capital político en regiones del país que hace unas semanas se consideraban como zonas seguras para mantener el control republicano.

Ante todo esto, lo más curioso es que no se pronostica una derrota histórica para los republicanos. Aunque en las elecciones de 2002 (legislativas) y 2004 (presidenciales y legislativas) los republicanos evitaron pagar los costos de políticas fracasadas y escándalos al recurrir al temor ante el «terrorismo», en esta ocasión no está funcionando como hubieran deseado.

Por otro lado, el sentir contra los republicanos en el Congreso no necesariamente se convierte en votos en favor de los demócratas. De hecho, aunque todas las últimas encuestas se inclinan por los demócratas, el margen entre los dos partidos se ha reducido en los últimos días. La encuesta de CBS News revela cierta ambigüedad entre el electorado, con votantes que señalan que ninguno de los dos partidos ha presentado un plan sobre cómo gobernará si obtienen el control.

Todo dependerá de la tasa de participación en estas elecciones, de qué partido movilizará mejor a sus bases, y de quién y cómo se cuenten los votos.



La ultraderecha demoniza los «valores de San Francisco»

SAN FRANCISCO

San Francisco, el distrito de Nancy Pelosi, quien se podría convertir en la presidenta de la Cámara de Representantes en caso de que el Partido Demócrata ganase las elecciones, es blanco de una campaña de «demonización» por parte de la derecha más conservadora. La ultraderecha se refiere a San Francisco como una ciudad sin ley que mima a los «terroristas», que se ha «escapado» de Irak, está plagada de tiendas de marihuana, desfiles del orgullo gay y donde se pagan más impuestos.

Los llamados «valores de San Francisco», una de las ciudades más progresistas del país, se han convertido en un arma arrojadiza que comentaristas y políticos del Partido Republicano utilizan a placer contra Pelosi en el sprint final antes de las elecciones.

Al frente de esta campaña está Bill O'Reilly, el comentarista más «chillón» de la cadena de televisión Fox, quien dijo que San Francisco «quiere prohibir el reclutamiento militar mientras se montan tiendas de marihuana en la ciudad».

El conservador Pat Buchanan también criticó a Pelosi por haber participado en los desfiles del orgullo gay en San Francisco, ciudad con un elevado porcentaje de población homosexual.

Mientras, Tom Berryhill, candidato del Partido Republicano por Fresno, en California, dijo que, si sale victorioso, presentará una ley para enviar a la cárcel a los políticos que han incumplido, en su opinión, las leyes de California relativas al matrimonio, que estipulan que ha de ser entre un hombre y una mujer.


 
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