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Gara > Idatzia > Kultura 2006-12-03
Rober Garay | Dibujante
«En mis viñetas intento reflejar un pequeño cosmos que para algunos es límite y crudo»
Rober Garay es uno de los dibujantes vascos que presentan novedad este año en el Salón del Cómic que se está desarrollando durante todo el fin de semana en Getxo. Divertido y tierno, los personajes de Garay son lo más alejado que hay de un superhéroe. Pegado a la tierra, califica sus historietas de «existenciales» y sueña con seguir dibujando toda su vida.

Rober Garay pasa estos días recluido en la carpa del Salón del Cómic de Getxo. Allí, además de impartir un taller de historietas y departir con colegas y seguidores, el dibujante gernikarra presenta su última obra, “Manurro 2: Retorno a Elmestrillo”.

­¿Cómo definiría a Manurro?

Manurro es un skater asilvestrado y cazurro que habita en las montañas. En ningún momento ha conocido la escena patinetera, ni puñetera falta que le ha hecho. De este modo ha desarrollado su propio estilo de patinar. Vive en una remota región indefinida, en algún páramo perdido entre los Picos de Europa y la Cantabria profunda, un lugar pseudoficticio de los que, aunque parezca mentira, existen. Yo he estado allí. Es soltero y convive con Pepona, que es la única que le pone las pilas, rodeado de moscas y de un puñado de animales de granja en un caserón sin luz, ni agua, ni teléfono. La capital del valle es Elmestrillo, aldea de doce casas en donde Manuel a veces ve gente, casi todos medio tontos y medio parientes suyos, por el típico carácter endogámico propio de las comunidades salvajes aisladas.

­¿Qué nos vamos a encontrar en esta nueva entrega?

Reúne todas las historietas que he publicado en la revista “3sesenta” desde 1998 y algunas otras cosas inéditas, raras o de difícil seguimiento. Aglutina todo el material manurresco de esta segunda época del personaje, desde la publicación hace ya nueve años del primer volumen “El Agrosalvaje Mundo de Manurro” hasta el momento actual. Además, hay algunas cosas inéditas, colaboraciones de lujo, textos impagables y un hilo conductor que dota al trabajo de cierta unidad.

­Está muy metido en el mundo del skate. ¿Es este cómic una forma de rendir homenaje a este deporte?

Yo he dibujado y patinado siempre, y lo he sentido y expresado como una cultura, encima y debajo del skateboard. Manurro surgió de un modo natural, desde mi microcosmos era casi una obligación dar vida a semejante individuo. Los registros que se me abren a través de sus historietas skaters son ilimitados. Considero que en esta escena hay un buen puñado de artistas que tienen mucho que contar, aunque la mayoría de ellos estén infravalorados. El potencial que tiene el universo del skate a nivel narrativo, plástico o visual es tremendo.

­¿Qué es el agroskate?

Buenoooo, definir con palabras un sentimiento es muy difícil. Es un estilo de skate, de vida. El concepto nació a la vez que Manurro, en 1989 o así, casi casi sin hacer ruido, y para cuando nos dimos cuenta ya éramos docenas los seguidores de la filosofía Agro. Es el vivir, ser, crear y patinar en estrecho contacto con la naturaleza, sea ésta humana, animal o vegetal. Por ese orden. Siempre con buen humor. Es expresar tu manera de ser de un modo primitivo. Es puro instinto. El concepto es ese. Luego vinieron los eventos anuales, concentraciones skateras rancheras de las que llevamos celebradas dieciséis ediciones en Gernika, después la marca (1998) y la tienda AgroSkate Bermeo (2004); obligado santuario para el peregrino agroskatero... y aún llegarán nuevas criaturas...

­¿Cómo es su lector- tipo?

En el caso de Manurro es alguien curtido, independientemente de que le guste o no el skate. Alguien que aprecia a un personaje que constantemente hace gala de instintos primarios.

­¿Cuáles han sido sus influencias en el mundo del cómic?

En cuanto a tebeos, siempre he devorado todo lo que se ponía a mi alcance. Ahora soy más selectivo. En cuanto a estética, admito haberme influenciado de autores tan dispares como Bisley, Iron, Tha, Breccia, Hewlett... Aunque he de reconocer que en cuanto a temáticas, he buceado siempre en mis

propios universos... Personajes como Kaoporrex, Puto, Andrés y Néstor, Txotxolo o Manurro, poco tienen que ver entre ellos y desde luego creo que nada con el resto de personajes de cómics que conozco...

­Sus viñetas están muy pegadas a la calle. ¿Podríamos llamarlo social?

Mas que social yo lo definiría como existencial. En todos ellos intento reflejar un estilo de vida, un pequeño cosmos que para muchos se antoja como remoto, muy límite y crudo. Admitiría la etiqueta de «existencial extremo».

­¿La calle es una mina?

La verdadera mina para las ideas nos rodea por todas partes, pero hay que saber detenerse a procesar toda esa información que nos aturde y luego pasarla a limpio. Es como un estruendo, en el cual oímos millones de sonidos pero sólo unos pocos son armónicos, de ahí nace la imaginación. Los que dicen que no tienen imaginación sencillamente es que son sordos.

­¿Se puede vivir del cómic en Euskal Herria?

Se pueden desarrollar innumerables trabajos en el campo gráfico, dedicando una parte de ese tiempo al cómic. Pero vivir exclusivamente de la viñeta es tarea ardua. La falta de industria ha propiciado el desparrame de talentos hacia otras actividades artísticas. Los que podían ser hoy en día pesos pesados en el campo de la historieta han encaminado sus esfuerzos hacia disciplinas más rentables, menos tortuosas.

­¿Cómo empezó usted? ¿Cuál fue su escuela?

Admito que he sido bastante autodidacta. Para mi, dibujar ha sido siempre una necesidad, por lo tanto ni siquiera me he planteado nunca dedicarme a otra cosa. He metido millones de horas. Cursé estudios relacionados con el mundo del diseño, pero en una faceta más técnica que nunca me ha motivado

en exceso. Mis referentes han sido los autores a los que siempre he admirado, y mi verdadera escuela y campo de experimentación el montón de fanzines y revistas con los que he colaborado.

­¿Qué le falta al Salón del Cómic de Getxo y qué le sobra?

Le falta más espacio para una mayor representación de temas, editoriales y exposiciones, ya que en cuanto a calidad y contenidos ya puede comparársele al de Barcelona. No le sobra nada, es un salón brutal.

­¿Con qué sueña a nivel profesional?

Estoy abierto a lo que las nuevas tecnologías me puedan aportar en el campo de la experimentación. Quiero seguir aprendiendo y aceptar nuevos retos. Me gustaría llevar a alguno de mis personajes a la animación. Próximamente quiero preparar algún proyecto para flash. Sueño con dibujar siempre, es algo que me sienta bien. Valoro mucho mi estructura de trabajo actual, si en adelante la cosa me va como hasta ahora, dime dónde hay que firmar. Y esto se lo digo a todo el mundo: dibujar cada día te alarga la vidaaaa! -


 
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