Firmantes del manifiesto de Ahotsak del ámbito de la política, el sindicalismo y el movimiento feminista se reunirán próximamente en Donostia para tratar de alcanzar un acuerdo en torno a una declaración del colectivo sobre la necesidad de reconstruir un proceso de paz.

El pasado jueves, a última hora de la tarde, se produjo la filtración del borrador de la declaración que se venía manejando internamente en Ahotsak. Se trataba de un texto elaborado la víspera y conocido por un reducido número de personas que no contaba con el visto bueno del conjunto del colectivo.

La filtración del borrador como si fuera un documento definitivo produjo extrañeza y malestar en muchas componentes del colectivo de distinta procedencia ideológica. De hecho, estaba previsto que el viernes acudieran al Parlamento de Gasteiz más de una treintena de firmantes para arropar a Ahotsak ante las críticas incluidas en una moción presentada por la presidenta del PP en la CAV. Sin embargo, esta presencia se vio notablemente menguada y únicamente acudieron las representantes de partidos, que aprovecharon la estancia en la Cámara autonómica para reunirse y tratar de reconducir la situación creada por la filtración, que ya había sido criticada por mujeres de la izquierda abertzale.

Una de las conclusiones del encuentro fue la convocatoria de la reunión de esta semana para abordar el manifiesto contando con mayor número de firmantes. Otra, un pacto de discreción para evitar que nuevas declaraciones públicas pudieran enturbiar más las relaciones en el seno del colectivo.

Nueva filtración

Sin embargo, ese pacto de discreción no ha sido respetado por todas las partes, puesto que ayer el diario «Deia» publicaba con gran alarde tipográfico algunas interioridades de la gestación del manifiesto.

Según titulaba este rotativo en su primera página de ayer, «Goirizelaia corrigió de su puño y letra el texto de Ahotsak del que después se ha desmarcado. Supervisó los cambios en un escrito en origen más explícito contra la violencia de ETA».

En páginas interiores y bien avanzado el texto, podía leerse sin embargo que Goirizelaia había quedado en consultar el texto del documento y en responder durante la tarde del jueves. Como no llegaba la respuesta y el teléfono móvil estaba apagado, «entendiendo ese silencio como beneplácito, Ahotsak dio a conocer el contenido del texto en las últimas horas de ese día».

Preguntada por GARA, Jone Goirizelaia -que no quiso hablar de este conflicto salvo para explicar aquello que le concernía personalmente- señaló que participó en el grupo de trabajo que estuvo redactando el borrador y que nunca lo ha negado. Pero repitió que, como afirmaron el viernes, dicho borrador no tenía aún la aprobación final y era desconocido por muchas de las firmantes. La crítica se hizo por las formas, dejando al margen el contenido.

Jone Goirizelaia explicó a este diario que había anunciado que no podría ofrecer una respuesta antes de las ocho y media de la tarde puesto que se reuniría sobre las seis. Tenía el teléfono desconectado porque estaba reunida y cuando finalizó el encuentro, el borrador ya había sido filtrado. La práctica de Ahotsak es que antes de hacer público un manifiesto se busca un consenso amplio, contando también con sindicalistas, feministas y otras firmantes, que no llegaron a conocer este escrito.

Goirizelaia mostró a GARA su disgusto al observar que algunos principios de Ahotsak y algunas fórmulas de trabajo básicas se están rompiendo con este tipo de movimientos.