El ordenador se puede controlar con el pensamiento «en cierta medida». Así lo asegura Carmen Vidaurre, investigadora de la Universidad Pública de Nafarroa que obtuvo el doctorado europeo con una tesis doctoral sobre este sorprendente avance, y que recibió la calificación de sobresaliente cum laude. Su trabajo, defendido en inglés, fue codirigido por el profesor Rafael Cabeza Laguna, de la UPNA, y el profesor Alois Schlögl, de la Universidad Técnica de Graz (Austria), donde Carmen Vidaurre ha sido investigadora invitada durante tres años. La aportación de esta ingeniera de Telecomunicación ha consistido en desarrollar una interfaz que mejora el rendimiento de las existentes hasta el momento, porque reduce el tiempo necesario para aprender su funcionamiento y mejora el control que los usuarios tienen de la interfaz.

Según explica desde Berlín, donde se encuentra desarrollando su tesis junto a otro grupo de investigadores, los experimentos realizados en este campo permiten ser optimistas de cara a desarrollar y perfeccionar sus posibilidades.

«Se han hecho experimentos de control unidimensional e incluso bidimensional del ordenador con aplicaciones derivadas, como por ejemplo juegos sencillos de ordenador o teclados virtuales. Las aplicaciones basadas en el control unidimensional son más fiables, porque el sistema es menos complicado. También se han hecho experimentos en los que el sujeto recorre escenarios de realidades virtuales», señala esta investigadora desde la capital alemana.

En Estados Unidos ya se han desarrollado otros sistemas que utilizan señales grabadas de electrodos colocados directamente en el cerebro de las personas, pero la ingeniera navarra ha desarrollado su método utilizando como punto de partida el electroencefalograma (EEG).

Para conseguir el control del ordenador con la única ayuda de la mente, según indica, no se necesitan grandes cosas. Desde el punto de vista técnico, sólo es preciso un amplificador de señales de EEG, un casco, tarjetas de adquisición de señales y un ordenador. Desde el punto de vista humano se necesita entrenar a los usuarios, ya que «las estrategias utilizadas para generar patrones cerebrales discernibles no son muy naturales». Como ejemplo, Carmen Vidaurre apunta que «una estrategia muy utilizada es la imaginación del movimiento de partes del cuerpo, como manos, pies o lengua, y añade que también se han usado tareas matemáticas o lingüísticas».

De momento, las aplicaciones prácticas de este curioso avance son «limitadas», según reconoce esta ingeniera de la UPNA, pero asegura que, en principio, lo puede utilizar cualquier persona. «Siempre que las funciones de la corteza cerebral que tratan de discernir estos sistemas estén intactas, lo puede utilizar cualquiera, pero como investigadora -matiza Carmen Vidaurre-, estoy interesada en aplicaciones para personas con problemas graves de comunicación con su entorno».

Ensayos en Austria y Nafarroa

Hasta ahora, ha llevado a cabo ensayos con treinta personas en Austria y en Iruñea. A la vista de estas pruebas, realizadas con distintos tipos de pacientes y diversas clases de interfaces, mantiene buenas expectativas para el futuro. «En general, los resultados han sido más satisfactorios en experimentos realizados con sujetos sanos o con pacientes que todavía pueden comunicarse de alguna otra manera. Con los pacientes completamente paralizados, la evaluación de los sistemas es mucho más complicada», reconoce la investigadora navarra.

Carmen Vidaurre permanecerá una larga temporada en Berlín desarrollando su tesis, a pesar de que, según comenta, le gustaría volver a colaborar con su grupo investigador en la Universidad Pública de Nafarroa

«Ahora me encuentro trabajando con un equipo muy fuerte, en el que hay personas que están investigando cosas muy parecidas a las que yo desarrollé en mi tesis. Tengo la suerte de poder colaborar con ellos durante un par de años», indica desde la capital alemana, donde está totalmente volcada en sus investigaciones.