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La zona artificial ganada al mar en dos años en la costa de Gipuzkoa y bizkaia es de 32 campos de fútbol

Una imagen vía satélite de la costa vasca revelaría cómo, año tras año, su fisonomía se ve modificada, en parte por la lógica acción del mar, pero cada vez más también por la acción humana. Un análisis del Instituto Oceanográfico Azti lo revela con preocupación.

Joseba VIVANCO

Desde 1985 hasta la actualidad, la costa vasca ha experimentado el mayor crecimiento en amarres deportivos de todo el Estado español, según los datos de un informe que la organización Greenpeace presentó durante el año pasado. En dicho documento sobre el estado del litoral peninsular, alertaba de que «la tendencia al aumento continúa», como confirmaban las previsiones de que Bakio, Orio, Zarautz, Lekeitio, Armintxa, Deba, Mutriku, Ondarroa y Donostia hubieran planteado la construcción o ampliación de puertos deportivos. Precisamente advertía sobre el polémico proyecto de ampliación del puerto de Pasaia, pero también del de Mutriku, al que consideraba la obra portuaria de mayor gravedad en la costa vasca al afectar «a playas y acantilados que gozan de los más elevados niveles de protección ambiental».

Con datos como éstos en la mano, no es de extrañar la necesidad de comprobar de la manera más exacta cómo nuestro litoral está sufriendo acelerados cambios que, en este caso, nada tienen que ver con el cacareado cambio climático. Un equipo de investigadores del Instituto Oceanográfico Azti tiene previsto presentar de manera pública en las próximas fechas un minucioso análisis titulado ``Detección de cambios recientes en la costa vasca mediante ortofotografía'', en el que han comparado el perfil exacto de la costa de Bizkaia y Gipuzkoa entre los años 2002 y 2004.

Un amplio resumen de ese estudio ha sido publicado en la revista electrónica ``Ingeba'', que edita el Instituto Geográfico Vasco, y sus conclusiones no parecen muy alentadoras: «Los resultados obtenidos -se afirma en la valoración final del estudio de Azti- muestran la rapidez en la artificialización del suelo en el litoral, medio especialmente dinámico y frágil, ya que constituye la interfase entre el medio marino y terrestre».

«Estos cambios -explican los autores- son debidos principalmente a la construcción de zonas portuarias, a la recuperación de humedales y al desplazamiento natural o inducido de arenas que incrementó la superficie de dunas y playas secas».

Los principales cambios advertidos en los algo más de 200 kilómetros del litoral vizcaino y guipuzcoano entre 2002 y 2004 revelan la pérdida de 24,8 hectáreas de arenas intermareales -la zona que queda al descubierto en cada bajamar- y de 31,6 más de aguas de transición -masas de agua superficial próximas a la desembocadura de los ríos y parcialmente salinas-. Pero, además, se han ganado terrenos al mar, como son 32,3 hectáreas de zona artificial o lo que equivale a 32 campos de fútbol, 18,9 más en forma de dunas y playas secas y 9,9 como humedales. Precisamente, una de las preocupaciones en que más hacen hincapié estos expertos es en esa «artificialización» del litoral y la «rapidez» con la que se está plasmando.

Artificializacion de la costa

Los principales cambios en la ganancia de zona artificial documentados en este estudio vienen dados por la amplicación de 32,6 hectáreas procedentes de aguas de transición debido a construcciones portuarias llevadas a cabo en el Puerto de Bilbo y en el estuario del Oria.

En esa creciente «artificialización» tiene también mucho que ver esa progresiva apuesta por las infraestructuras portuarias de recreo. A día de hoy, Gipuzkoa y Bizkaia cuentan con más de 3.400 amarres en puertos deportivos tras la inauguración a mediados de enero de la nueva dársena de Orio, que alberga un total de 296 plazas. La costa guipuzcoana cuenta con más de 2.200 amarres distribuidos en las instalaciones deportivas de Hondarribia, Donostia, Getaria, Zumaia, Deba y Orio, mientras que en la vizcaina el puerto de Bermeo dispone de 353 plazas y el de Getxo de 827. A éstos se podría sumar los de Baiona, Donibane Lohitzun y Hendaia.

Por otro lado, no hay que olvidar que las infraestructuras a pie de mar prosiguen. Baste recordar que desde noviembre de 2005 se está acometiendo la ampliación del dique exterior del puerto de Mutriku, que se alzará 17 metros sobre el nivel del mar y alcanzará 434 metros de longitud.

Perdida de arena intermareal

En cuanto a la pérdida de arena intermareal «que devinieron en aguas de transición y roca intermareal» se justifica por «la dinámica propia del perfil de la playa», debido a forzamientos oceanográficos o meteorológicos como es el caso de las tormentas. En la costa vasca las mareas oscilan entre los 2,2 metros de amplitud en mareas muertas y los 4,5 metros cuando éstas son vivas. Ponen como ejemplo el movimiento de arenas que tuvo lugar entre ese periodo en la playa de Ereaga. Otro ejemplo es el cambio en el curso del canal principal del río en el estuario del Oka, donde se observó una transformación de arenas intermarales a supramareales pero en este caso por un vertido de arenas en la zona sur de la playa de Laida dentro de su programa de regeneración dunar.

Según el último estudio realizado por el departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Lakua, la superficie de dunas existente en la actualidad es de 43,8 hectáreas, lo cual representa el 17% de la original. A pesar de ello, tan sólo un 43% se puede considerar duna en sentido estricto, puesto que los campos dunares que se conservan en Pobeña-La Arena, Zumaia y Zarautz, constituyen el 98% del total.

Los resultados de este análisis de Azti parecen seguir la estela de otros anteriores, que aunque de diferente metodología, ya desvelaban, como el del Observatorio de la Sostenibilidad de España de 2006, el aumento de las zonas artificiales en un 14% entre los años 1987 y 2000, así como la pérdida de playas, dunas y arenales.

La menos amenazada, pero cuidado

El antes citado informe de Greenpeace aludía a que la costa vasca es la menos amenazada de toda la Península, incluso la menos castigada por la fiebre urbanística que recorre sobre todo el Mediterráneo, aunque advertía de que en los últimos tiempos «vive un ritmo de edificación imparable». Sus datos eran que entre los años 1994 y 2005 la superficie urbanizada en la costa vizvaina y guipuzcoana había pasado del 5,2% al 6,5% y en el último año habrían perdido sus características naturales 452 hectáreas de suelo.

En 2005, otra organiación, este vez Ecologistas en Acción, presentó también su campaña Banderas Negras, que otorgaba hasta ocho puntos de grave afección al litoral de Bizkaia y Gipuzkoa. Así, citaba los casos del controvertido proyecto del puerto de Pasaia; las múltiples presiones urbanísticas en la ría de Gernika y Mundaka; los intentos de desecado de la bahía de Txipios en Plentzia; la contaminación y las presiones urbanísticas en la ría del Oria y especialmente el humedal de Motondo; el crecimiento incesante del superpuerto de Bilbo; y la desecación en 2001 del humedal de Zuloko-Ibarreta en Barakaldo pare erigir el centro Ikea.

La erosión se come cada año 30 centímetros de la costa de lapurdi

El Observatorio de la zona costera lleva cinco años estudiando el fenómeno de la erosión en la costa labortana. Para ver la evolución de la costa los investigadores han comparado mapas de 1829 y fotos realizadas en el 2000. Según las imágenes, Lapurdi pierde cada año 30 centímetros de costa. La erosión es particularmente importante en la zona de Erromardi en Donibane Lohizune: en 170 años se ha perdido cerca de 150 metros de costa. Esta cornisa se erosiona por efecto de las olas marinas y de las aguas continentales. Las ciudades, han constatado los estudiosos, son también un factor agravante debido a las barreras de protección que se construyen para ellas y que influyen en la naturaleza costera y la acción del mar. El estudio de la costa de Lapurdi va a continuar hasta el 2013. Ainize BUTRON
de zona
artificial. Eso es lo que aumentó este preocupante dato en el litoral vasco entre 1987 y 2000, según el Observatorio estatal de Sostenibilidad.

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