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El proceso, ayer, hoy y mañana, mira a la superación de la partición político-institucional

La superación de la partición político-institucional de Euskal Herria sigue siendo, hoy igual que ayer, e igual que mañana, la clave del proceso. Es el eje que subyace en el origen del actual bloqueo, y será su resolución la que desatasque el parón. Una obviedad, de hecho, puesto que es esta cuestión, y no otra, la que trasciende las épocas y los distintos ensayos de procesos políticos llevados a cabo hasta ahora en nuestro país. Por ello es imprescindible que las propuestas y alternativas que puedan contribuir a desbrozar el camino, éste o uno renovado, aborden sin complejos y sin dudas este tema troncal. La sustancia política del conflicto es la clave del proceso; siempre ha sido así, por ello ha llegado hasta nuestros días.

De ahí la importancia de la propuesta política presentada por la izquierda abertzale, propuesta que ayer fue expuesta de modo más explícito poniendo el foco en Nafarroa. Podrá concitar más o menos apoyos, más o menos recelos según vaya profundizando -quizás por ello mismo- en las cuestiones fundamentales, pero va al fondo del problema y sería bueno que, una vez que sea presentada en su totalidad el próximo 3 de marzo en Iruñea, sea analizada con detenimiento por el resto de agentes políticos, sociales y económicos de este país; tanto, al menos, como debieran ser analizadas las propuestas políticas que puedan presentar otros partidos. Sería bueno que así sucediera, porque, entre otras cosas, sugeriría o indicaría que comienza a avanzarse en el buen camino, el que debe desembocar, en primera instancia, en un diálogo político verdadero entre todos los agentes, que aborde y asiente unas bases reales para poder dar inicio al proceso democrático. E implicaría, además, que todas las partes dejan de lado excusas y actitudes y declaraciones más o menos prefijadas y tópicas que en nada ayudan a hacer camino.

En este sentido, las respuestas de Gerry Adams en la entrevista que hoy publica este periódico, son esclarecedoras, porque llegan desde una experiencia, sin duda muy concreta y particular, pero siempre enriquecedora. De hecho, sus enseñanzas son muy simples: diálogo y conversaciones entre todos; disposición a asumir riesgos; voluntad política; desterrar estrategias de exclusión, prohibición y represión; derecho a poner todos los temas encima de la mesa, sin condiciones; construir confianza; y respeto por todos los derechos, incluido el derecho de un pueblo a decidir sobre su propio futuro.

Mirando a Irlanda

Desde Irlanda, precisamente, ha llegado otra de las noticias importantes de la semana, de nuevo con Sinn Féin como claro protagonista, puesto que su acción política está rompiendo viejos esquemas y, de paso, logra avanzar en temas muy sensibles para el movimiento republicano y cuya superación es necesaria para el pleno desarrollo del proceso irlandés.

La reunión celebrada por la delegación de Sinn Féin y el jefe de la Policía norirlandesa, Hugh Orde, abordó cuestiones tan decisivas como la connivencia policial con grupos paramilitares, la retención de información en investigaciones policiales, la desmilitarización o la creación de una policía desarmada. De hecho, la reforma policial era uno de los puntos importantes del Acuerdo de Viernes Santo, punto que el Gobierno británico y los unionistas siempre han tratado de retrasar en el tiempo. Pero la dinámica republicana ha llegado también hasta ahí; al tiempo que siguen dándose otros pasos que por estos pagos no merecen la atención de muchos, pero cuya trascendencia obliga a destacarlos, como es la desmilitarización británica de los Seis Condados, simbolizada perfectamente con la desaparición de la base de Crossmaglen -la última, y la más simbólica-, al sur de Armagh. No es una cuestión baladí, y quienes a veces esgrimen el desarrollo del proceso irlandés como guía para no se sabe muy bien quién acostumbran a ocultar estos hechos, quizás para evitar incómodos paralelismos. Cuestiones tan importantes como la desmilitarización o el tratamiento de la política penitenciaria también son enseñanzas, o cuando menos realidades a tener en cuenta del proceso irlandés.

En cierto modo, con las negociaciones ya abiertas en torno a la reforma policial, no se trata sino de ir cumpliendo pasos y compromisos adoptados en el acuerdo político de Viernes Santo, pero también de abordar un diálogo ineludible sobre la actuación e intereses que puedan ocultarse detrás de algunos servicios públicos, como puedan ser éste de la Policía u otros como el modelo administrativo, modelo de educación o de un servicio público de información, por poner únicamente algunos ejemplos. Servicios que en todo proceso político de resolución de conflictos siempre han terminado por saltar a la mesa de negociación.

Irlanda, con sus peculiariedades, sigue avanzando, a veces con sobresaltos y otras con pasos decididos, en su proceso democrático y de resolución del conflicto. Euskal Herria sigue necesitando aún un empujón.

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