El preso político vasco Mikel Negrete empezó el primer día del mes una huelga de hambre con objeto de denunciar la aplicación de la política de aislamiento, recordó ayer Askatasuna. En estos momentos se encuentra en la cárcel de Pau, en el Estado francés. La actitud de Negrete se enmarca en «la lucha para reivindicar estar solo o acompañado por otro preso político dentro de la celda», y ante dicha petición el subdirector de la prisión denegó su estatus político al contestarle que «en la cárcel todos son presos y no existen los presos políticos».

Dado que desde la dirección de la prisión no se respetan sus derechos, y no se aceptan sus peticiones, Askatasuna informó de que Negrete tiene intención de seguir adelante con la huelga de hambre. Hoy cumple 21 días sin comer, y ya ha perdido siete kilos, según informó el organismo. Junto a esta información, añadió que «desde que lo detuvieron no ha tenido ninguna relación con otros presos políticos, ya que ha permanecido solo en la cárcel de Chatearoux».

Askatasuna también denunció el aislamiento político y las demás vulneraciones de derechos que padecen los integrantes del Colectivo de Presos Políticos Vascos, y aprovechó para hacer una vez más un llamamiento a participar en el paro previsto para este viernes en solidaridad con Iñaki de Juana.

Mikel Negrete fue detenido en octubre de 2004, en una operación llevada a cabo en Ipar Euskal Herria. Aunque es originario de Barakaldo, Negrete tenía domicilio en la localidad bajonavarra de Hiriburu en el momento que lo detuvieron.

Macro-operación

Junto a él fueron muchos los detenidos tanto en Nafarroa Beherea como en Lapurdi y Zuberoa. El gran despliegue policial no tenía precedentes, según se informó en aquel momento, y se registraron muchos domicilios en busca de depósitos de armas y explosivos. La misma juez antiterrorista Laurence Le Vert estuvo presente en algunos de los registros llevados a cabo.

En total fueron quince los detenidos, pero también tuvieron que pasar por dependencias policiales algunos de los familiares de los arrestados, aunque pasado uno o dos días en comisaría los dejaran en libertad. Fue el caso de la hija de Negrete, Estebani. Askatasuna denunció en su momento que se utilizara a los familiares «para presionar».