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Pic Feixantajo el laberinto del viento

Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

Albert Salvadó manda una nueva propuesta invernal. Si en la anterior cita hablábamos de la apertura que realizó con Josep María Esquirol en el circo de Gavarnie -Cruzando el hades (1.500 m, V, MD+, 90º, M5)-, en esta ocasión nos trae otra apertura invernal, pero esta vez más al Este.

Nos vamos al Pic Feixant (2.970 m), a una montaña quizá no demasiado conocida por los montañeros vascos. A pesar de faltarle 30 escasos metros para ser tresmil, está rodeada por otras cimas más altas y más conocidas como el Mulleres. En su cara norte, Manu Velázquez, Alex Estela y el propio Salvadó abren un nuevo itinerario, justo a la izquierda de la chimenea norte. Fue el pasado día 27 de enero y, como adelanta el alpinista catalán, el viento fue una constante durante toda la actividad: «A pesar de que nevó cuatro días antes de nuestra actividad, la montaña no estaba cargada; ni mucho menos. A pesar de todo, tuvimos que luchar y gastar muchas energías abriendo la huella, y es que fueron unas cuatro horas y media. Total, que entre la aproximación, el bocata a pie de vía y otras cosas empezamos a escalar a las doce del mediodía. Diez horas más tarde llegamos a la cima, pero durante la apertura tuvimos que sufrir con las jugarretas que nos hicieron pasar las cuerdas y con los distintos intentos de pillar bien el itinerario. En definitiva, los típicos episodios de una escalada que no era del todo evidente. Gracias al olfato de Manu pudimos salir elegantemente y en libre de esta cara norte laberíntica. Otro de los protagonistas de nuestra escalada fue el viento. Nos acompañó durante toda la ascensión. Tras fajarnos duramente, llegamos a la cima a las diez de la noche. Hacía 9º bajo cero y un viento que cortaba. Una cosa curiosa: tres horas más tarde, en la boca sur del túnel de Vielha, la temperatura era de 1º sobre cero; cuatro kilómetros más adelante era de 5º; y en Villaller, ya en el valle, de -5º». Si la falta de evidencia del itinerario y el viento fueron constantes durante la apertura, no es de extrañar que el trío haya llamado a la nueva vía El laberinto del viento. 500 metros de línea, dificultades de MD sostenido y un largo, el tercero, de 5+.

La vía comienza justo a la izquierda del corredor o chimenea norte y, según Salvadó, cabe la posibilidad de que los primeros largos de la vía coincidan con los de la Farsants. «La vía es muy bonita, y creo que es una interesante propuesta invernal. Sobre todo se caracteriza por una sucesión muy atractiva de goulottes mantenidas. La tercera tirada es la más dura», informa el catalán.

La primera goulotte se escala en tres largos de 60 metros y el tercero es bastante difícil, de 5+, hielo escaso y dos pasos de mixto. Eso sí, se podría evitar siguiendo la goulotte principal. Tras esta primera zona más difícil y mantenida, viene una segunda parte más relajada: «Llegas a una zona más tumbada, buscando la arista de la derecha. Se hacen tres largos más (la sexta tirada con algún tramo de mixto) hasta alcanzar un gendarme antes de que la arista se ponga vertical. Se rapela el gendarme hacia la chimenea norte (25 m). De aquí, se toma de nuevo un sistema de goulottes interrumpida por algún bloque; cinco largos más de 50-60 metros que llevan hasta la cima. Encontramos nieve poliestireno, a tramos blanda; buena para progresar y mala para asegurar. Los tornillos fueron inútiles, aunque si la nieve evoluciona quizá sirvan».

Para la apertura utilizaron un juego de aliens, otro de fisureros y otros de camelots nº 3. Horario: 3-4 horas de aproximación, de 6 a 8 para la vía y 2-3 para el descenso.

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