Para el fiscal, ser de la izquierda abertzale es algo incriminatorio
Por si no había quedado claro, el fiscal Enrique Molina lo explicó en la sesión de ayer. Ser una persona «significada" o «referencial" de la izquierda abertzale es motivo suficiente para que la Audiencia Nacional española sitúe su diana sobre ella. Incluso ser alguien «culto y con gran formación intelectual" debe ser motivo de preocupación para aquellos que no quieren verse sentados ante un tribunal.
Iker BIZKARGUENAGA |
El que una persona sea «significada en la izquierda abertzale» o «referencial» de este sector de la sociedad vasca es, en sí mismo, un motivo de sospecha para la Fiscalía de la Audiencia Nacional española. De hecho, entre los argumentos esgrimidos por Enrique Molina para incriminar a varios procesados en el sumario 18/98, figuran el haber asistido alguna vez a asambleas de Batasuna o de Jarrai, haber viajado a Bruselas en una marcha organizada por el movimiento pro amnistía e, incluso, el haber ejercido de apoderado de EHAK en las elecciones de 2005.
Más aún, para sostener las acusaciones que pesan contra algunos de los encausados, el fiscal mencionó que se trata de personas «cultas». Suena a broma de mal gusto, pero no lo es. A modo de ejemplo -uno de tantos-, sobre Mario Zubiaga manifestó que «tiene una fuerte referencialidad en la izquierda abertzale», que «es culto y tiene una gran formación», y que ejerce de profesor en la UPV, donde, entre otras materias, imparte clases sobre desobediencia civil, para concluir que «no es casualidad» que forme parte de la Fundación Joxemi Zumalabe, a la que atribuye «la puesta en práctica de la estrategia de desobediencia de ETA».
No expuso ningún otro motivo en su contra, y por ello pide contra él siete años de cárcel.
El fiscal también citó elementos «inculpatorios» como pertenecer a Eguzki u «otras organizaciones sectoriales de KAS»; haber participado en el proyecto comunicativo de la revista «Ezpala»... siempre para defender que esas personas debían sentarse ante el tribunal.
El fiscal acabó ayer con las piezas de «Egin», Ekin, la Fundación Joxemi Zumalabe y Xaki. Sobre esta última, pasó prácticamente de puntillas y se remitió a la vista oral.
En cualquier caso, utilizó las declaraciones efectuadas por Mikel Egibar durante su cautiverio a manos de la Guardia Civil para sostener las imputaciones que pesan sobre el propio Egibar y otros acusados, como Joxe Mari Olarra y Nekane Txapartegi, sin reparar en sus escalofriantes relatos de torturas.
Para construir las imputaciones de la pieza Ekin, Molina también citó la declaración policial de Xabier Arregi y que denunció haber sido torturado por la Policía española.