El portavoz de la oficina del enviado especial de la ONU para Kosovo, Remi Durlot, aseguró ayer en Viena que Martti Ahtisaari está dispuesto a modificar su propuesta para Kosovo en caso de que alguna de las dos partes, que hoy se reunirán en la capital austríaca, presente una alternativa aceptable para la otra. En esta última ronda de negociaciones participarán sendas delegaciones de Belgrado y Pristina así como Ahtisaari y su adjunto, Albert Rohan.

Mientras los albanokosovares ya han anunciado su deseo de que el plan permita alcanzar la independencia, el Gobierno serbio ha dejado claro que no admitirá ninguna propuesta que no preserve la integridad territorial y ha expresado su esperanza de que el Consejo de Seguridad de la ONU bloquee cualquier iniciativa que «suponga una escisión en un estado miembro». Así las cosas, Ahtisaari reconoció el fin de semana que «no cree en milagros» y que no espera que ambas partes lleguen a un acuerdo.

En principio, está previsto que las conversaciones en Viena duren hasta el 2 de marzo. Durante este plazo de tiempo, las dos delegaciones deberán exponer sus propios puntos de vista y discutir, uno a uno, los doce anexos relativos a las cuestiones técnicas de la propuesta.

Tras estas negociaciones, el enviado especial presentará la versión definitiva del plan ante el Consejo de Seguridad de la ONU para su consideración.

En opinión de Rohan, «no hay una verdadera alternativa» y «Serbia no pierde nada, puesto que, de hecho, Kosovo no está bajo control serbio desde 1999».

«Si los serbios de Kosovo analizan nuestras propuestas sin prejuicios no vemos ninguna razón para rechazarlas», declaró al diario vienés «Courier». El proyecto pide que Kosovo «se gobierne a sí mismo de forma democrática y con total respeto por la ley», recomendando la adopción de una Constitución propia y postulando su derecho para «negociar y adherirse a acuerdo internacionales, incluido el derecho a su inclusión como miembro en organizaciones internacionales». Prevé también una amplia autonomía para las áreas de mayoría serbia.

En este contexto, un grupo que se presentó con las mismas siglas que el UÇK reivindicó a través de un mensaje enviado por correo electrónico la explosión que el lunes dañó tres vehículos de la ONU en Pristina.