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El torpedeo serbio al último intento mediador de la ONU cierra el telón de las negociaciones sobre Kosovo

Tal y como presagió la propia ONU, Serbia no cede un ápice y la última ronda negociadora de la ONU ha sido un fiasco. Pristina, presionada por el nerviosismo de la población, espera que no haya sido más que un trámite y que no haya más rebajas a sus aspiraciones.

Dabid LAZKANOITURBURU

Debo confesar honestamente que las dos delegaciones mantienen puntos de vista diametralmente opuestos». Con estas palabras el enviado especial de la ONU, Martti Ahtisaari, dio ayer por clausurada la última ronda negociadora de las delegaciones serbia y kosovar en torno al futuro estatus del enclave.

Las conversaciones, que arrancaron el pasado 21 de febrero en el centro Austria de Viena, concluyeron como habían empezado y confirmaron el pesimismo ya adelantado por el propio ex presidente finlandés.

La parte serbia acudió con un mandato claro del nuevo Parlamento serbio, surgido de las urnas a finales de enero: la negativa rotunda al plan presentado por Ahtisaari el pasado 2 de febrero, y que concede a Kosovo una independencia supervisada temporalmente por la «comunidad internacional» para, a cambio, reconocer a las minorías en el territorio, preferentemente la serbia, un grado de autogobierno que algunos analistas comparan, con matices, al de la República Srpska (Serbia en Bosnia); solución impuesta por los Acuerdos de Dayton para poner fin a la guerra de Bosnia en 1995. La propuesa de Ahtisaari hace referencia a una descentralización administrativa inspirada en el modelo de las islas Aland.

Lo que a estas alturas ha quedado claro es que la parte serbia ha desplegado una táctica de ganar tiempo, bloqueando cualquier posibilidad de acuerdo.

Han contado y cuentan para ello con la «sensibilidad» occidental para con los continuos agravios sufridos por Serbia y con los nervios, justificados o no, que genera en algunas cancillerías europeas -entre ellas la española- la posibilidad de que Kosovo, al que no se reconoció nunca el estatus de república yugoslava, logre la independencia.

La táctica dilatoria, a la que la UE coadyuvó al retrasar la presentación del plan de Ahtisaari hasta después de los comicios en Serbia, explica la posición de torpedeo de la delegación serbia en Viena. Sus miembros han rechazado uno tras otro todos los puntos del plan de la ONU y se han enrocado en la defensa ni más ni menos que de la primacía de la Constitución de Serbia en Kosovo.

Se aferran para ello, no sin motivo, a la resolución 1244 de la ONU que, pese a convertir Kosovo en un «protectorado«, ratificaba en 1999 la soberanía teórica serbia sobre este territorio

Veton Surroi, jefe de la delegación albano-kosovar, ha comparado esta última ronda negociadora con una partida de ping-pong. «Belgrado comienza todas las negociaciones insistiendo en que cada punto del plan de Astisaari debe armonizarse con la Constitución serbia. Es inaceptable».

«No había que esperar ningún acuerdo entre Belgrado y Pristina», aseguró el jefe de la delegación serbia y consejero de la Presidencia serbia, Leon Kojen.

Un acuerdo imposible a la vista de que la delegación serbia se saltó el guión marcado por Ahtisaari -que preveía esta última ronda negociadora como un espacio para que las dos partes presentaran aportaciones a los puntos de su plan- y, en palabras del negociador albano-kosovar Skender Hyseni, «básicamente ha propuesto un acuerdo completamente nuevo».

Los enviados de Belgrado no sólo han negado la mayor -la pérdida de su territorio «mítico»- sino que han rechazado, uno tras otro, los aspectos relativos a la futura Constitución de Kosovo, a la articulación de la minoría serbia en el futuro «Estado» y a la protección de la herencia cultural y religiosa ortodoxa en este territorio, mayoritariamente habitado por albaneses musulmanes.

Por contra, la delegación albano-kosovar insistió ayer en que «hemos respetado la aceptación (por parte de Pristina) de la proposición en su conjunto».

Así las cosas, Ahtisaari anunció una nueva reunión con ambas partes el próximo 10 de marzo en Viena. Será un último encuentro, una conferencia internacional, al que el enviado especial ha invitado a representantes de la UE, de la OTAN y de la MINUK, misión de la ONU en el enclave kosovar.

El mediador finlandés se comprometió a revisar su texto teniendo en cuenta las discusiones de la última semana y a someter «la proposición revisada a tiempo a los responsables de las dos partes para que puedan examinarla antes de la última reunión».

Advertencia albano-kosovar

La delegación albano-kosovar, que ya anunció en su día que iba a la última ronda de Viena «como muestra de buena voluntad», anunció tajante ayer, por boca de Skender Hyseni, que «esperamos que Ahtisaari no introduzca modificaciones sustanciales al documento, algo a lo que nos oponemos con toda firmeza».

Y es que los albano-kosovares consideran la proposición de Ahtisaari como una propuesta de mínimos y su ambigüedad calculada a la hora de establecer la soberanía de Kosovo levanta ampollas en amplios sectores de la población del enclave.

El movimiento Vetëvendosje (Autodeterminación) rechaza todo el proceso negociador desde su inicio e insiste en exigir la declaración unilateral de independencia. Su portavoz, Albin Kurti -en prisión después de la manifestación del pasado 10 de febrero, que acabó con la muerte de dos personas-, criticaba duramente el plan de la ONU tras su presentación días antes. «Nos dicen que tendremos una bandera, símbolos nacionales y un himno. Eso lo tienen hasta los equipos de fútbol», aseguró, para criticar que el plan «divide Kosovo en dos entidades: una de mayoría albanesa, gobernada por la UE, y otra de mayoría serbia, dirigida por Belgrado». Desde entonces, diez vehículos de la ONU y de la OSCE han sido atacados. Al menos uno de los atentados ha sido reivindicado en venganza por los dos muertos y en nombre del antiguo Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK), guerrilla albanesa que se enfrentó a mediados de los noventa con las armas a la represión del Gobierno serbio.

Oficialmente, y al margen de la utilización habitual de sus siglas como franquicia para reivindicar atentados, esta guerrilla aspira a convertirse en el germen del nuevo Ejército kosovar una vez que el actual Cuerpo de Protección de Kosovo -organización policial que sirvió para encuadrar a los guerrilleros- quedó oficialmente disuelto.

Conscientes de que la tensión sube enteros, sus antiguos líderes, como el actual primer ministro, Agim Ceku, y el opositor Hashim Taçi, han impulsado la creación de una comisión interpartidaria de unidad en torno al plan de la ONU en un intento de hacer frente al creciente malestar de la población kosovar. Un malestar que se retroalimenta con la estrategia de dilación protagonizada por Belgrado en todo el proceso.

Mientras la población y la clase política albano-kosovar interpreta de manera creciente cada retraso en el proceso como una victoria de Serbia, el diario kosovar "Sot» advertía recientemente de que «la situación es cada vez más frágil. La violencia puede reaparecer en cualquier momento y lugar».

El comandante de las fuerzas de la OTAN en Kosovo, el general alemán Roland Kather lanzaba ayer un SOS a los políticos: «Por favor, haced todo lo posible para llegar a una decisión muy rápidamente, tan rápida como sea posible», urgió.

Belgrado no quiere ni oir hablar de «independencia» de Kosovo y utiliza como quintacolumna a la minoría serbia, justificadamente recelosa después de haber sufrido un proceso de limpieza étnica y de periódicos pogromos en sus poblaciones.

Pristina sólo está dispuesta a conceder «tiempos» en un proceso que exige tenga como meta la independencia de Kosovo frente a una «Gran Serbia» que reprimió de forma salvaje sus aspiraciones.

Y los fantasmas balcánicos amenazan con volver desde sus frágiles tumbas.

Calendario

cumbre el 10 de marzo

El enviado especial de la ONU ha convocado para justo dentro de una semana a ambas partes y a representantes de la ONU, de la OTAN y de la UE a una conferencia internacional en Viena en la que presentará su última propuesta sobre el estatus de Kosovo. Ahtisaari ha anunciado que revisará el texto e incluirá referencias a algunas de las desavenencias mostradas por ambas partes.

al consejo de seguridad

Ahtisaari ha anunciado que presentará antes de que termine este mes su propuesta definitiva sobre el futuro del enclave.

decisión final

La decisión final corresponderá a este selecto club de la ONU, que probablemente debatirá el proyecto y tomará una resolución en abril de este año, coincidiendo con la Presidencia británica del Consejo, o a más tardar en mayo, en plena Presidencia de EEUU. Rusia amenazó con interponer su veto en el Consejo a la propuesta en sus términos actuales. No obstante, el Kremlin ha rebajado el tono en los últimos días aunque insiste en que el citado plan no contará con su aprobación.

transición

Una vez aprobado el plan definitivo, comenzará un período de transición durante el cuál el Parlamento de Kosovo deberá aprobar una Constitución, que deberá contar con el aval de dos terceras partes de la Cámara.

Un mes después de los comicios, Serbia sigue sin Ejecutivo

Las formaciones que lideraron en el año 2000 el fin de la era Milosevic, el DS del presidente, Boris Tadic, y el DSS del primer ministro saliente, Vojislav Kostunica, iniciaron ayer sus consultas para la formación del nuevo Ejecutivo. Mes y medio después de los comicios, la vida política en Serbia parece paralizada y polarizada por la cuestión kosovar.

La prensa y los analistas insisten por lo general en atribuir este parón al hecho de que nadie quiere liderar un Gobierno en un momento tan crítico como el actual. «Acompasar la formación del Ejecutivo permitirá a todos los partidos librarse de la responsabilidad de aparecer como responsables gubernamentales del resultado de las negociaciones», asegura el analista Dragan Bujosevic.

No obstante, el propio Bujosevic avanza que el principal problema sigue siendo que Kostunica reivindica el puesto de primer ministro, pese a que su formación quedó en tercer lugar en los comicios.

El DS exige también ese cargo en las negociaciones, que incluyen al movimiento igualmente pro-UE y reformista G17 Plus. GARA

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Ataques

En los últimos días han sido atacados en Kosovo diez vehículos de la ONU. Algunos ataques han sido reivindicados en nombre de UÇK, antigua guerrilla que luchó contra la opresión serbia.

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