El primer ministro británico, Tony Blair, volvió a superar ayer «in extremis» y con la inestimable ayuda de la oposición conservadora, una nueva rebelión laborista, esta vez en contra de sus planes para modernizar su arsenal nuclear.

409 diputados votaron a favor del proyecto, que incluye la construcción de nuevos submarinos equipados con misiles nucleares Trident, frente a 161 que votaron en contra, alrededor de 90 de ellos diputados del Partido Laborista.

El apoyo tory a este proyecto se reveló determinante, toda vez que los laboristas cuentan actualmente en la Cámara de los Comunes con una mayoría de 67 votos. Horas antes, tres parlamentarios laboristas dimitían de sus respectivos cargos ministeriales para lograr libertad de voto y hacerlo así contra los planes nucleares de Blair.

Paralelamente, un grupo numeroso de diputados presentó oficialmente una enmienda para retrasar sine die el debate de este proyecto.

Por contra, Blair instó en su discurso de ayer ante los Comunes en instar a la aprobación inmediata de su plan. «No podemos retrasar esta decisión, urgió, insistiendo en que el programa, «que tiene una duración de 17 años, debe iniciarse inmediatamente».

Contó para ello con el aval expresio del Partido Conservador, cuyo líder, David Cameron, justificó el voto afirmativo de su grupo asegurando que «podemos trabajar juntos en pos del interés nacional».

Por contra, el líder del Partido Liberal Demócrata, Menzies Campbell, cuyo grupo unió sus votos a los de la rebelión laborista para lograr sin éxito aparcar el debate, recordó que esta decisión «precipitada» minará la posición de Londres en la perspectiva de la próxima conferencia sobre el Tratado de No Proliferación Nuclear en 2010.

Blair anunció a principios del mes de diciembre la modernización del arsenal nuclear británico. El sistema Trident, consistente en misiles balísticos intercontinentales ubicados en una flota de cuatro submarinos, tiene supuestamente una vida útil de 30 años, que teóricamente acabaría en 2024.

Coste e hipocresía

Sin embargo, el Gobierno ha propuesto unirse a un programa militar construir mientras tanto una nueva generación de submarinos para reemplazar a los Vanguard.

Los nuevos sumergibles costarán, según el Gobierno, unos 29.000 millones de euros en un plazo de 30 años, si bien los ecologistas de Greenpeace calculan que el costo final podría ser hasta cinco veces más alto.

En la oposición al proyecto se incluyen representantes del clero protestante y católico y sindicatos, además de grupos antinucleares y todo el elenco de formaciones de izquierda. Acusan al Gobierno de hipócrita ya que se opone, paralelamente, a un eventual rearme nuclear de Irán y Corea del Norte y alertan de que el programa alentará la carrera de armamento.

Varias personas han sido detenidas en las últimas horas en protestas en todo el país.

La de ayer es la más importante rebelión laborista después de que en 2003 138 diputados, entre elos el entonces ministro de Exteriores, Robin Cook, votaron en contra de la invasión de Irak.