El juego del Real Madrid deja mucho que desear. Capello es muy criticado por ello. Sin embargo, en la forma que tiene él de ver el fútbol no hace falta hacer grandes alardes para ganar un partido. El conjunto blanco no fue mejor que el Athletic a la hora de trenzar jugadas, mover el balón ni en motivación. Pero tampoco le hizo falta. La efectividad en sus acciones de ataque fue suficiente. Fieles al estilo de su técnico italiano, los blancos se limitaron a defender ordenados para decantar el partido a su favor con apariciones puntuales de sus estrellas: Beckham, Van Nistelroy y compañía.

Increíble, pero 0-2

Se esperaba que los jugadores del Athletic saltaran a San Mamés hipermotivados al tratarse de una de las citas más atractivas del calendario. Los resultados de los rivales también invitaban a arriesgar. El Madrid se vio superado por el ímpetu de los rojiblancos durante la primera mitad y obligado a defender los envites de los locales encerrado en su campo. Sin lograr crear ocasiones claras, el Athletic se acercó constantemente a la portería de Casillas. La mejor opción de abrir el marcador la dispuso Aduriz, pero el juez de línea se equivocó y pitó fuera de juego cuando el donostiarra encaraba en solitario al portero de los merengues.

El ataque madridista no daba señales de vida por ningún lado. Sin embargo, a un equipo con su estilo no le hace falta. Capello sabía de la importancia de las jugadas de estrategia en un partido como el de ayer y por eso puso en el once a Beckham. Una falta lejana botada a la perfección por el inglés sirvió para que Sergio Ramos adelantará a los blancos con un remate de cabeza. Aparte de su acierto ante el gol, el central madridista mostró sus grandes dotes para repartir estopa a diestro y siniestro. La permisividad del colegiado con el sevillano también influyó, para que después se quejen de los árbitros.

Pese al tanto encajado, el Athletic no decayó en su empeño y siguió mandando sobre el campo. Los rojiblancos imprimieron un ritmo alto y se hicieron acreedores a la igualada, sobre todo, en el remate que falló Iraola solo delante de Casillas y un disparo cruzado de Etxeberria.

El Real Madrid resistió las acometidas de los leones, que completaron uno de los mejores primeros tiempos que se recuerdan. Pero, de nuevo, -un poco antes avisó Beckham con un testarazo que detuvo Aranzubia con apuros- en una acción aislada en la que Cicinho dejó en evidencia a Javi González, marcaron el segundo por mediación de Van Nistelroy.

Parecía increíble que, tras lo visto, el Athletic se fuera al descanso con un resultado tan abultado en contra. La enorme calidad de los futbolistas madridistas resultó injusta, pero decisiva. Tres jugadas de ataque, dos goles.

El Athletic ni siquiera pudo intentar remontar el resultado en la segunda mitad. Antes de que Mané se decidiera a dar entrada a Yeste y Urzaiz, el Real Madrid sentenció el partido con el tercer tanto obra de Van Nistelroy. Los rojiblancos defendieron de forma lamentable un córner, siendo incapaces de despejar la pelota de las inmediaciones del área. El ariete holandés no perdonó y con un disparo secó marcó su segundo tanto de la noche a un Aranzubia que hizo de estatua.

La ventaja era ya muy grande y el Athletic trató de maquillar el tanteo. Dispuso de varias opciones para hacerlo, aunque una vez más, el Madrid fue más efectivo al rematar Higuaín al poste. Llorente consiguió reducir diferencias cuando faltaban diez minutos para el final, pero en la siguiente jugada Guti se regocijó con el cuarto de su equipo.