El próximo martes, 8 de mayo, el DUP y Sinn Féin encabezarán el nuevo Gobierno autonómico irlandés. Mucho camino se ha andado desde la firma del Acuerdo de Viernes Santo en 1998.

Nueve años después, los protagonistas de este proceso se reúnen en Belfast en circunstancias bien distintas: el primer ministro laborista, Tony Blair, prácticamente se despedirá de la vida política, ya que se espera que esta semana anuncie la fecha en la que abandonará la dirección de su partido y la del Gobierno británico; por su parte, el primer ministro irlandés, Bertie Ahern, encara unas elecciones generales en medio de un escándalo de corrupción que podría costarle la pérdida de varios escaños; los unionistas del DUP, que se negaron a firmar el Acuerdo, ahora se erigen como el centro de éste, prometiendo un gobierno efectivo e instituciones estables para los norirlandeses; los republicanos siguen presentes, seguros de que este proceso político es el camino a seguir para obtener una Irlanda unida.

La diáspora irlandesa en los Estados Unidos estará representada por el senador demócrata Ted Kennedy.

Sin embargo, la pompa y ceremonia del próximo martes es simplemente una celebración de lo que es ya una realidad. Desde que en una rueda de prensa el pasado 27 de marzo Paisley afirmó que formaría Gobierno con Sinn Féin en mayo, unionistas y republicanos no han dejado de trabajar como un ejecutivo.

Paisley y McGuinness

Las reuniones entre Paisley y McGuinness han sido constantes. Ya han oficiado su primera recepción conjunta para recibir al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y ambos unieron sus voces para pedirle a la Unión Europea un mayor apoyo financiero para la recuperación de la agonizante economía del norte de Irlanda. Gracias a estas gestiones, consiguieron más de un billón de euros, que deberán invertirse en los próximos seis años.

Ambos compartieron avión con el secretario de Estado británico, Peter Hain, cuando viajaron hasta Escocia el pasado jueves 3 de mayo -en mitad de la elección autonómica escocesa- para pedirle al responsable de las finanzas británicas y eventual futuro primer ministro británico, el laborista Gordon Brown, un mayor compromiso con las necesidades financieras del norte de Irlanda.

Pero por encima de los pragmatismos, lo que ocurrirá el próximo martes es que dos tradiciones políticas, históricamente enfrentadas, comenzarán a trabajar unidas para tratar de alcanzas un mejor futuro para todos los ciudadanos norirlandeses.