Las últimas semanas están siendo testigo de los preparativos a los que está siendo sometido el frontón Astelena de Eibar para volver a acoger partidos de pelota de la máxima categoría. Se le ha dado una mano de pintura para rejuvenecerlo y, ayer mismo, varias personas se afanaban en limpiar el graderío. Pasado mañana se darán cita en su cancha Abel Barriola y Patxi Eugi con el objetivo de elegir el material que utilizarán el próximo domingo en la primera semifinal del Manomanista.

El zaguero de Leitza mostraba hace unos días su preocupación ante el estado del suelo, que en su opinión estaba «muy áspero». No obstante, confiaba en que cualquier problema estuviera subsanado para el día del partido.

«La Catedral» acogió su último festival el 1 de marzo de 2005. Lleva, por tanto, más de dos años cerrada. Fue una decisión de Aspe, que optó por trasladar sus festivales al Municipal de Bergara al no llegar a un acuerdo económico con los propietarios de la infraestructura.

Situado en la calle Isasi, muy cerca de la plaza Unzaga y, por tanto, del corazón de la villa, el Astelena abrió sus puertas el 24 de junio de 1904. Así lo afirman al menos quienes se han dedicado a estudiar su historia.

Dicen asimismo que el nombre proviene de que los lunes la asistencia al frontón era cita casi obligada al salir de los talleres, aprovechando que el primer día laborable de la semana se afrontaba con mayor relajo que el resto.

Durante sus más de cien años de historia ha tenido altibajos y problemas. Por ejemplo, en 1934 fue pasto de las llamas y durante la Guerra de 1936 una bomba causó graves destrozos en su estructura. Ha sido cobijo no sólo para la pelota, sino también para las más diversas actividades deportivas y culturales.

También se fue adecuando a los nuevos tiempos, con sendas remodelaciones en 1969 y 2000. A partir de este domingo, el recinto eibartarra volverá a estar en primera línea. Esperemos que por mucho tiempo.