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La NBA ha favorecido unas semifinales de conferencia que apuestan por un espectáculo gris

En el baloncesto profesional estadounidense mandan las audiencias. David Stern, jefazo de la NBA, sabe mucho de esto. Y sin embargo, con sus acciones y sanciones ha beneficiado a San Antonio Spurs, el paradigma de la tacañería baloncestística más claro de la última década.

Izkander FERNÁNDEZ

Ocurrió en el cuarto partido, cuando quedaban 18 segundos para que acabase el choque, con una mínima ventaja de tres puntos a favor de los Suns de Phoenix, 100-97. Manu Ginobili, alero de San Antonio Spurs, se había jugado un balón surgido de un aclarado. El argentino penetró hasta el aro y falló una clara bandeja. El rebote lo capturó Raja Bell, de los Suns, y su entrenador le indicó que le diese la pelota a su base, Steve Nash.

Lo que Mike D'Antony buscaba era asegurarse los tiros libres ya que San Antonio estaba obligado a hacer falta para cortar el juego. Nash salió disparado hacia la canasta contraria por la parte derecha de su ataque. Y allí lo esperaba Robert Horry.

Esta vez, el nombre de Horry no es sinónimo de magia, de triple decisivo, de partido desastroso y aparición estelar en el último segundo. En esta ocasión, la aparición de Horry fue negativa. Esperó a Nash y cuando pasaba por su lado, fríamente, soltó su codo izquierdo enviando a Nash contra la publicidad estática. El base de los Suns salió volando, Horry se dio la vuelta como si nada, D'Antony salió disparado a por Horry, igual que Raja Bell. Con un manotazo al brazo de Nash hubiese sido bastante. Pero Horry pareció esforzarse en hacer daño. En enrarecer el ambiente. Horry fue expulsado.

Reglamentos y desacuerdos

En el momento en el que Ginobili se jugaba su tiro, todo el banquillo de Phoenix estaba de pie, contemplando la jugada, sabedor de que en esa canasta le iba la vida. En apenas 10 segundos Nash estaba empotrado contra el suelo. Parece ser que Stoudemire y Diaw dieron un paso al frente, que salieron del banquillo con un acto casi imperceptible para ver como estaba Nash.

Para el quinto partido, la NBA sancionó a Stoudemire y a Diaw con un partido de suspensión. Ninguno de los dos se acercó a donde se habían enzarzado Raja Bell y Robert Horry. Ni siquiera llegaron a ayudar a Nash a recuperar la verticalidad. Pero no jugarían el quinto partido, el que les podría dar la ventaja de cancha y el que podía decantar la balanza a favor de los Suns.

David Stern se escudó en el reglamento y en que hay que aplicarlo. Los Suns perdieron el quinto partido en su cancha por 88-85. Y el sexto en San Antonio. Los Spurs jugarán la final de Conferencia ante Utah Jazz. Y los Suns, se quedan en blanco otra temporada. Siendo favoritos. Con Dallas eliminado.

La acción de Stern carece de sentido. O si él quiere, el reglamento es un disparate. Horry le dio un codazo de lucha libre a Nash y fue expulsado para los últimos 20 segundos de partido. Stoudemire y Diaw salieron un metro del banquillo y no pudieron disputar el quinto partido.

La NBA ha favorecido a San Antonio Spurs e insta a las franquicias a cambiar la reglamentación si lo creen necesario. Pero David Stern afirma que mientras sea así, se seguirá adelante con él. Lo curioso es que minutos antes del incidente entre Horry y Nash, ocurrió otro altercado dentro de la cancha y Tim Duncan, ala-pívot de los Spurs, salió para separar a sus compañeros. No fue sancionado.

Claro que ahora está metido en un buen lío. Las finales de Conferencia han deparado choques desiguales que favorecen otra final de la NBA entre San Antonio Spurs y Detroit Pistons. Es difícil que Utah Jazz o Cleveland Cavaliers den la sorpresa.

La final que disputaron Spurs y Pistons en 2005 fue una de las más bajas en cuanto a audiencia y calidad de espectáculo.

Van Bundy deja Houston

Carrol Dawson, mánager de los Houston Rockets anunció el sábado que Jeff Van Gundy no sería renovado. Dawson alegó a dificultades para llegar a un acuerdo. Una bonita forma de decir que Van Gundy no accedió a ser relegado de su cargo.

De esta forma, Houston buscará un entrenador con más personalidad, alguien que, además de conseguir buenos récords en temporada regular, también sea capaz de sacar partido a una plantilla como la de los Rockets. Hay nombres y entrenadores ilustres sin banquillo que buscarán un nuevo hogar este verano. Seguro que alguno aterriza en Houston. Y pronto.

 

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