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«¿Dónde nos habéis traído?», lloraban los inmigrantes al desembarcar en Libia

Sin apartar la vista del pesquero, entre lágrimas, y preguntando a la tripulación, con la mirada, «¿dónde nos habéis traído?», desembarcaron ayer de madrugada en el puerto libio de Trípoli los 25 inmigrantes rescatados el miércoles por un pesquero español.

TRÍPOLI

El pesquero español Nuestra Madre de Loreto atracó pasadas las tres de la madrugada en el puerto libio de Trípoli con los 26 inmigrantes rescatados y el cadaver de uno más a bordo. La entrada se produjo después de que las autoridades de Libia autorizaran, el viernes, el atraque del barco que dos días antes localizó una lancha a la deriva y rescató a sus ocupantes.

José Luis Sestayo, patrón del pesquero, dejó entrever su preocupación al señalar que «los chavales», todos ellos «muy educados» y sin desatender nunca a las órdenes que se les daban, van a estar «peor» en Libia de lo que han estado los tres últimos días a bordo de la embarcación alicantina compartiendo barco y provisiones con sus catorce tripulantes.

Sestayo relató que desde la noche del miércoles, cuando la lancha fue avistada por el pesquero a unas 90 millas frente a las costas libias, los inmigrantes, con edades comprendidas entre los 18 y los 25 años, «se reían, hablaban como podían con los marineros sobre fútbol y miraban una revista que teníamos. Estaban contentos -afirmó-, porque pensaban que iban para Italia o España».

La comunicación era difícil, por señas y unas pocas palabras en inglés, pero la mayoría, aseguró el patrón del pesquero tenían la ilusión de que eran trasladados a unos de esos dos destinos hasta poco antes del desembarco en Libia y «recibieron con tristeza la noticia».

De madrugada, cuando el pesquero llegó a Trípoli, las autoridades libias ya los estaban esperando a la entrada del puerto. Un grupo de funcionarios subió a bordo, agrupó a los inmigrantes en cubierta y les hicieron preguntas durante varios minutos hasta que se los llevaron a tierra, donde permanecieron sentados en el muelle durante 40 minutos, según Sestayo.

El patrón recordó que los jóvenes «miraban todo el rato el barco», que muchos estuvieron llorando en tierra, que algunos se resistieron a ser metidos en los coches que les trasladaron a otro lugar y que parecían preguntarles «¿dónde nos habéis traído?» con la mirada.

La lancha a la deriva fue vista sobre las 23.00 horas del miércoles a la deriva. Cuando se acercó al pesquero, uno de sus ocupantes se lanzó al mar con una garrafa en la mano para nadar hasta el barco, aunque las fuertes corrientes lo arrastraron y obligaron a los marineros a auxiliarlo y subirlo a bordo. Los demás permanecieron en la lancha, que fue amarrada al pesquero, y al amanecer, se arrojaron al mar y los pescadores los fueron rescatando uno a uno.

un fallecido

Uno de los inmigrantes rescatados por el pesquero español falleció antes de ser socorrido, tras volcar la lancha motora y quedar hundido bajo sus compañeros de travesía.

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