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Rodolfo Cuesta Trula, «Astolfo» Miembro de TAT

La tortura, ¿te preocupa o no te preocupa?

Las personas torturadas nos hemos integrado en el TAT, entre todos nos damos apoyo, juntamos nuestras voces... para acabar con la tortura. Pero... ¿debemos hacerlo solos?

El 30 de junio, el TAT realizó un acto contra la tortura, y en él se leía un texto en el que se realizaba una serie de preguntas: «¿Cómo es posible que en el año 2007, en Europa, todavía haya que concentrarse contra la tortura? ¿Que todavía los torturados tengan que exigir su reconocimiento? ¿Que haya miedo a la tortura?...», a las que yo añadiría unas cuantas más después del sabor agridulce que me dejó este acto, muy bien hecho, con gran sentimiento, pero al que no acudió la cantidad de gente que yo pensaba que iba a ir por la trascendencia del tema que se denunciaba.

Y qué decir de organizaciones y partidos políticos que se llenan la boca con la palabra democracia y que piden, con la boca pequeña, respeto para los derechos humanos de todos. Ojalá fuesen sinceros y se comprometieran un poco en esa búsqueda de respetos, pero para algunos existimos personas vascas de 2ª categoría, o de 3ª..., me refiero a IU, PNV y a Nafarroa Bai, que se han negado a recibirnos las veces que hemos llamado a su puerta. Eso sí, el PNV, en Madrid, pide que se apruebe que el delito de torturas no prescriba. Es algo que nosotros también pedimos, y sería perfecto si ese fuese el único de los problemas de la tortura y si el Gobierno español tuviese la mínima intención de cumplirlo. Pero lo más importante es conseguir que la tortura desaparezca y para ello hay que pedir la eliminación de toda la maquinaria que la posibilita, comenzando por algo que ustedes aprobaron en el Parlamento vascongado: la no-incomunicación del detenido, ¿lo van a cumplir cuando su Ertzaintza detenga a alguien? Y no me vengan con pamplinas de que eso lo ordena Madrid, ustedes pueden poner a un detenido inmediatamente en manos del juez. Y qué decir de Nafarroa Bai, llevan días y días reuniéndose con el PSN, bajando una y otra vez sus mínimos para el gobierno de Nafarroa, todo sea por una poltrona más cómoda y económicamente más apetitosa, cómo cambia el ansia de poder, os juntáis con aquellos que tienen la potestad de terminar con la tortura, y a nosotros, los perjudicados, nos dais con la puerta en las narices. En este tema, se está o no se está, no vale acordarse de nosotros en campaña y luego si os he visto no me acuerdo, no vale querer ganar votos con nuestro sufrimiento y luego agravarlo con vuestro desprecio.

Sé que cada uno se marca sus prioridades, que no podemos acudir a todos los actos que se convocan, que en Euskal Herria, por desgracia, hay miles de actos de protesta por la cantidad de conculcaciones de derechos que existen, pero yo me pregunto, y no deseo echarle nada a nadie en cara, si de verdad a la mayoría de la sociedad le preocupa el tema de la tortura, ¿cómo es posible que contra ella sólo nos juntemos un grupo reducido de personas?, ¿Cómo es posible que en el acto de Bilbo la mayoría de los que acudimos éramos o afectados por la tortura o allegados?

Estamos intentando llevar la problemática de la tortura a todas las instituciones, luchando para que políticos, sindicatos y movimientos sociales se posicionen, que den pasos efectivos contra la tortura..., por mi cabeza siguen rondando preguntas, ¿cómo es posible acabar con la tortura sin una gran movilización social? ¿Cómo es posible si no mostramos todos juntos la repulsa que nos causa este tema?

Pienso en las miles de personas que hemos sentido el horror causado en esos guantánamos del Estado español, 7.000 desde la aprobación de la Constitución española, miles de personas que hemos salido de comisaría destrozados física y síquicamente, personas que nos encontrábamos con que se nos negaba nuestra existencia, se nos ignoraba, y de esa manera se nos volvía a torturar, pues se nos dejaba casi a solas con nuestras pesadillas, teníamos el arrope de nuestros familiares y amigos, de algunas organizaciones como el TAT y, cómo no, del resto de personas torturadas, pero casi se nos obligaba a hablar sobre el tema en murmullos.

Las personas torturadas nos hemos integrado en el TAT, entre todos nos damos apoyo, juntamos nuestras voces para que se nos oiga, hemos ido a Europa, hemos sacado un manifiesto el que marcamos los pasos que hay que dar para acabar con esa lacra, pero... ¿debemos hacerlo solos? ¿No vamos a sentir ese arrope popular que tanto necesitamos?

Tristemente, en esta tierra, hay una sola cosa que consigue hacer que los políticos poltroneros muevan el culo, el sentir que si dan la espalda a un tema concreto la sociedad les va a pasar factura, eso sólo se consigue movilizándose, demostrándoles que las personas torturadas tienen multitud de voces a su lado que se van a unir a las suyas para conseguir ese reconocimiento que nos merecemos, que no podemos consentir que nadie más pase lo que ya demasiados hemos pasado. Ese dolor, ese terror, ese miedo a la tortura debe desaparecer de las cabezas de la sociedad vasca, nadie más debe temer el ser torturado. Hay que trabajar duro para llegar a conseguirlo, demostrándoles que miles de personas quieren que de una vez por todas se reconozca que la tortura se ha usado, y se usa, de una forma sistemática y no sólo para conseguir declaraciones autoinculpatorias, sino también para anular a las personas, como método de venganza, y que quieren, que exigen, que se acabe con ella.

El texto que se leyó en Bilbo acababa con un párrafo que resume mucho de lo que digo en este escrito: «...es el momento de tomar decisiones. No es el momento de realizar declaraciones hoy y olvidarlas mañana, no es el momento de andar con templanzas. Casi todos, o muchos por lo menos, creen que existe la tortura, creemos que existe la tortura, es el momento de actuar».

No dejemos que esto perdure, juntémonos, luchemos, movilicémonos, marquémonos la lucha contra la tortura como una prioridad, ¡acabemos con la tortura!

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