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«La operación retorno»: una constante en la época moderna de un club singular

La particular, y emblemática, filosofía del Athletic obliga a los vizcainos a pescar en un mercado muy reducido. Es por ello, por lo que durante los últimos 35 años no han sido pocos los que han vestido la zamarra rojiblanca en dos etapas o los jugadores «repatriados» por el club.

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Beñat ZARRABEITIA

La vuelta de Aitor Ocio y de David Cuéllar al Athletic este verano no supone ninguna novedad dentro de la historia reciente del conjunto bilbaino. De hecho, desde 1972, el regreso de ex jugadores que no se encontraban cedidos o los fichajes que se encontraban actuando fuera de Euskal Herria ha sido una realidad.

La primera «operación retorno» y la única conocida como tal se produjo en la década de los 70. Fue de la mano del presidente José Antonio Egidazu. Así, el primero en llegar fue José Mari Lasa procedente del Granada en el verano de 1972. Dos años más tarde, Pedro Mari Zabalza aterrizaba desde Barcelona. En 1975, y a cambio de 12 millones, Jabo Irureta se enfundó la camiseta del Athletic, tras pasar por el Atlético de Madrid.

Aunque el fichaje más importante de la época fue el de Iñaki Txurruka. El zarauztarra fue fichado tras pagar 50 millones al Sporting de Gijón en 1976. Se trató de una ficha récord. Durante ese año, Txurruka, fue una de las grandes estrellas de campeonato y uno de los principales artífices de que el Athletic llegará a las finales de Copa y UEFA.

Un año más tarde, llegaban Aitor Agirre y Fernando Tirapu, procedentes del Racing y Valencia respectivamente. La de Agirre fue una incorporación que desató gran controversia en Bilbo. Su elevado coste, 17 millones, tras haber sido desechado cuando jugaba en el Sestao, fueron una losa para él. Agirre venía de completar muy buenos años en Santander, donde saltó a la fama en setiembre de 1975, cuando junto a su compañero Manzanera fue llevado a comisaría por portar brazaletes negros en memoria de los fusilamientos de Txiki, Otaegi y tres miembros del FRAP. Idéntico gesto al que realizaron los jugadores del Athletic en Granada.

Según confesó años más tarde el propio interesado, el Athletic también estuvo interesado en aquella etapa por Christian Sarramagna, interior labortano del mítico Saint-Ettiene de los setenta.

Posteriormente, durante la época dorada de Clemente, los rojiblancos apenas hicieron incorporaciones. Los títulos suponían el cenit para un club que empezaba a recoger los frutos íntegramente cosechados en Lezama. Pero tras romperse ese mítico conjunto, el Athletic se vio inmerso en una profunda crisis. Entre 1986 y 1988, la práctica totalidad de la plantilla que logró las ligas y la Copa dejó el club.

Para tratar de paliar esta situación, en julio de 1987, y tras engrosar 80 millones para sus arcas, el Athletic se hace con los servicios del colchonero Pello Uralde en un trueque con Andoni Goikoetxea. Un año más tarde, y por expreso deseo de Kendall, Aurtenetxe intenta repescar a Julio Salinas. De hecho, propone al Atlético un nuevo cambio, ésta vez a cambio de Biurrun, pero el de San Adrián acabó en el Barcelona.

En 1990, con Lertxundi en la presidencia, y Clemente otra vez en el banquillo, el Athletic contrató a Valverde. Un año más tarde, uno de los campeones de los ochenta, Luis De La Fuente, retornaba a Bilbao.

Con el centenario, más regresos

El verano de 1994 fue otra etapa prolífica en el capítulo de fichajes y rumores sobre retornos. Ese año, y tras embolsar 150 millones más Eskurza, Jon Andoni Goikoetxea engrosaba las filas del Athletic. El entonces presidente, Arrate, intentó incluir también a Txiki Begiristain, pero el de Olaberria no llegó. Ese mismo año, y tras ser dado de baja en el Barça también sonó la posible vuelta de Zubi, pero finalmente terminó en Valencia.

Tras el nefasto año de Stepanovic, Arrate tiró de talonario y contrató a dos de los jugadores más importantes que ha dado el país: Lizarazu y Urzaiz.

El centenario del club supuso una nueva oleada de llegadas y retornos. Así, el Athletic pagó 2.000 millones por Roberto Ríos, cantidad que el portugalujo nunca pudo justificar. Además, Alkorta, Ferreira y Javi González volvieron al Athletic.

En los últimos años, los retornos se limitaban al de Aitor Karanka en 2003. Ese mismo verano los rojiblancos intentaron las repesca de Nagore. Al igual que hicieran el invierno pasado con el fallido fichaje de Iván Campo. Pero este verano, tras las incorporaciones de Cuéllar y Ocio, está pendiente el posible regreso de Iraizoz.

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