Sin la misma intensidad que durante el fin de semana pero con las mismas ganas de «liarla», de pasarlo en grande, de «echar unas risas» con el amigo, y también, para qué negarlo, de reírse del amigo. Así afronta Gasteiz la recta final de sus fiestas. Como ya habrá tiempo para descansar, ¿por qué no acercarse y participar en los múltiples y variados eventos festivos? Ésa fue la opción escogida ayer por los que se pasaron por el recinto de las txosnas a tomar parte en Entxosnazio Eguna.

Aunque el tiempo tampoco colaboró en exceso en la jornada de ayer, no consiguió enfriar el ambiente festivo de la ciudad. Entxosnazio Eguna fue, una vez más, un gran éxito en cuanto a la afluencia y participación popular se refiere. Y, cómo no, otra muestra más de lo que significan las txosnas para las fiestas de Gasteiz. La comida popular, primer acontecimiento anunciado para la jornada, estuvo protagonizada por el buen ambiente que se extendió sobre las tres largas mesas situadas bajo la enorme carpa. Asier Sanz de Ugarte, miembro de la Comisión de las Txosnas, cifraba en «aproximádamente 130» los asistentes al evento, «un poquito más de gente que el año pasado». Una cifra como para que los de la Comisión de Txosnas puedan estar contentos porque, ante la novedad que supuso la comida popular del Entxosnazio Eguna del año pasado, la cantidad de gente no sólo se ha mantenido, sino que ha ido en aumento.

Abriendo el apetito

Como era de prever, la comida comenzó con retraso. Apenas medio centenar de personas acudían puntuales a la cita, es decir, para las 14.30. Más de un pote tuvieron que beber antes de empezar a comer mientras escuchaban la prueba de sonido del grupo invitado para la romería, ya que los últimos en llegar se sentaron pasadas las tres. No pasa nada, la impuntualidad está al orden del día durante todas las fiestas. Además, ésa es una buena forma de abrir el apetito, con permiso de quienes faenaban en la cocina.

Los comensales tuvieron ocasión de saborear un exquisito menú. No es habitual poder degustar, por ejemplo, una lasaña o unos pimientos rellenos de pescado en una comida popular de este tipo. Pero es que con compromiso y buena organización -dos de las virtudes de la Comisión de Txosnas- se puede llegar lejos.

Una vez saciado el hambre y habiendo gozado del café y la copa, los encargados de organizar el acontecimiento recogieron rápidamente las mesas y sillas para que los asistentes hicieran la digestión bailando al compás que marcaba el grupo Luhartz. Era tiempo de romería. Los ritmos de Luhartz invadieron la carpa de 400 metros cuadrados.

La vergüenza no es buena compañera en el arte de ligar y qué mejor que un individuo con salero, buen humor, ritmo y un micrófono colgado a la oreja baje del escenario para organizar el patio, además de cantarte los pasos y los cambios de pareja.. Los bailables se alargaron hasta bien entrada la tarde y no faltaron risas y diversión. Pero Entxosnazio Eguna todavía guardaba más de una sorpresa.

La Comisión de Txosnas había reservado una noche muy especial para despedir este evento hasta el año que viene. Los alrededores del escenario comenzaron a colmarse para escuchar los aires gallegos de La Matumbá. Esta formación, compuesta por nueve músicos, recaló en Gasteiz, dentro de la gira que están llevando a cabo con motivo de la presentación de su disco «Lume».

Después los gasteiztarras de Betagarri tenían cita en el escenario para volver a la carga con sus ritmos más bailongos.

Ya a las 4.00 de la madrugada, Txan Magoa tenía previsto dejar «ojopláticos» a quienes todavía conseguían mantener los párpados levantados.