La ministra de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales británica (Defra), Hilary Benn, confirmó ayer un segundo caso de fiebre aftosa en Surrey, al sur de Inglaterra. Los análisis fueron realizados el lunes en una granja de 50 cabezas de vacuno. Las vacas, que habían sido sacrificadas como medida de prevención al presentar síntomas de la enfermedad, estaban en la zona de protección establecida en torno a la granja donde se encontró el primer grupo de animales infectados.

Benn subrayó que la rapidez en detectar este segundo caso demuestra la valía de las medidas de control. «Es el resultado de las visitas que el personal veterinario hizo a la instalación. Ayer -por el lunes- notaron síntomas clínicos de fiebre aftosa en los animales. Se tomó la rápida decisión de sacrificarlos y las pruebas se hicieron de madrugada. Están en la zona de protección, lo que evidencia la necesidad de mantener la vigilancia», manifestó a la BBC.

Tras localizarse el primer caso en Surrey, Londres dispuso una zona de protección de tres kilómetros en torno a la explotación agrícola afectada y otra de vigilancia de diez kilómetros.

La veterinaria asesora del Gobierno, Debby Reynolds, explicó que el lunes por la noche ordenó sacrificar esta segunda manada de ganado como medida para contener el mal, que causa ulceraciones en los morros y pezuñas del ganado.

Estas últimas noticias han aumentado los temores a que se repita lo ocurrido en 2001, cuando siete millones de animales fueron sacrificados, provocando una gran crisis en la agricultura y la ganadería, que afectó también al turismo rural.

La titular de Medio Ambiente también explicó que los expertos en bioseguridad han centrado su investigación en la manera en que comenzó el brote, en un supuesto vínculo entre la primera granja afectada y un laboratorio de vacunas cercano.

De hecho, a última hora de la tarde se conoció que el informe que estaba elaborando la Comsión de Salud y Seguridad (HSE) en el laboratorio Pirbright, identificado por el Gobierno como posible origen del brote, establece que existen «indicios serios» de que el origen del virus de la fiebre aftosa se encuentra en el citado laboratorio, cercano a las dos granjas afectadas.

Los inspectores, sin embargo, no precisaron el origen exacto de la variante.

La HSE se refirió también a la existencia de una «posibilidad real» de que la enfermedad se trasmitiera a las granja a causa de una acción humana. Por otro lado, determinó que las probabilidad de que el virus se extendiera por las inundación que afectaron al país en las últimas semanas o a través del aire eran «insignificantes».

Antes de conocer el informe, el director general del Sindicato Nacional de Ganaderos, Richard MacDonald, subrayó que si se descubriese que el nuevo brote de fiebre aftosa se debe al escape del virus de uno de los dos laboratorios de Pirbright, sería «un duro golpe» para la industria.

300.000 dosis

Como parte del dispositivo de prevención, Londres ha movilizado equipos de vacunación en el área infectada y ha ordenado elaborar 300.000 dosis de esa variante específica. Merial Animal Health, que comparte el complejo de Pirbright con el Instituto de Salud Animal, será la encargada de su fabricación.

Los supermercados, mientras, tendrán que recurrir a importaciones cárnicas debido a la prohibición de transporte de ganado desde las explotaciones a los mataderos.

Agricultores y ganaderos temen posibles pérdidas por la prohibición de Comisión Europea de exportar animales vivos, carne y leche.