GARA > Idatzia > Eguneko gaiak

La muestra «Entre picasso y Dubuffet» se abre hoy en Bilbo

La colección de Jean Planque, «un místico del arte», visita el BBAA

La exposición «Entre Picasso y Dubuffet» presenta en el Museo de Bellas Artes de Bilbo 150 cuadros de 50 artistas, pertenecientes a la colección de Jean Planque, que trazan un recorrido por el arte del siglo XX. La muestra incluye obras de Pierre Bonnard, Cézanne, Edgar Degas, Robert y Sonia Delaunay, Jean Dubuffet, Gauguin, Juan Gris, Paul Klee, Fernand Léger, Manolo Millares, Claude Monet, Pablo Palazuelo, Picasso, Redon, Renoir, Roualt, Tàpies y Van Gogh.

p003_f01.jpg

Karolina ALMAGIA | BILBO

«He amado más a los cuadros que a la vida», solía decir Jean Planque. De origen campesino y carácter modesto, sin estudios, discreto y tímido, este hombre de negocios llegó a convertirse, gracias a su pasión por la pintura, en un prestigioso coleccionista, un apasionado connoiseur que trabajó como asesor para la importante galería Beyeler de Basilea. Cuadro a cuadro, escultura a escultura, Jean Planque conformó una excepcional colección particular, parte de la cual se puede visitar desde hoy en el Museo de Bellas Artes de Bilbo.

«Entre Picasso y Dubuffet. La Colección Jean Planque» permanecerá abierta hasta el 18 de noviembre y viene a ofrecer un recorrido por el arte del siglo XX a través de 150 obras de 50 artistas, entre ellos Pierre Bonnard, Paul Cézanne, Edgar Degas, Robert y Sonia Delaunay, Jean Dubuffet, Paul Gauguin, Juan Gris, Paul Klee, Ferand Léger, Manolo Millares, Claude Monet, Pablo Palazuelo, Pablo Picasso, Odilon Redon, Pierre-Augueste Renoir, Georges Rouault, Antoni Tàpies y Vincent Van Gogh.

«El interés de esta exposición se centra, no sólo en que reúne obras del mejor arte del siglo XX, sino en que posee el encanto del ojo del coleccionista -advirtió ayer el director del Museo de Bellas Artes, Javier Viar, durante la presentación a la prensa de la muestra-. Nos sirve también para reflexionar sobre el hecho de coleccionar, pero, además, Planque es un coleccionista muy particular, con una mirada muy especial».

Lluís Reverter, secretario general de La Fundación La Caixa, entidad que ha producido la muestra, definió ayer a Jean Planque como un hombre que «seguía una línea clara; compraba lo que le gustaba y, aunque no era millonario, nunca vendía nada». La exposición, comisariada por Florian Rodari, conservador de la Fondation Jean et Suzanne Planque, con sede en Laussane (Suiza), se presenta, por tanto, como un homenaje al coleccionista suizo Jean Planque (1910-98).

Según explicó Rodari, fue el encuentro con un cuadro de Paul Cézanne lo que cambió la vida de este hombre que «se hizo coleccionista casi sin querer. Hubiera querido pintar, pero nunca se atrevió, era demasiado tímido y modesto para ello. Después de conocer a Cézanne, que fue su modelo absoluto, empezó a reunir obras de cubistas como Picasso, Laurens y Léger. Hasta que tuvo un encuentro con Dubuffet, quien le abrió las puertas del art brut».

Planque, que llegó a hacerse habitual de Pablo Picasso -se dice que éste le pedía consejo mientras pintaba-, se sentía muy orgulloso de su amistad con los grandes pintores. «Es muy probable que, dentro de cincuenta años, los cuadros que he logrado reunir ya no tengan ningún interés. Pero lo que no se podrá borrar es lo que he hecho con mi vida: mi fabuloso destino. Lo que he llegado a ser, a partir de la nada, sin cultura, sin fortuna. Todos aquellos a quienes he conocido, a quienes he tratado. De eso sí estoy orgulloso», dejó dicho.

Se equivocó en su previsión. Su colección sigue despertando hoy el interés y la admiración de todos los expertos. También en vida el «ojo» de Planque alcanzó un gran prestigio. Según contó ayer el comisario de la muestra, cuando Planque se quedaba mirando fijamente un cuadro media hora, «inmediatamente el marchante subía el precio de la obra».

En 1954, el galerista Ernst Beyeler fue a ver a Planque, aconsejado por el pintor Walter Schüpfer, y le propuso trabajar para él. Planque, que andaba mal de dinero, aceptó, pero le advirtió que se guiaría por su instinto y cambiaría completamente la línea de la galería. Durante veinte años, y con una libertad absoluta, Planque se dedicó a la «caza» de cuadros, frecuentando talleres de artistas, visitando galerías y museos, y convirtiendo a la galería Beleyeler en un prestigioso y boyante negocio. «Se movía por corazonadas. Un día vio un cuadro de un pintor desconocido y encargó diez del mismo autor. Se trataba de Tàpies», describe Florian Rodari.

«Planque era casi un místico del arte», añade.

Siglo XX

En la muestra «Entre Picasso y Dubuffet. La Colección Jean Planque» se incluyen obras de Monet, Gauguin, Juan Gris, Paul Klee, Van Gogh, Tàpies, Cézanne, Bonnard, Millares y Palazuelo, entre otros. Es un especial recorrido por el arte del siglo XX.

buen gusto

Jean Planque fue un coleccionista poco común. De origen humilde, se guió por corazonadas y por su pasión por el arte, pero llegó a tener un criterio tan respetado que los marchantes le observaban para poner el precio a los cuadros.

Orgullo

«Es muy probable que, dentro de cincuenta años, los cuadros que he logrado reunir ya no tengan ningún interés. Pero no se podrá borrar mi fabuloso destino: todos aquellos a quienes he conocido y tratado. De eso sí estoy orgulloso», dejó dicho.

Un conjunto coherente reflejo del «ojo» de Planque

Mientras iba comprando para la galería Beyeler de Basilea, Jean Planque iba formando su propia colección. Lo hacía en base a su gusto personal, por mero placer, y aprovechando su amistad con los artistas. La coherencia del conjunto queda de manifiesto en la muestra abierta en el Museo de Bellas Artes, donde no sólo están representadas las grandes figuras, sino también artistas menos conocidos.

Tras descubrir la obra de Paul Klee y el arte informal, Planque se apasionó por la obra de Staël, Vieira da Silva, Bazaine y, sobre todo, Roger Bissière, de quien reunió un considerable conjunto de obras. Gran amante de la naturaleza, le gustaba la pintura matérica, las materias terrosas, las superficies de arena mezclada con pigmentos naturales.

En la exposición de Bilbo se incluye una amplia muestra de las obras que consiguió reunir de Dubuffet, que, además de reflejar una opción estética, testimonian la historia de una amistad. Fue Dubuffet quien enseñó a Planque a ver el arte con otros ojos y a seguirlo en su pasión por los artistas del art brut. En cuanto al cubismo, Planque nunca pretendió reunir muchas obras de este movimiento, inaccesible para él por su precio, pero llegó a poseer un conjunto desigual que pone de manifiesto su interés por un arte que se reinventa constantemente.

La exposición «Entre Picasso y Dubuffet. La colección Jean Planque» ocupa gran parte de la sala de Arte Contemporáneo del primer piso del Museo de Bellas Artes. Es, para el comisario Florian Rodari, «un lugar con la luz y el espacio necesarios para que cada obra se pueda mostrar con la fuerza que posee». K.A.

ASESOR ARTÍSTICO

Entre 1955 y 1972, Planque se dedicó exclusivamente a la caza de cuadros: de una galería a otra, visitando museos, frecuentando talleres e interrogando agentes. Fue libre para comprar lo que quiso para la galería Beyeler de Basilea.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo