Cada año mueren más de tres millones de menores de cinco años por causas y afecciones relacionadas con el medio ambiente. El medio ambiente es, pues, uno de los factores que influyen de forma más decisiva en el tributo mundial de diez millones de defunciones infantiles anuales, y también es muy importante para la salud y el bienestar de las madres. La exposición a riesgos ambientales perjudiciales para la salud puede comenzar antes del nacimiento. Y es que, aunque sólo el 10% de la población del mundo son niñas y niños menores de cinco años, ese grupo de edad sufre el 40% de la carga de enfermedad relacionada con el medio ambiente.

Así lo pone de manifiesto la Organización Mundial de la Salud (OMS), que este año ha dedicado su anual certamen fotográfico al complejo vínculo que existe entre el medio ambiente y la salud pública. Fotógrafos y productores de vídeo de 56 países han presentado más de 2.500 trabajos, de los que ahora la OMS ha colgado en su página web aquellas imágenes ganadoras y las que han recibido algún tipo de mención; en total, 40.

Entre las muestras presentadas se incluyen imágenes positivas que ponen de relieve los efectos beneficiosos de unos entornos sanos y seguros: niños jugando en ambientes saludables, aptos y propicios; agua salubre; aire limpio, y un clima estable, etcétera. En contraste, otras imágenes muestran la cruda realidad de nuestro medio ambiente hoy en día: los peligros en los desguaces de buques; niños que beben agua contaminada con arsénico; personas que respiran atmósferas muy contaminadas; riesgos ocupacionales de los trabajadores en los vertederos... Uno de los trabajos presentados en vídeo incluye una animada canción de rap sobre la contaminación del aire en los espacios interiores y la seguridad en el hogar, y otros muestran el impacto de los desechos y el estigma de la discapacidad mental y física.

Es la realidad plasmada a través de fotografías y vídeos. La otra realidad, la del día a día, revela que los peligros medioambientales causan alrededor de un cuarto de la carga total de morbilidad en el mundo, y casi el 35% en regiones como el África subsahariana. Si el medio ambiente fuera más saludable, cada año se podrían evitar hasta 13 millones de defunciones.

El agua sucia como causa de muerte

El río Ganges, por ejemplo, recibe cada minuto 1,1 millones de litros de aguas residuales sin tratar, cifra particularmente alarmante si se considera que en un gramo de heces de esas aguas puede haber diez millones de virus, un millón de bacterias, mil quistes de parásitos y un centenar de huevos de helmintos. Se contraen por ello enfermedades tales como diarrea, cólera, disentería, fiebre tifoidea, helmintiasis y tracoma. Sólo un ejemplo de una realidad que revela que el 86% de las aguas residuales urbanas de América Latina y el Caribe y el 65% de las de Asia se vierten sin tratar en ríos, lagos y mares.

El agua sucia causa diarrea, que mata, según se estima, a 1,8 millones de personas en todo el mundo. Pero la OMS tampoco se cansa de recordar que alrededor de un millón de niños y niñas mueren cada año por causa de enfermedades provocadas por la contaminación del aire en sus hogares. En más del 75% de las casas de la mayoría de los países de Asia y África se utilizan para cocinar combustibles sólidos tales como madera, estiércol, carbón o restos vegetales, que producen un humo negro que, inhalado, provoca o agrava diversas afecciones respiratorias, como la neumonía u otras infecciones.

Los contaminantes del aire y del agua, los plaguicidas presentes en los alimentos, el plomo presente en el suelo y muchas otras amenazas ambientales conviven con el ser humano a diario.

Pero esto no sólo sucede en los países más empobrecidos, aunque allí las consecuencias sean más graves, sino que también en las sociedades occidentales la contaminación del medio ambiente se esgrime ya como la causante del cada vez mayor número de cánceres, problemas respiratorios y alergias que las consultas de pediatría observan cada día entre los más pequeños.