La actriz estadounidense Barbara Hershey se encuentra en el Zinemaldi de Donostia presentando su último trabajo, «El pájaro no vuela». En él se retrata la historia de una mujer que debe volver al pueblo donde nació para enterrar a su hija; un lugar imaginario llamado Fairland, que está siendo engullido por tormentas de arena a causa del cierre de su mina de diamantes. Allí encontrará a un nieto del que no había oído hablar y con el que tendrá que emprender una ardua tarea de aproximación. La actriz, que encarnó a María Magdalena en «La última tentación de Cristo» de Martin Scorsese, aseguró que se sintió atraída por este trabajo, más que por su personaje, por las «imágenes que veía en el guión», que no podía «quitarse de la cabeza». «No es una película de palabras, aunque las haya, y eso me encanta», dijo, al tiempo que apuntó que nunca había sentido algo igual en un rodaje, «con la arena metida en cada una de las partes de mi cuerpo».

Enamorada de su profesión

También dijo estar de acuerdo con las intérpretes estadounidenses que se lamentan de que a partir de una determinadad edad deja de haber papeles para ellas. No obstante, prefirió no hablar demasiado de ello y sólo dijo que «es una pena» porque asegura que así no se soluciona nada y que, al final, sólo queda la queja. En ese sentido, apuntó que los galardones «son galardones» y representan «momentos de afirmación», pero también dijo que su efecto «no dura mucho tiempo. Yo en lo que me centro es en el hecho de que quiero mucho a mi profesión», apostilló.

Hershey, unida a títulos como «Hannah y sus hermanas», «Un día de furia» o «El ojo público'', obtuvo dos veces el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes, por «Vidas distantes» de Andrei Konchalovsky, y «Un mundo aparte», de Chris menges, además de un Emmy y un Globo de Oro por otros trabajos, y una nominación a los Oscar como mejor actriz de reparto por «Retrato de una dama». La intérprete holliwoodense se mostró como una persona que habla bien de sus propios compañeros de profesión y que reconoce su admiración por aquellos que hacen público su compromiso político. «Tienen el derecho de hacerlo como cualquier otra persona y los admiro. Sé que mucha gente los critica porque dicen estar interesados únicamente en lanzarse a sí mismos. Yo aprecio su valentía por tomar ese riesgo», aseguró en una entrevista concedida a la agencia EFE.

Hershey renunció a pronunciarse sobre ningún realizador ni para bien ni para mal. Por el contrario, afirmó que «sí es cierto» que ha trabajado con personas «muy difíciles», pero subrayó que la mayoría de sus compañeros son «gente buena y sensible», aunque «de vez en cuando» alguien rompa esa opinión favorable.