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Pruden Jaso Arana Técnico en Prevención de Riesgos

Hablemos de muertos

Aunque a veces tengan papeles firmados de que han recibido información, ¿alguien se cree que estas personas están informadas de los riesgos de las obras en las que trabajan, que trabajan las horas que les corresponden, que cobran lo que les corresponde?

Berantevilla (Araba), 6 de septiembre de 2007. Dos muertos y dos heridos por inhalación de gases, en trabajos efectuados en una empresa de tratamiento de residuos. Sin saber cómo ha ocurrido exactamente -ya que Osalan no ha publicado las conclusiones de la investigación- me lo puedo imaginar. Los trabajadores fallecidos no tenían ni idea de los riesgos a los que se enfrentaban, ni sabían cómo actuar ni tenían medios para ello.

Este año, al igual que los anteriores, bastante más de cien personas morirán trabajando en Euskadi.

Mediante este escrito quisiera transmitir mi punto de vista sobre el sector en el que me ha tocado trabajar, la construcción. Las obras de construcción son un cúmulo de tareas: movimiento de tierras, estructuras, albañilería, tejados, fachadas, electricidad, etc. Son muchos los factores que pueden intervenir en la disminución del número de muertos y heridos graves en la construcción. A con- tinuación enumero tres de ellos de obligado cumplimiento y, a mi entender, imprescindibles para cualquier persona que entre en una obra:

-Una formación básica en Seguridad y Salud.

-Una información clara de los riesgos específicos de la obra en la que va a trabajar.

-Equipos de protección individual adecuados: casco, botas de seguridad y los que sean necesarios según los trabajos a desempeñar: gafas, protección respiratoria, arneses... etc.

¿Cómo se justifica que una empresa ha entregado equipos de protección individual? Con un documento firmado por el trabajador donde consta que los ha recibido. La formación y la información de riesgos se justifican de la misma manera.

Las empresas constructoras tienden cada vez más a desprenderse de su personal de «a pie de obra» y subcontratar el mayor número posible de actividades. Para ello cuentan con técnicos que se encargan de la subcontratación con el precio y el plazo como objetivos preferentes (no olvidemos que las empresas están para ganar dinero).

Y así está el sector, con empresas constructoras que invierten un montón de recursos negociando precios y plazos con las subcontratas. «¡Esto tiene que estar para la semana que viene como sea!», sin dedicar apenas tiempo para informar a sus subcontratados de los riesgos en su obra; muchas veces un «te mandarán unos papeles, ya sabes, para que me los firmes». La comprobación de si la otra empresa cumple con la legislación vigente suele ser del tipo «tendrás todos los papeles, ¿no?», recibiendo la típica respuesta: «¡sí, hombre, la seguridad es lo primero!». La comprobación se ha realizado.

Por último, las subcontratas, las subcontratas de las subcontratas... Muchas veces gente sin escrúpulos ofreciendo su producto (entre otros, personas) en un mercado marcado por los precios, moviendo el personal de obra en obra, cada vez con más inmigrantes; antes eran extremeños, castellanos y gallegos, ahora portugueses, rumanos, ecuatorianos, pakistaníes, magrebíes, búlgaros, chinos, etc. Personas que en vez de ir con calzado de seguridad suministrado por la empresa, van muchas veces con su calzado particular. Gente que en muchos casos no habla castellano ni euskara o prefieren no hablarlo para no tener que dar explicaciones. Personas que comen en la misma obra, mientras los «buenos» nos vamos al bar a comer. Personas que no saben qué es un plan de seguridad, ni una información de riesgos, ya que la documentación se queda, pues eso, en la oficina. Personas que a mí, como técnico, me da reparo pedirles el nombre porque sé que muchas veces no voy a encontrar un miserable papel relativo a seguridad y salud. «Si tienen contrato, mucho», suele decir la gente de la obra. Y los ha contratado mi cliente, un señor importante que conoce a gente importante. No directamente, porque los ha contratado la subcontrata de la subcontrata de la subcontrata, pero es igual. O debería serlo.

Aunque a veces tengan papeles firmados de que han recibido información de riesgos, formación en seguridad, y todo lo que se les pida, ¿alguien se cree que estas personas, que muchas veces sólo hablan su idioma propio, están informadas de los riesgos de las obras en las que trabajan? ¿Alguien se cree que estas personas trabajan las horas que les corresponden? ¿Alguien se cree que estas personas cobran lo que les corresponde, según el convenio vigente?

Algunos de los que se mueren son de éstos. Esto es lo que hay, y lo sabemos todos. Y otras personas del mismo sector, sin saber dónde meter tanto dinero.

Más de cien muertos al año. Y los llamamos accidentes, como si fueran fruto de la casualidad.

Yo siento vergüenza.

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