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pleno de politica general en Gasteiz

Ibarretxe ofrece a Madrid un pacto antes de la consulta del 25 de octubre de 2008

El lehendakari propone un pacto con el Gobierno español para que «respete la voluntad de la sociedad vasca» y «se comprometa a incorporar este reconocimiento y su ejercicio en el ordenamiento jurídico». Algo como «el punto cero» acordado en julio de 2005 entre el Gobierno y ETA, pero para la CAV. Con o sin pacto, Ibarretxe anuncia una consulta para el 25 de octubre de 2008 que habilite un proceso de normalización.

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I. IRIONDO | GASTEIZ

La consulta que tanto ha dado que hablar en los últimos años ya tiene una fecha concreta: 25 de octubre de 2008. Y tiene también un objetivo: ratificar un pacto entre Lakua y Madrid sobre el rechazo a la violencia y el respeto a la voluntad de la sociedad vasca o demandar a ETA y el Gobierno español que inicien un proceso de diálogo para el final de la violencia y a los partidos que abran un proceso de negociación para alcanzar un acuerdo de normalización democrática.

La diferencia es que, si hay pacto con Madrid, el referéndum será jurídicamente vinculante y estará convocado por el presidente del Gobierno español y el lehendakari; y si no hay pacto la consulta la convocará unilateralmente el Parlamento de Gasteiz, probablemente en un contexto de enfrentamiento con los poderes del Estado español. Un escenario inédito en los últimos treinta años.

A bote pronto, la vicepresidenta primera del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, le respondió al lehendakari «con sólo tres palabras: Constitución, Constitución, Constitución», recordán- dole además que está «tasado y muy tasado» «quién, cómo y cuándo» tiene la potestad de convocar un referéndum.

Después, habló José Luis Rodríguez Zapatero desde la residencia veraniega de Vladimir Putin en Sachi. Como cuando se aprobó el «Plan Ibarretxe» -según recalcó el Gobierno- dijo «escucharé a Ibarretxe, pero él me va a escuchar a mi también». Y anticipó que «nada se va a hacer si no es con respeto a la Constitución, las leyes y el Estado de Derecho». También Putin metió la cuchara para defender «el principio de integridad territorial».

La iniciativa inicial del lehendakari está dirigida al Gobierno español y entra dentro de lo posible que a partir de marzo sea el PP quién esté en la Moncloa. Y las palabras de Mariano Rajoy no fueron más alentadoras que las de Zapatero. A su entender, la propuesta de Ibarretxe es «ilegal, un chantaje y va contra la Constitución».

Todo hace pensar que cuando en junio Juan José Ibarretxe haga balance y se presente ante el Parlamento de Gasteiz para ver cómo plantear la consulta del 25 de octubre, será difícil que lo haga con el acuerdo de Madrid.

La hoja de ruta de Ibarretxe

El lehendakari guardó con celo su texto. No adelantó el discurso a los medios de comunicación y los traductores del Parlamento casi se ven también privados de un elemento fundamental para su labor. Fue tras dos horas de intervención cuando empezó a relatar las fases de su hoja de ruta.

El primer paso es tratar de alcanzar un pacto con el Gobierno español «sobre dos principios claros: El principio ético de rechazo a la violencia y el compromiso de la sociedad vasca con las vías única y exclusivamente políticas y democráticas. Y el principio democrático de respeto a la voluntad de la sociedad vasca, y el compromiso de incorporar este reconocimiento y su ejercicio en el ordenamiento jurídico».

El segundo paso llegará en junio de 2008, después de las elecciones a Cortes de marzo. El lehendakari propondrá un pleno monográfico del Parlamento de Gasteiz. Si hay acuerdo con Madrid, el objetivo sería refrendarlo y autorizar un referéndum para su ratificación. Si no hay acuerdo, propondrá que la Cámara autorice convocar «una consulta habilitadora» para superar el bloqueo y «que sea la sociedad vasca, con su decisión, quien nos traslade el mandato de abrir un doble proceso de diálogo y de negociación que conduzca al final definitivo de la violencia, por un lado, y abordar la solución del conflicto político, por otro»

El tercer paso será la consulta del 25 de octubre de 2005. En caso de que haya acuerdo con Madrid, sería una ratificación del mismo. Si no lo hay, se trataría de que la sociedad vasca envíe un mensaje -sin validez jurídica, pero sí política- para que ETA y el Gobierno inicien un proceso de diálogo para el fin definitivo de la violencia, y para que los partidos abran un proceso de negociación.

La hoja de ruta anunciada por el Ibarretxe no contempla qué ocurriría si el Gobierno español prohíbe y trata de impedir la celebración de esa consulta. Se limitó a defender su legalidad, aduciendo que si los gobiernos catalán y andaluz pueden convocarla por qué Lakua no.

Si la consulta se celebra y la ciudadanía respalda las intenciones del lehendakari, el cuarto paso sería que, por un lado, ETA mostrar su determinación de poner fin a la lucha armada y negociara con el Gobierno español «todos los aspectos relacionados con el final de la violencia»; y, por otro lado, «todas las fuerzas políticas vascas, sin exclusiones, estarían comprometidas a poner en marcha una mesa de negociación política para alcanzar, en un plazo fijado de antemano, un Acuerdo de Normalización Política sobre el derecho a decidir del Pueblo Vasco, las relaciones de territorialidad y, por supuesto, todas aquellas cuestiones que los partidos consideren de interés, que a continuación sería sometido a referéndum resolutivo».

Según la propuesta de Ibarretxe, ese acuerdo político «debe tener la vocación de la máxima integración, pero sin vetos por parte de nadie». Y el consenso no debiera ser mayor que el que se exigió y se exige para mantener el marco actual.

El acuerdo alcanzado por las fuerzas políticas sería sometido a un referéndum resolutivo en el segundo trimestre de 2010, según los planes de Ibarretxe.

Elecciones anticipadas

De la hoja de ruta diseñada por el lehendakari se desprende que las próximas elecciones autonómicas serán antes de abril de 2009. Juan José Ibarretxe anunció que si en junio del año que viene el Parlamento de Gasteiz no autoriza la celebración de la consulta, lo disolverá y convocará elecciones para otoño.

También avisó de que si la consulta se lleva a cabo, también disolverá la Cámara después de su celebración, sea cual sea el resultado. Es decir, la negociación del acuerdo de normalización se haría con una nueva correlación de fuerzas en el Parlamento de Gasteiz.

Madrid y los suyos dicen no

Si el Gobierno español y los primeros espadas del PP salieron de inmediato para rechazar la propuesta de la consulta popular con palabras más o menos gruesa, también los grupos parlamentarios del PSE y del PP circularon por el mismo carril.

Patxi López, desde el PSE, le adelantó que no van a apoyarle en «la consulta autodeterminista», una iniciativa que «está destinada al fracaso porque no encaja en la legalidad» y supone «simplemente el conflicto». Su propuesta pasa por el modelo de reforma estatutaria, un acuerdo que sea aprobado por amplia mayoría en el Parlamento de Gasteiz, que después sea aprobado en las Cortes Generales y, por último, ratificado en un referéndum por la ciudadanía vasca. López destacó que esta era la fórmula propuesta por Josu Jon Imaz en su artículo «no imponer, no impedir».

Las referencias de López a Imaz no fueron del gusto de Juan José Ibarretxe, quién le espetó que el todavía presidente del EBB tiene una talla política como dirigente político que el secretario general del PSE nunca alcanzará. Además, le advirtió de que mientras no se autonomice del PSOE, no tendrá credibilidad. Se preguntó Ibarretxe cómo fiarse de lo que acuerden con el PSE si después en Madrid lo van a echar atrás, como ocurrió en Catalunya o más recientemente en Nafarroa.

También la presidenta del PP en la CAV, María San Gil, rechazó la hoja de ruta del lehendakari, aunque con mucha más sal gorda en su discurso. No sólo insistió en que la consulta es ilegal, sino que acusó a Juan José Ibarretxe de «dar oxígeno a ETA» con sus planteamientos «ultranacionalistas que son un "claro desafío" a la democracia española». La dirigente del PP añadió que la hoja de ruta del lehendakari «viene a darle la razón a ETA cuarenta años después» de su existencia y tras «casi mil personas asesinadas».

Ibarretxe reaccionó con dureza a estas acusaciones y calificó la intervención de «deleznable».

La izquierda abertzale no se fía

En su turno de réplica, Juan José Ibarretxe señaló que se encontraba «atónito» al comprobar que «las dos orillas» de Parlamento -PP y PSE, por un lado, y Ezker Abertzalea, por otro- rechazaban la consulta y el principio democrático de dar la palabra a la ciudadanía.

En lo referido a la izquierda abertzale la referencia del lehendakari no era en modo alguno exacta. Nekane Erauskin no rechazó la propuesta de consulta, sino que expuso los motivos que el independentismo de izquierdas tiene para dudar de la verdadera voluntad de Ibarretxe y del PNV, después de los antecedentes de lo hecho con el Nuevo Estatuto Político, aparcado tras el portazo de Madrid, o el último proceso negociador, cuando este partido se puso del lado del PSOE.

La portavoz de Ezker Abertzalea aclaró que la consulta debe ser para abrir un nuevo marco democrático y para resolver el conflicto en el conjunto de Euskal Herria. Y destacó que la izquierda abertzale le tiende la mano si va por ese camino.

Como se ve, ayer Ibarretxe lanzó una bola de nieve cuesta abajo. Habrá que ver a dónde llega y a quién arrastra.

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