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Desde la vida cultural de Getxo, Rubia presenta nuevas canciones de piel pop y fondo rockanrolero

Sara Íñiguez ha sido siempre una chica inquieta. Es joven, pero lo fue aún más cuando ganó el Villa de Bilbao al frente de Magic Teapot. Después desapareció la sicodelia, se perdió en el éter y regresó con Rubia.

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Pablo CABEZA | BILBO

Desde hace unas cuantas décadas, Getxo ha sido tierra fértil para la música, sensible hacia los movimientos musicales e inquieta con las guitarras y los ritmos. En los noventa, entre otros, surgieron Magic Teapot, quienes se decantaron por la sicodelia hippie. Ver a Sara cantando era como tener delante el icono de Grace Slick, voz de los míticos Jefferson Airplane de San Francisco. Un día ganaron el Villa de Bilbao y otro día se disolvieron. Sara comenzó a rodar como un canto de los Stones, el viento se le había llevado. Tras varias tormentas, Sara se hizo Rubia, cambió de estilo y dejó de ser hippie. «Se nota que hace tiempo que no me ves. Creo que sigo siendo la misma, visto igual, sigo escuchando la misma música. Me he decantado por escribir canciones cuando todos los que fueron al cole conmigo ya tienen hijos y trabajos fijos... más hippie, imposible»

Sí, Sara es hippie. Lo es ese vestido de la foto, su peinado, sus viajes continuos, sus canciones de amor y vida sin tiempo ni edad, «lo que sé de verdad es que apenas escucho música de ahora... A veces me dicen, `te pareces a tal o tal grupo' (grupos de ahora), y yo pienso: `debemos de tener el mismo disco de Cream'. Procuro no ver la tele o leer revistas de música llenas de opiniones de gente que ni conozco. Prefiero tener mi propio mundo de referentes».

¿Se puede estar perdida en el tiempo y vivir en el presente? Posiblemente sí, al menos así lo demuestran algunas personas de fiar y Rubia, como chica o como concepto, lo demuestra subida a su máquina celeste. «No sé qué es Pop. No sé ya nada. Si ahora los Sex Pistols sacaran un disco, se diría que son un grupo de pop. No suelo meditar nada. No me pienso mucho las cosas. Si meditara, no haría bastantes de las cosas que hago. Van saliendo canciones. Si me gustan las hago. Si no, las tiro. ¿Sabes lo importante de este cedé? Que lo vamos a regalar en cada actuación. Y si fuera por mí, regalaría el doble, y el doble».Las canciones han surgido del talento natural de Sara Ïñiguez, de la excelente cultura con la que ha crecido y raspado sus rodillas. «No necesito fama, pero sí necesito saber que hago las cosas para algo, y que si me meto en una furgo es porque al otro lado del camino hay gente esperando con ganas. Necesito poder pagar bien a mi banda y que estén contentos», sentencia con la ilusión de un acorde. Acordes que también se pueden escuchar en Internet, donde nació el cedé, pues las tres canciones que contiene son las elegidas por sus numerosos seguidores en www.myspace.com/rubiasarainiguez.com. «Como una no sabe lo que está bien o mal, si molan o si no, pues me fío de las críticas populares. Al final estas fueron las que más gustaron, así que me dije, `pues palante'».

Melodías esponjosas, guitarras y rockanroll

«No nos interesa el mundo real. Qué más da si somos así..», canta Sara en el primer corte del cedé single de tres canciones que hoy mismo regalará en el concierto que ofrecerá en Kafe Antzokia de Bilbo. Pegadiza canción que uno se imagina va a ser el top del disco, pero llega «Es por tu bien» y todavía la ola da más de sí, pop cálido destilado en la barra de un bar. «De verdad» cierra con un soberbio rock and roll. Espléndida voz, afinada, sutil en los estribillos y selección natural que eligió a Rubia. Le acompañan en el disco Jokin Salaberria, Dani Merino, Pit Idoiaga e Iñigo San Cristóbal. Producción, Saúl Santolaria.

P.C.

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