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Maite SOROA

Las cosas de la monarquía

Ya vimos por la tele la charlotada que protagonizó quien encarna la máxima magistratura del Estado (español, of course) y ahora todos se aprestan a bailarle el agua y aplaudir el genio hispano que exhibió al pretender hacer callar a quien había sido elegido para hablar. El no podía decir lo mismo.

Pues ayer en «La Razón» el inefable Carlos Dávila titulaba su pieza: «El Rey, más necesario que nunca». Y es que según la cabeza más brillante del periodismo ibérico, «ya hacía falta que los españoles nos sintiéramos orgullosos de nues- tro Rey. Seguro que desde el 23 de febrero de 1981, España no había visualizado mejor el papel básico de nuestra Monarquía. Han pasado muchos años (...)». Qué descariñado se le ve al hombre.

Lo aprovechaba Dávila para zurrarle la badana a ZP: «Chávez, el monstruoso Ortega que impuso un régimen de terror en Nicaragua y un palmero como Kirchner que cede a su señora, una mentirosa de tomo y lomo, el sillón presidencial forman parte del abominable grupo de amiguetes que se ha trabajado Zapatero estos cuatro años de gobernación marrada».

Y seguía en su elogio sin fin de los despropósitos: «El doble viaje a Ceuta y Melilla ha sido una exigencia, todo lo matizada que se quiera, de la Casa del Rey al Gobierno, una vez que hace meses los presidentes ceutí y melillense, Vivas e Imbroda, urgieran a Don Juan Carlos a que se desplazara allí para que, al menos por un día, el agobiante paisaje de chilabas se transformara en una tranquilizadora apoteosis rojigualda». ¡Toma del frasco Carrasco!

Y, en definitiva, lo que quería Dávila es que Zapatero, le diga «firmemente» al «colega de tantas risas marxistas impresentables» que «nos grita en el cuello»: «`mientras usted no se baje de sus palabras, nuestro embajador se retira de Caracas'. Este es el verdadero efecto Zapatero, que, deplorablemente, porque ese no es su papel, ha hecho al Rey más necesario que nunca». Pues a mí me pareció que Chávez llamaba fascista a quien ha acreditarlo serlo y que el Rey de los españoles se comportó, como poco, como un maleducado. Y eso que no entiendo mucho de diplomacia.

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