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INTENTO DE SUICIDIO DEL PRESO POLÍTICO JOAN BIDART

«Me tumbaré a la puerta del hospital hasta que me dejen ver a mi hijo»

El dolor y la impotencia eran palpables en la rueda de prensa que Askatasuna, Etxerat y familiares de los últimos encarcelados en el Estado francés ofrecieron ayer, junto a la madre de Joan Bidart, en Baiona. Muy afectada, ésta relató el modo en que se enteró del intento de suicidio de su hijo y denunció la «actitud inhumana» de los responsables penitenciarios, de las juezas Le Vert y Houyvet y también de ciertos medios de difusión. No sabe cuándo le dejarán verlo.

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Arantxa MANTEROLA | BAIONA

Aunque la sala donde se iba a desarrollar la rueda de prensa de Askatasuna, ayer en Baiona, estaba a rebosar de gente y periodistas, el silencio era impresionante. En los semblantes de los comparecientes -portavoces del movimiento antirrepresivo y de Etxerat, junto a familiares de los últimos encarcelados- podía sentirse la tensión, la preocupación y la rabia contenida.

Una de esas caras, la de Geneviève Bidart, reflejaba un dolor más profundo si cabe. Geneviève es la madre del preso Joan Bidart, que intentó poner fin a sus días el pasado domingo en la cárcel de Tulle donde se encontraba tras la operación, calificada tanto por Askatasuna como por los familiares y abogados de «montaje político-judicial», del pasado 24 de septiembre.

Con gran dificultad para controlar su angustia, Geneviève Bidart relató los detalles de cómo supo lo acontecido: «Llamé el miércoles para pedir hora para poder visitarle el viernes. La funcionaria me dijo que ya no se encontraba allí pero que al haber estado ella de vacaciones iba a preguntar a su compañera si sabía dónde lo habían llevado. Como no desconectó el teléfono pude oírle hablar de hospital siquiátrico y ahí me alarmé. Al volver a retomar la conversación, la funcionaria empezó a decirme que había habido `un pequeño problema', pero no me decía nada claro. Casi no podía ni hablar pero le suplicaba que me dijera qué había ocurrido, que me dijera si había hecho una `tontería'. Ella me replicaba que no estaba entre sus atribuciones explicármelo».

Nadie le respondía

Sin poder hablar con el director ni con el subdirector de la cárcel -«me decían que no estaban»-, al fin pudo saber en qué hospital se encontraba su hijo y hablar por teléfono con el director: «Intentó banalizar lo ocurrido diciéndome que `no había sido nada grave, que sus días no estaban en peligro'. Yo no me lo podía creer. Le repliqué si le parecía normal que alguien equilibrado, activo, muy integrado, conocido y estimado por el oficio que tiene [enfermero] llegue a ese punto».

Geneviève Bidart explicó al médico las circunstancias de su encarcelamiento y éste le reconoció que «empezaba a comprender las razones por las que había actuado contra su vida: Joan no comprende su encarcelamiento y en su desamparo ha pasado al acto».

Bidart pidió ver a su hijo cuanto antes, pero el director le remitió al juez para obtener la autorización. «No será fácil, lo sé, pero pelearé hasta verle. Iré hasta el hospital y, si hace falta, me tumbaré a su puerta hasta que me dejen verlo», manifestó con congoja pero determinada.

También narró su intento de hablar con las juezas Le Vert y Houyvet, «que, claro, tampoco estaban disponibles. Pude hablar con sus secretarias. La de Houyvet llegó a decirme que la abogada de Joan y la familia habían sido prevenidas de lo ocurrido. Le respondí que era una mentirosa».

Intentando controlar su indignación, la madre del preso de Ortzaize denunció, asimismo, la actitud de determinados medios de comunicación que, haciéndose eco de las declaraciones del director de la cárcel, llegaron a decir que se había tratado de una «autolesión». «A la familia se nos oculta cualquier información y luego dan su versión a la prensa. Deberían saber que la autolesión es un acto para liberar la agresividad contra sí mismo, pero el intento de suicidio refleja la desesperación; es una llamada de socorro», matizó Geneviève Bidart, subrayando que «bajo el pretexto del terrorismo no se puede aceptar todo y hay que revelarse».

Proceder «indignante»

Los portavoces de Askatasuna calificaron de «ignominia» la actitud tanto de los responsables de la cárcel como de los jueces: «Lo que han hecho padecer a la familia no tiene nombre». Se unieron a las críticas de la madre de Bidart respecto al «proceder de ciertos medios de comunicación que difunden literalmente, sin ninguna prueba de que lo que les dicen las fuentes oficiales sea cierto y sin preocuparse del impacto que pueden producir a los familiares. Es indignante».

Anaiz Funosas y Oscar Bizkai recordaron que tres de los encarcelados en la misma operación -Pantxo Flores, Cedric Garai y Xabier Perez Susperregi-, dos meses después, todavía no han podido ver ni a sus hijos (dos de ellos bebés recién nacidos) ni a sus compañeras «porque las juezas les han denegado la autorización de visita».

Janine Beyrie, en nombre de Etxerat, manifestó «comprender totalmente el desamparo» de la familia de Joan Bidart: «En cuanto te enteras de algo así, te haces cargo de lo que supone y lo primero que haces es preguntarte cómo estará tu hija, marido o hermano. Luego la ira se apodera de tí y te sublevas. Sabes que esa familia tendrá que pasar muchas horas y días para poder tener noticias directas de la boca de su hijo sobre lo ocurrido realmente».

Beyrie indicó que, con la vulneración de los derechos de los presos, las familias también han perdido sus derechos. Por ello, finalizó reclamando «respeto también para nosotros» y reconociendo que no podía seguir hablando: «Estoy demasiado enfurecida para poder hablar».

NO BANALIZAR

La madre de Joan Bidart aseguró que su hijo «no es frágil sicológicamente» e hizo un llamamiento a «no banalizar lo que ha ocurrido», añadiendo, dolorida, que «el terrorismo no está necesariamente en el lado que se nos dice».

AÚN MAS LEJOS

El preso ortzaizarra de 29 años fue llevado de la cárcel de Tulle (a 500 kilómetros de casa) al hospital siquiátrico de Aigurande (departamento de Indre), 100 kilómetros más lejos. Su abogada ha depositado una demanda de puesta en libertad.

Askatasuna: «La gran arma de los jueces es el aislamiento»

Los portavoces de Askatasuna manifestaron que «desgraciadamente lo ocurrido no ha sido ninguna sorpresa ya que todos, jueces, prisión, gobierno, hacen todo para que hechos así se produzcan». Declararon que utilizan todos los medios, «incluso los más crueles, conscientes del terrible efecto que tendrán en un determinado sector de la sociedad vasca y en el propio Colectivo de Presos Políticos». Para el organismo antirrepresivo, «la gran arma de estos jueces» es el aislamiento, «que puede tomar mil facetas».

El aislamiento que denomina total, según Askatasuna, es «muy utilizado en el Estado español y cada vez más en el francés». El aislamiento del entorno, añadió, pasa por alejarlos de su familia y amigos, haciendo que las visitas sean más difíciles y menos frecuentes, método que calificaron de «perverso» porque las distancias que deben recorrer las familias hacen que el propio preso les pida no desplazarse tan a menudo por el miedo de que les ocurra algo durante el trayecto. El tiempo que tardan las cartas en llegar, el correo con los abogados que llega abierto aunque sea estrictamente ilegal, los escasos permisos de visita... conforman un aislamiento geográfico, social, cultural, familiar y afectivo que, para Askatasuna, es «una crueldad y una vergüenza». Además, está el aislamiento en el interior del Colectivo de Presos, que es «el más duro de soportar porque, hora tras hora, día tras día, se está solo». Según el organismo antirrepresivo, este tipo de aislamiento, contrariamente al precedente, se aplica a personas concretas.

En el caso de militantes de Ipar Euskal Herria, en los últimos años se está aplicando cada vez más. En esa situación se encuentran Mizel Barnetche, Pantxo Flores y Cédric Garai, detenidos junto a Bidart. Askatasuna remarcó la importancia del apoyo humano y material que conlleva el hecho de encontrarse con otro preso del Colectivo, «máxime cuando se ingresa en prisión tras diez días de incomunicación», como fue el caso para estos últimos.

Recordó que esta política «ya ha matado a 36 presos y familiares» y aseguró que «Joan Bidart no se hubiera encontrado en esa situación de desamparo si hubiese estado con otros presos». A. M.

MANIFESTACIóN

Askatasuna insta a manifestarse el sábado, a las 17.00, en Donibane Garazi para «exigir que ningún preso esté solo y aislado, para acabar con todas las formas de aislamiento y para que los derechos de presos y familiares sean respetados».

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