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Musharraf augura el fin de la «tormenta» en su investidura como presidente civil

El presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, juró ayer como «civil» un nuevo mandato de cinco años, en una ceremonia en la que aseguró que el país está «saliendo de la tormenta» que le llevó a decretar el estado de excepción. Anunció su levantamiento para el 16 de diciembre.

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Pervez Musharraf renovó su mandato como presidente de Pakistán, en este caso civil, un día después de haber abandonado el cargo de jefe del Ejército que ocupaba desde hace nueve años, algo a lo que se había comprometido en caso de ser reelegido jefe del Estado.

En su discurso de investidura, el presidente, vestido con un traje negro tradicional, afirmó que se sintió obligado a declarar el estado de excepción el 3 de noviembre por la situación «extraordinaria» que estaría atravesando el país.

«Es más desafortunado -prosiguió- que algunos elementos del poder judicial, como el ex presidente del Supremo, intentaran desbaratar este escenario de transición democrática... y que esta conspiración impactara negativamente en el funcionamiento de la Justicia y en la soberanía del Parlamento. Tuve que actuar y actué por los intereses de Pakistán».

No obstante, consideró que gracias a esta medida «se ha encarrilado de nuevo el proceso democrático». Durante la ceremonia de Islamabad no dio ninguna indicación sobre un eventual levantamiento del estado de emergencia, aunque horas después y ante las presiones de su principal aliado, EEUU, indicó que está «decidido» a hacerlo el 16 de diciembre.

Sí sostuvo que las elecciones generales previstas para el 8 de enero serán «limpias, libres y transparentes», al tiempo que estimó positivo el retorno a Pakistán desde el exilio de los ex primeros ministros y líderes opositores Benazir Bhutto y Nawaz Sharif, que no acudieron a su toma de posesión.

«Pase lo que pase»

«Personalmente siento que es bueno para la reconciliación política», señaló Musharraf, quien insistió en que los comicios tendrán lugar «pase lo que pase». «Nadie va a hacer descarrilar las elecciones», aseguró.

Se refirió también a su sucesor al frente del Ejército, Ashfaq Pervez Kiyani, al destacar su «profesionalidad» y «calidad».

Ante las críticas internacionales por el estado de excepción, Musharraf recalcó que todo lo ha hecho por el bien de Pakistán. «Queremos democracia y derechos humanos» añadió, pero matizó que Pakistán alcanzará esos objetivos a su manera, porque «conocemos nuestro país -advirtió- mejor que Occidente».

En Lahore, doce abogados resultaron heridos en una protesta contra el Musharraf a consecuencias de las cargas policiales.

La oposición, sin Bhutto, boicoterá las elecciones

El ex primer ministro Nawaz Sharif anunció ayer que una alianza de partidos de la oposición ha decidido boicotear las elecciones del próximo 8 de enero y que trataría de sumar a la iniciativa a otras fuerzas políticas, entre ellos el Partido del Pueblo Paquistaní (APP) que lidera la también ex primera ministra Benazir Bhutto. Sin embargo, ésta volvió a insistir, poco después del anuncio realizado por Sharif, que su partido ha decidido tomar parte en los comicios, aunque se reserva el derecho a boicotearlos si más adelante lo considera oportuno.

Tras una reunión del Movimiento Democrático de Todos los Partidos (APDM) -que aglutina formaciones laicas e islamistas-, Sharif rechazó en nombre de esta alianza el anuncio del presidente paquistaní, Pervez Musharraf, de que levantará el estado de excepción el 16 de diciembre y defendió una vuelta a la situación previa al 3 de noviembre, lo que implicaría la restitución del Supremo.

El ex primer ministro señaló que «trataremos de atraer a todo el mundo» hacia la iniciativa de boicot, por lo que tratarán de convencer a las formaciones que aún no se han sumado a la misma, incluido el APP de Bhutto. GARA

civiles muertos

Once civiles de la misma familia, entre ellos un bebé de dos años, murieron y otros nueve resultaron heridos, seis de gravedad, por disparos de mortero de las fuerzas de seguridad en Allahabad, un pueblo del valle de Swat, durante una ofensiva contra combatientes pastunes.

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