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Japón muestra su malestar ante las protestas por la caza de ballenas

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Japón reclamó ayer a los defensores de los animales que cesen de hostigar a los balleneros de este país en la Antártida y afirmó que los dos manifestantes ecologistas que fueron retenidos durante 48 horas en el buque nipón Yushin Maru 2 recibieron un trato correcto.

Dos miembros del colectivo egologista Sea Shepherd se subieron el martes al ballenero japonés para protestar por la campaña de pesca de ballenas. Fueron retenidos hasta la madrugada de ayer, cuando fueron entregados a la patrullera australiana Oceanic Vilking, que los trasladó al buque Steve Irwin, perteneciente a Sea Shepherd.

Sea Shepherd señaló que continuará con este tipo de protestas hasta que Japón ponga fin a la campaña de pesca de un millar de ballenas en la Antártida.

«Me parece increíble que tengan todavía la intención de abordar más barcos», declaró Kenji Masuda, responsable de la sección ballenera de la Agencia de Pesca nipona. «Queremos que cesen sus intervenciones ilegales», añadió antes de subrayar que Japón no tiene intención de modificar su programa para capturar un millar de cetáceos.

El incidente con los miembros de Sea Shepherd obligó a la flota japonesa a suspender su campaña durante varios días.

Masuda, además, rechazó las acusaciones de malos tratos formuladas por los dos ecologistas, el australiano Benjamin Potts, de 28 años, y el británico Giles Lane, de 35. El ballenero nipón declaró que a los dos hombres retenidos durente dos días les dieron comida y té y pudieron ducharse a bordo del buque Yushin Maru 2. «Les hemos tratado bien desde el punto de vista humanitario», añadió.

Esta versión se contradice con la de Potts, quien relató que la tripulación del barco trató de lanzarle por la borda a las heladas aguas de la Antártida y que los marineros japoneses les impidieron contactar con los gobiernos australianos y británico y les dieron muy poca información sobre el desarrollo de la negociación para su retorno.

Tras las dificultades iniciales que les llevaron a iniciar una huelga de hambre, la tripulación les trató algo mejor, por lo que, según el director internacional de Sea Shepherd, Johny Vasic, los dos activistas estaban en buen estado y animados.

Vasic insistió en que su organización no abandonará su iniciativa hasta el fin de la estación de pesca de ballenas en marzo, al comienzo del otoño austral. De hecho, los activistas persiguieron al ballenero tras la liberación de sus compañeos e intentaron dañar sus hélices. «Continuaremos acosando a la flota japonesa e impidiendo que pesquen ballenas», declaró Potts, aunque un portavoz de la flota ballenera, embarcaciones de observación y un buque factoría, Glenn Inwood, indicó que los japoneses querían obligar a Sea Shepherd y a Greenpeace a quedarse sin combustible haciéndo que les persiguietan, y lograr así su vuelta a Australia.

Fundada en EEUU en 1981, la Sea Shepherd Conservation Society se dedica a preservar el ecosistema marino frente a la pesca ilegal, la destrucción del hábitat y el incumplimiento de leyes y tratados internacionales.

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