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Fin de campaña en Serbia para las presidenciales más reñidas

Con los kosovares decididos a declarar la independencia pase lo que pase, Serbia volverá a enfrentarse a sus viejos fantasmas este domingo. La UE suspira por que el presidente, Boris Tadic, consiga movilizar el «vértigo» de muchos serbios ante el futuro y venza en segunda vuelta a Tomislav Nikolic, quien confía en que el hartazgo de la población ante un eterno presente de crisis le aúpe a la Presidencia serbia.

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El actual presidente, Boris Tadic, y el aspirante, Tomislav Nikolic, se enfrentan este domingo en unas elecciones presidenciales más reñidas, si cabe, que nunca.

Pese a que perdió por más de cuatro puntos en la primera vuelta del pasado domingo, las encuestas otorgaban una ligera ventaja a Tadic aunque los expertos apuntaban la posibilidad de que la victoria se dilucide por unos millares de votos.

Consciente de ello, el actual presidente echó el resto en su mitin de cierre de campaña y congregó a miles de simpatizantes en la Plaza de la República en Belgrado en un intento de emular las concentraciones opositoras en tiempos de Slobodan Milosevic.

Tadic trata así de acentuar sus orígenes. No en vano sucedió a Dzoran Djindjic -muerto en atentado en 2003- al frente del Partido Democrático (DS). Djindjic lideró, junto al actual primer ministro, Vojislav Kostunica, la revuelta que acabó con Slobo fuera del poder y en una prisión en La Haya, de la que no llegaría a salir vivo.

Acérrimo defensor del liberalismo -en contraposición al titismo y a cualquier veleidad socialista-, Tadic defendió el acercamiento de Serbia a la Unión Europea como única solución de futuro.

Ello no le impidió reiterar su promesa de que «nunca» renunciará a Kosovo, alineándose así con la mayor parte de la clase política serbia, que ha hecho de esta cuestión bandera.

Además, Tadic confía en aprovechar un posible «efecto pánico» en el electorado ante una eventual victoria de su rival, Nikolic, y sobre todo ante la previsible reacción negativa de la UE.

Y es que todo apunta a que a Tadic no le bastarían por sí mismos los votos prestados que en primera vuelta votaron a candidatos liberales y a minorías como la húngara.

Las cuentas le salen menos si tenemos en cuenta que el primer ministro, Vojislav Kostunica, le negó en el último momento su apoyo. La formación de Kostunica (DSS), tan liberal en economía como acérrimo panserbio y contrario a la independencia de Kosovo, apoyó en primera vuelta a Velimir Ilic, ministro en el gobierno del DS-DSS, quien logró un 7,5% de los sufragios.

Se da por descontado que muchos de estos votos irían a parar en segunda vuelta al candidato panserbio del SRS, Nikolic, quien en su cierre de campaña en la sala polideportiva Arena de Belgrado, acentuó el perfil más extremo de su candidatura cuando se leyó, entre cerrados aplausos, una carta del presidente del partido y prisionero en La Haya, Vojislav Seselj.

Nikolic se permitió asimismo acentuar el perfil «amable» que ha lucido en campaña y aseguró que «yo no tengo nada en contra de la UE y de sus valores, pero -recordó- sólo les exijo una cosa, no toquen Kosovo».

La matemática electoral -la suma a su 40% en primera vuelta de los votos afines, incluidos los de la formación del extinto Miloseviic- podría garantizarle el triunfo el domingo.

El SRS tiene, no obstante, un enemigo y es interior: su imposibilidad de gestionar un triunfo en semejante coyuntura.

Kosovo

La Policía kosovar ha visto reforzado su contingente en el norte de Kosovo con la aportación de brigadas policiales de la ONU en previsión de incidentes tras las elecciones serbias y la proclamación de la independencia por parte de Pristina.

La crisis económica, un factor electoral de primer orden

La mayor parte de los análisis sitúan la cuestión kosovar en el centro del debate político en torno a las presidenciales.

Sin obviar su impronta, pocos reconocen desde Occidente la influencia de la grave situación económica de Serbia, y el incumplimiento de las promesas que le hizo la UE, en el actual panorama político.

Tras unos años con buenos indicadores macroeconómicos, la renta per cápita está alcanzando ahora los niveles que tenía antes de la desintegración de Yugoslavia.

Las reformas impuestas tras el derrocamiento de Milosevic dieron una vuelta de tuerca más y supusieron el cierre de muchas empresas y un aumento exponencial del paro.

El pueblo llano ha sido el gran damnificado de esta situación, lo que explica que el SRS de Seselh y Nikolic se consolide elección tras elección como la primera fuerza.

Queda por ver si los cantos de sirena de la UE ante las elecciones de mañana tienen quien les escuche y decida ir a las urnas.

Dabid LAZKANOITURBURU

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