Las primeras línea del editorial de ayer en «El Mundo» no podían ser más reveladoras: «Puede sonar en principio a broma, pero es rigurosamente cierto: Chaves promoverá, si gana las elecciones de marzo, que los andaluces puedan estudiar catalán, gallego y euskara `para facilitar su movilidad laboral'». Y eso les parece una broma a los de Pedro J. O sea, el elogio del gueto, de la ignorancia...

Y es que el PSOE andaluz ha aprobado una moción «por la que la Junta de Andalucía potenciará la enseñanza de estos tres idiomas». Y Pedro J. Ramírez indignado, claro.

Se hacía eco el escribiente de la reacción, fulminante, del PP, que «calificó la enmienda de `inconcebible' y no le falta razón porque la iniciativa de Chaves supone aceptar el hecho consumado de que los andaluces no van a poder integrarse en Cataluña usando su propia lengua y que, si quieren trabajar allí, tendrán que saber catalán». Lo cierto, le guste o no a Ramírez y su mariachi, es que cualquier persona se integra mejor en cualquier entorno social si, además de una disposición personal, conoce el idioma local. ¿No les parece?

Lo mejor, sin embargo, está por llegar: «La enmienda del PSOE implica algo equivalente a que, en los años 60, las autoridades andaluzas hubieran abierto escuelas para enseñar alemán a los emigrantes que iban a Suiza y Alemania. O sea, como si Cataluña hubiera dejado de ser España». Mejor les hubiera ido a los emigrantes haber llegado aquellas tierras conociendo siquiera los rudimentos del francés o el alemán. Lo tuvieron que aprender allí. Pregunten, pregunten...

Lo que le revienta al de «El Mundo» es que «a Chaves esto le parece lo más normal y prepara a los andaluces para que acepten que su lengua -el castellano- no sirve para trabajar o comunicarse en tres comunidades del Estado. Piensa, como sus compañeros del PSC, que Rajoy es un excéntrico al plantear `el tsunami integrista' de que un residente en Cataluña pueda elegir el castellano como lengua vehicular de la enseñanza, como establece la Constitución. Lo que demuestra la enmienda del PSOE andaluz es hasta qué punto ha calado la propaganda nacionalista y su visión tribal de la convivencia. Ha calado tanto que hasta los socialistas andaluces creen ya en esta basura intelectual». O sea, que hablar catalán en Catalunya, gallego en Galiza, euskara en Euskal Herria o chino en China, es «basura intelectual». ¡Valiente patán!