Después de que dieran la voz de alarma los educadores y monitores-veladores que trabajan con los menores extranjeros no acompañados que, dentro del programa Zabaltzen, residen en las instalaciones de la Cruz Roja en Gasteiz, las declaraciones de responsables institucionales y políticos se están produciendo en cascada. No se ha dado una solución a esa acuciante necesidad de un lugar digno para vivir, que plantean los trabajadores para los jóvenes. Sí con- siguieron, y de forma inmediata, que llevaran al centro literas para prácticamente todos los menores acogidos. Pero tampoco parece que su llamamiento haya caído en saco roto, porque la mayoría de responsables institucionales y políticos que ayer tenían alguna comparecencia pública debieron pronunciarse en torno al tema.

Recuerda este grupo de profesionales que llevan 4 años y medio «construyendo un proyecto desde su comienzo» y colaborando con los técnicos del IFBS para paliar las deficiencias existentes en el centro «desde su origen», solicitándoles en todo momento un centro «con las condiciones mínimas para acoger de manera digna» a los jóvenes que allí residen.

Rechazan las acusaciones de que han sido objeto tras su denuncia, que realizaron porque consideraban «llegado el momento de que se conozca la realidad» y siempre «en beneficio de los menores». Y es que, aclaran, se han visto en la «obligación profesional, y sobre todo ética y moral de denunciar esta situación». Tras lo que piden que se les permita «realizar un trabajo digno con los menores a los que educamos».

Este grupo de trabajadores considera necesarias tres actuaciones urgentes: reubicar el centro en una infraestructura adecuada y con los mínimos necesarios de habitabilidad; poner fin a la saturación que vive el centro desde marzo del pasado año; y trabajo conjunto del IFBS y el equipo de educadores y monitores para modificar la situación, sin perjudicar al proyecto ni a los menores acogidos.

Reconoce este grupo de profesionales que el actual gabinete de la Diputación de Araba está trabajando para mejorar la situación, pero advierten que «estamos hablando de menores, y éstos no entienden de promesas y de plazos, sino de hechos». En este sentido, y aun sabiendo que están previstas algunas infraestructuras intermedias, recuerdan que el número de menores acogidos supera ahora ya a los que podrían acogerse en el centro definitivo, por lo que se preguntan qué ocurrirá si se mantiene esa situación.