El año pasado fue el turno de la Lézard Glacé (Balaitus). Llevaba muchos años sin formarse, sin las condiciones adecuadas, pero la temporada 2006-2007 fue su año, y muchos pirineístas de talla no quisieron perder la oportunidad de escalarla. Esta temporada, en cambio, el protagonismo se lo están llevado, eso sí con suertes diferentes, algunas líneas de la cara este del Midi d'Ossau. Sí, estamos hablando de pirineísmo de dificultad y compromiso.

De las tres vecinas y compañeras de la clásica Pombie Souzon, la Fortune Carrée es la que mejor cara ha presentado, sobre todo para los entusiastas titanes del pirineísmo de la vertiente sur de la cordillera. Tres joyas para una cara este indomable y que llevan el sello de dos representantes de la vertiente norte: Rémi Thivel y Cyril Dupouy. En dos jornadas realmente extraordinarias abren sendas líneas que en parte habían caído en el olvido. El día 8 de febrero le daban forma a Guiñol's Band, una extraordinaria línea que todavía no está repetida. Un día después, sin moverse del mismo escenario, firman Fortune Carrée. La tercera en discordia, La Fouquier Versión Sorbet (MD+, 5/V, 600 m), abierta por V. Séger y Thivel en febrero del 2004, es un espléndido itinerario que raramente está en condiciones. Tres grandes líneas expuestas al sol, a peligros objetivos importantes y con una dificultad de MD+, V/5, para los 600-650 metros de recorrido.

De esas tres magias, la Fortune Carrée es la que más se está dejando. Con el comienzo de febrero caía la que seguramente será la primera repetición de la vía, a cargo de Mikel Zabalza y David López. La noticia corre, y por allí se presentan más cordadas. Se suceden las repeticiones: Manu Córdova y Unai Mendia, Josep María Esquirol y Albert Salvadó, Silver Barrientos y Simón Elías, Josune Bereziartu y Rikar Otegi...

Se trata de una vía con una entrada común con la Pombie Souzon pero que sale a la muralla este del Gran Pic por un sistema de goulottes y cascadas. Sus dificultades técnicas no son exageradas: algunos metros a 90º en una columna del noveno largo y un paso clave en placa en la tirada 11. Pero cuenta con peligros objetivos muy importantes. El sol da de lleno a esas placas de hielo pegadas a la roca y las caídas de diversos artefactos desde el corredor Sanchette son habituales. Así pues, la Fortune Carrée exige condiciones muy concretas.

Leyenda viva

La «culpa» de que la Fortune Carrée haya tenido tanto movimiento recae en gran parte en el navarro Zabalza. Entre ceja y ceja tenía a la vecina Guiñol's Band, quizás la más perseguida de los Pirineos. Se presenta en la vía varias veces con Mendia y López, pero no puede ser. También les pica el gusanillo a los hermanos Martín y Simón Elías. Lo intentan pero desisten en su empeño. Uno de estos últimos, Simón, señala a Gara lo curiosa que ha sido la historia de estas repeticiones: «Mikel se fue a echar un vistazo a las vías de la este del Midi. Como siempre, nos funciona como cabeza de turco. Intentó la Guiñol's Band con Unai con mal tiempo; ni siquiera empezó a escalar ya que se bajaron de la base. Volvió de nuevo con Unai y David, y más de lo mismo. Yo lo intenté con mi hermano con tiempo muy malo, pero estaba justita, le faltaba, y en un largo pasamos tres horas. Nos bajamos porque se encontraba delicada y muy trabajosa. En uno de esos intentos, Mikel se da cuenta de que la Fortune Carrée está en condiciones, y el objetivo cambia rápidamente. Se corrió la voz, ya que son vías que no se forman habitualmente. Tienen otro carácter. No puedes estar dándole pegues como en la deportiva. Cuando uno la escala, la cosa ya es mucho más fácil. Te da la información y la logística necesaria. Además, ha dado la casualidad de que había poca cosa formada; si hubiera sido otra temporada de hielo de cascada tipo Gavarnie, la gente se habría esparcido más».

Como adelanta Elías, se trata de vías que requieren dotes de gran alpinista y de científico para encontrarlas en condiciones y poder escalarlas. Vías de dificultad y de gran leyenda. Vías que exigen un buen saber estar, con un sabor auténtico de alpinismo y menos de auténticos malabarismos técnicos. Vías con grandes peligros objetivos, y es que, lo recordamos de nuevo, están inmersas en plena cara este. Para el pirineísta riojano, la piedra angular de esta escalada es su exposición: «Con sol se dispara la leyenda negra. Nos ayuda a alimentar esas historietas de que cuanto más terrorífico mejor. Mejor si las escalas con mal tiempo, y es que el sol les da y se pueden caer. Tanto la Guiñol's Band como la Fortune Carrée tienen estalactitas muy grandes en la parte superior. Hacia las 9-10 de la mañana ya están expuestas al sol, y escalarlas con calor, como en estas últimas semanas, es muy chungo. También está el componente de esa leyenda de escalarla con mal tiempo, con el peor tiempo posible. Era un aliciente. Al final, te das cuenta de que no era para tanto, que depende mucho de las condiciones. Pero, eso sí, es mejor escalarla con un día nublado. Son vías muy especiales en ese sentido. No son como, por ejemplo, la Lézard Glacé, que está en una cara norte».

Mucho ambiente

A pesar de que estas líneas de la cara este del Midi d'Ossau son mejores para el principio del invierno (por aquello de la sombra que les da la Punta Jean Santé), han podido ser escaladas; algunas de las cordadas que han repetido la Fortune Carrée aseguran que en la parte superior tranquilamente se podía ir en camiseta de manga corta.

A la hora de presentar las características de la Fortune Carrée, nuestro invitado riojano se queda sobre todo con el componente del ambiente que tiene esta línea: «No es de alta exigencia técnica. No tiene un largo de esos que dices que son realmente difíciles. Sólo con meterte en los primeros largos de la histórica Pombie Souzon ya te llena. Y luego está la historia de que por encima tienes un regalo de la naturaleza, que en este caso lleva el nombre de Fortune Carrée. Escalas una vía invernal en los Pirineos pero al sol. Es excelente, con gran ambiente y muy alpina».

La cordada formada por los Elías escaló la vía en cinco horas. Comenzaron a la 5 y media de la mañana y cinco horas más tarde alcanzaban los rápeles. Como conocían muy bien la Pombie Souzon y habían intentado la Guiñol's Band, los riojanos no perdieron nada de tiempo: «Además nos lo pusieron a huevo. Eso sí, como mínimo le echo cinco horas de escalada, y lo normal son previsiones entre 6 y 8 horas. La nuestra fue una jornada excepcional, parecía que nos hubieran puesto una alfombra roja. Aunque delante nuestro pasaron otra cordadas, no nos quitaron nada de hielo. Como de día le da el sol y a la noche congela, esos contrastes hacen que el hielo sea muy duro y super estalladizo. Nosotros nos encontramos esas marcas que te ayudan a meter el piolet con más facilidad. Había bien de hielo, y lo que teníamos que hacer era darle con fuerza. No fue como el año pasado en la Lézard Glacé, que era más hielo de nieve, más efímera, de esas que le das y tiras».

El descenso, en cambio, es mucho más cómodo. Una vez que se sale de corredor Sanchette, se va al rapel, y tras hacer dos de 60 metros se llega al circo sur, es decir, a la bajada normal en invierno. Eso sí, habrá que prestar atención con las pendientes avalanchosas, sobre todo a partir del mediodía.

Esta vez sí ha habido un poco más de suerte con una de las joyas efímeras de la cara este del Midi d'Ossau. Aunque no era el principal objetivo de las cordadas citadas, la Fortune Carrée ha sido la más benevolente. Como bien concluye Elías: «Se ha demostrado que el pirineísmo de dificultad tiene mucho de oportunismo, de estar siempre preparado pues muchas de las grandes vías son efímeras».