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ibiliz ibili | Jesús Mª Alquézar

Vuelta a Andia desde Unanu hasta Lizarraga

Si una sierra es emblemática en Euskal Herria, ésta es la de Andia. Allí se encuentra la cima del Beriain (1.493 m), también conocida como San Donato por la ermita situada en su cota más alta. Beriain es una colosal montaña que, vista desde ciertos puntos, es un promontorio impresionante, y que está tallada en todas sus vertientes por farallones calcáreos de alrededor de 500 metros de altura. En lo más alto, el plano somital es una estrecha meseta que se cierra a la altura de Sierra Satrustegi y circula hacia el túnel de Lizarraga tras cambiar el rumbo. En las partes medias, el bosque es parte del escenario y en las altas, el pasto es el rey. La ruta que hoy proponemos permite conocer este incomparable macizo, con un itinerario deportivo, no excesivamente duro pero sí largo, una travesía controlada a través de un singular vallecito.

Desde Unanu

Dando la espalda a la iglesia, nace la ascensión por la calle que sube al alto del pueblo, donde se inicia una pista que el mendizale debe seguir hasta llegar a la curva de la fuente. Allí se inicia la inclinada y directa vía, que por senda y sin descanso conducirá al montañero hasta la meseta cimera de Andia, primero entre bosque y luego en terreno mixto de roca y hierba. La cima Beriain-San Donato queda a pocos minutos de suave aproximación.

El merecido descanso en el remozado refugio y ermita da paso al inicio de una de las más bellas travesías del país, la conocida como la vuelta a Andia. Aunque existe una ruta muy marcada por «roderas» de 4x4, al E, con buena visibilidad el excursionista puede marcar su camino siguiendo sendas de ganado y numerosos cairns, aunque siempre deberá «olfatear» el terreno para salvar las numerosas dolinas existentes en este terreno kárstico. La marcha llega hasta enfrente del Puerto de Irañeta o Yabar, comienzo de la Sierra Satrustegi, referencia para iniciar «la vueltona« cambiando el rumbo hacia el W. Pero antes, a la altura del pico Lezitzagoikoa, cuando pierde su estirpe piramidal, encontrará un imprescindible punto geográfico: el centro, el erdi gunea de Euskal Herria, bien señalizado con un espigado mojón y una escultura metálica, que bien merece la visita.

Aunque puede continuarse por el borde de la escarpadura, es recomendable continuar por el vallecito que se configura al pie de las cimas para superar una borda y la fuente Fría, caminando bajo las modestas elevaciones de Treku-Altos de Goñi.

Cuando la sierra ya enfila resueltamente hacia el paso del túnel de Lizarraga, el itinerario no presenta problema alguno. El ancho camino viaja entre cumbres a izquierda y derecha, muchas anónimas pero destacando Peña Blanca y Eskalaborro, separadas por el Puerto de Elordi, posible escapada hacia los pueblos del valle de Ergoiena y que invitan a ascenderlas.

Sin casi desnivel, la travesía permite al montañero avanzar rápidamente, y poco a poco las preciosas montañas limítrofes de la ruta van perdiendo valor, hasta que el terreno es un altiplano, donde se sitúa la balsa Sarasa, que ha facilitado la construcción de una horrorosa pista y que el deportista sigue. La llegada a la carretera del túnel de Lizarraga marca la parte final del recorrido. Aunque la pista continúa, el mendizale debe tomar la senda paralela a ella, y bajo el cresterío de San Adrián finalizará en la cumbre de ese nombre, coronada por la ermita. Continuando por el perfil, en pocos minutos llegará el excursionista hasta una puerta metálica, entrada al puerto natural de Lizarraga, que da paso a un descenso hermoso y rápido bajo los farallones de la barrera natural de Andia, que finaliza en el pueblo de Lizarraga. Si no se ha podido conjugar la travesía con dos coches, el montañero aún deberá caminar 40 minutos por una pista parcelaria hasta Unanu, tras completar una incomparable y larga travesía montañera.

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