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Una muestra explora el mundo del humor, desde las bromas a la sátira

En «Riéndose en un idioma extranjero» se puede disfrutar de todo tipo de humor: las típicas bromas, las más sofisticadas sátiras, la confusa ironía... Se trata de una exposición que se puede ver en la galería Hayward de Londres hasta el 13 de abril, que incluye un poco de todo: vídeos, fotografías, instalaciones, muñecos, viñetas...

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Viviana GARCÍA

El mundo del humor, desde las bromas hasta la ironía, el ingenio y la sátira, es el centro de una muestra de la galería Hayward de Londres, que explora el papel de la risa en el arte contemporáneo a través del trabajo de treinta artistas.

Titulada «Riéndose en un idioma extranjero», la exposición, que se puede visitar hasta el próximo 13 de abril, reúne vídeos, fotografías, instalaciones interactivas, muñecos gigantes y viñetas de artistas de todo el mundo.

En tiempos de la globalización, la exhibición se pregunta si el humor sólo puede ser apreciado por personas con los mismos antecedentes culturales, históricos y políticos, o si, en cambio, puede ser una vía de escape para entender lo desconocido. La exposición bucea además en las raíces del humor y cuestiona qué es lo que hace reír a la gente. Los artistas utilizan el humor para abordar asuntos sociales y políticos en distintos países. La muestra recuerda que, a lo largo de la historia, los académicos se han ocupado del mundo del humor.

El tercer conde de Shaftesbury (1671-1713) fue el primer teórico del humor al calificarlo como la expresión del sentido común, una sensibilidad pública compartida. El director de la galería Hayward, Ralph Rugoff, señaló que la risa es universal, pero el humor es específicamente social.

«La exhibición ofrece una perspectiva fresca y alternativa de diferentes culturas al reunir a artistas de 22 países», subrayó. Los trabajos permiten al visitante «explorar, no sólo las diferencias en lo referente a la cultura y el humor, sino también lo que nos une», añadió el director.

Entre las obras destacadas figuran vídeos expuestos en tres pantallas paralelas y a modo de trilogía de la artista alemana Julien Rosefeldt, que trata del mundo del absurdo al mostrar a un payaso caminando en una selva como si estuviera perdido.

La sátira tiene gran protagonismo en el trabajo de Yoshua Okon, de México, que expone retratos de políticos, tomados de carteles utilizados en la campaña electoral mexicana del año 2004.

Okon busca comparar a los políticos con estafilococos que pueden producir enfermedades. Según la exposición, la intención de este trabajo es explorar en la naturaleza parasitaria de los políticos, puesto que los estafilococos pueden ser inofensivos pero también pueden resultar totalmente mortales.

El mundo de la inmigración es tema de varios artistas que también participan en la muestra londinense, como es el caso de Jun Yang, de China, que recurrió a un vídeo para reflejar las condiciones de vida de los inmigrantes en Occidente, tanto ilegales como legales, en un clima de paranoia tras los atentados del 11 de septiembre del año 2001 en EEUU.

El surcoreano Gimhongsok recurre al tema de la inmigración con la exposición en la que muestra varios peluches gigantes de animales montados unos sobre los otros y que parecen maltratados, cuyas condiciones el artista quiere comparar con las de los inmigrantes que trabajan en una empresa de fabricación zapatos por tan sólo cinco euros la hora.

El japonés Makoto Aida por su parte, muestra su humor en un vídeo en el que él mismo aparece disfrazado de Osama Bin Laden y relata, como si fuera el propio líder islamista, cómo disfruta de la vida en Japón.

La exposición que está dividida en seis grandes secciones dedica casi toda una sala a las viñetas del británico David Shrigley, publicadas en periódicos y con las que explica el mundo a través de la ironía.

«Para mí -opina Shrigley-, todo tiene que tener algo de humor porque así es la vida. Es divertida y, al mismo tiempo, es triste y mala».

 

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