Hace unos días asistí a la conferencia organizada por Antenarik Ez sobre la contaminación electromagnética, y concretamente la generada por las antenas de telefonía móvil.

Quisiera realizar cinco apuntes sobre lo que pude escuchar:

Uno, que existen cada vez mayores evidencias científicas sobre el riesgo que dichas antenas suponen para la salud.

Dos, que el enorme beneficio generado por el negocio de la telefonía móvil impide o retrasa la divulgación de dichas evidencias.

Tres, que los daños (irreversibles, en algunos casos) tardarán aún años en aflorar, aunque en algunos casos ya lo están haciendo.

Cuatro, que existe un gran problema de irresponsabilidad en las instituciones al no considerar este asunto como de atentatorio contra la salud pública.

Y cinco, que esta situación se sustenta en el egoísmo e insolidaridad de las comunidades de vecinos que toleran la instalación de estas antenas en sus tejados por contraprestaciones de 6.000, 12.000 euros o más, según los casos.

En la medida de mis posibilidades, apoyo la lucha de Antenarik Ez, dura e ingrata por la insolidaridad a la que me refiero, pero necesaria para nuestra salud. Y les felicito por eventos como la conferencia, donde ofrecieron una visión razonada y creíble del estado del problema, problema que a todos nos afecta. Aunque no seamos aún conscientes de ello. ¡Animo!