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Maite SOROA

Visión desde Zamora

El grado de depauperación intelectual que alcanzan algunos (in)dignos representantes de la profesión periodística debería mover a reflexión. Observen la profundidad abisal en que ha caído un tal Antonio Civentos, columnista en «La Opinión», de Zamora.

Según el tal Civentos, «si, como dice Cañete, a las ecuatorianas les salen baratas las mamografías, para mí que las nekanes del PCTV y ANV deberían pagar el triple por el servicio. Y es que no se pueden comparar unas cosas con otras». Así empieza el despropósito. Y no para el tío.

El opinador de «La Opinión» cree que «las mujeres ecuatorianas son bastante discretas y recogidas, monillas en general, pero más bien parcas en todas sus pertenencias. En cambio, amigos míos, esos cetáceos del norte, con esos lomos y morcones, y esas ubres lácteas y acalostradas, deberían abonar el triple de la tarifa normal». Debería consultar a un especialista. Seguro que hay tratamiento

Pertinaz como la sequía, sigue retratándose: «la verdad, no sabría uno dónde encasillar a estas vascas, anatómicamente hablando. Y eso que los del Ministerio de Sanidad han establecido tres baremos corporales para catalogar a las mujeres españolas: diábolo, cilindro y campana. Sin embargo, las vascas de la izquierda aberchale (sic) no responden a la sensibilidad de estas medidas. A no ser, claro está, que las vascas no sean españolas. Cosa que dudo mucho». Ahí le duele.

Con pretendido afán humorístico, el columnista aporta sus originalidades: «Al menos, no deberían haberlas discriminado de esa guisa, pues con añadir otro parámetro a la terna tipológica española todas hubieran quedado contentas. Por ejemplo, no se hubiera provocado ningún conflicto si las hubieran dividido en: diabólicas, cilindrínicas, campanudas y cetácicas. Las diabólicas son aquellas que te hacen la vida imposible, me refiero a esas mujeres fatales de las películas que al final siempre consiguen matarte de asco. Las cilindrínicas son las mujeres que fuman como chimeneas, ennegreciéndote la vida para siempre. Las campanudas son aquellas que están buenísimas y, además, son capaces de quitarte la Visa y todas las joyas y pieles que husmean a su paso. Y, por fin, las cetácicas, nacidas en el País Vasco y que, por su aspecto de endriago marino, se afilian a cualquier partido político patrocinado por la ETA, para salir luego en televisión y asustar a los niños». No me negarán que el adjetivo de «gilipollas» le va como anillo al dedo.

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