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Elecciones en estado de excepción

Zapatero se compromete a apoyar al PP si pierde, pero éste le niega su aval

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Ramón SOLA | IRUÑEA

Los reproches mutuos sobre la actitud mantenida en el proceso de negociación volvieron a ser el leit-motiv central del segundo debate entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, celebrado anoche. El eje de este segundo combate era que cada uno explicara sus planes para la próxima legislatura, así que el candidato del PSOE decidió recuperar el tema más recurrente de esta legislatura y proyectarlo hacia el futuro: retó a su rival del PP a comprometerse a apoyar la estrategia del Gobierno respecto a «la lucha antiterrorista» en el caso de que sea derrotado, poniendo por delante que el PSOE sí lo hace.

Zapatero dio un tono solemne a su afirmación, pero no movió la posición de Rajoy, aunque sí logró dejarlo en evidencia ante la opinión pública. «Yo apoyaré al Gobierno si quiere derrotar a ETA, no si quiere negociar con ETA», confirmó el líder del PP sin salirse de su guión habitual. «Nosotros lo haremos sin condiciones, sin condiciones», replicaba mientras tanto Zapatero.

El resto de la discusión volvió a basarse en el pasado. Mariano Rajoy se centró en afirmar que el actual presidente del Gobierno español mintió al seguir hablando con ETA tras el atentado de la T-4 de Barajas. Rajoy recurrió incluso a unas palabras recientes del presidente del PNV, Iñigo Urkullu, para acusar a Zapatero de haber negociado políticamente con la organización armada.

La réplica llegó rápido: «¿Por qué cree que ETA rompió la tregua? ¡Porque le dijimos que no a la política!», respondió Rodríguez Zapatero.

ETA, tras el apoyo a Bush

La cuestión vasca planeó también sobre los debates más crispados de la noche, que giraron en torno a la guerra de Irak y al 11-M. Este último ya había tenido protagonismo en el primer debate, y los argumentos se repitieron de forma casi mimética. Así, el líder del PSOE volvió a preguntar al PP cómo habla de la «debilidad» de ETA en el año 2004 cuando trató de imputarle el atentado con 191 víctimas cometido por los islamistas.

Por lo que respecta a la guerra de Irak, Zapatero censuró al PP que en su día justificara el apoyo a Estados Unidos utilizando el argumento de ETA. Le recordó que dirigentes del Gobierno de Aznar argumentaron que la sintonía Madrid-Washington aumentaría el apoyo de la Administración Bush a la lucha con- tra ETA. «¿Se acuerda de eso?», preguntó Zapatero. «No», respondió Rajoy, lacónico.

Al margen de estas polémicas colaterales, la cuestión política de fondo volvió a quedar fuera de las agendas de los dos aspirantes a La Moncloa. Ninguno de los dos mostró propuesta alguna, como estaba cantado. Rajoy apuntó en un par de ocasiones que el Gobierno español debe dar respuesta al «problema» del «referéndum de separación», en alusión a la consulta comprometida por Juan José Ibarretxe para el 25 de octubre. Y citó también los mensajes de ERC en favor de otra votación similar en Catalunya para 2014. Pero Zapatero optó directamente por pasar del tema.

Economía e inmigración

Al margen de esta cuestión, en el resto de sus intervenciones Zapatero y Rajoy polemizaron sobre todo en torno a la economía y a la inmigración. En el primer ámbito, el candidato del PSOE lanzó promesas como la de crear dos millones de puestos de trabajo, «la mitad para mujeres»; subir las pensiones mínimas a 850 euros para jubilados con cónyuges a su cargo y 710 para viudos; devolver 400 euros a cada contribuyente en el IRPF para paliar la subida de precios; o mejorar «la seguridad en las calles, en las carreteras y en los centros de trabajo».

Su rival del PP insistió de nuevo en llevar el debate al terreno de la inmigración, asegurando que los derechos de los españoles se están viendo perjudicados por lo que denominó como «falta de orden y control». Zapatero respondió fijando un principio: «Sólo pueden venir y quedarse los que puedan trabajar de acuerdo con la ley». Rajoy elevó el tono en la réplica: «Hay que expulsar a todos los extranjeros que delinquen, aunque lleven cinco años en España».

Muchos de los argumentos de ambos ya se habían oído en el primer debate. También igual que entonces, los dos interlocutores se acusaron constantemente de mentir y falsear datos. Para contrarrestar este efecto, Zapatero comenzó poniendo sobre la mesa un «libro blanco» de datos y afirmando que en sus páginas se pueden probar todas las afirmaciones que iba a hacer durante la discusión.

El segundo debate se consumió sin que Rajoy lograra ningún golpe de efecto importante, algo que según todos los analistas le resultaba imprescindible para tratar de dar la vuelta a las quinielas de cara al domingo. Zapatero concluyó prometiendo en esta legislatura «apoyo a los más débiles», «terminar con las discriminaciones» y «un futuro de convivencia». Rajoy acabó diciendo que «es muy importante derrotar al terrorismo y se puede hacer por la ley, sin atajos».

El TS declinó suspenderlo

Mientras tanto, el resto de los partidos coincide en su malestar por el fomento al bipartidismo que acarrea este tipo de debates. De hecho, ayer mismo IU, PNV y CiU presentaron una petición de suspensión del «cara a cara» alegando que vulnera- ba los principios de pluralidad y de neutralidad en los medios de difusión.

La Sala Tercera del Tribunal Supremo español se reunió de urgencia para estudiar esta demanda, pero la rechazó al considerar excesiva la petición, con lo que el debate se realizó como estaba previsto.

Subsidiariamente, si los tribunales no aceptaban la suspensión, estos partidos reclama- ban que Zapatero y Rajoy acudan al segundo debate «plurilateral» entre las principales formaciones con representación parlamentaria, previsto para mañana. Pedían además que los tiempos de tertulia y análisis derivados del debate Zapatero-Rajoy «se computen como tiempos de información electoral de las formaciones que se benefician, PSOE y PP».

«Financial Times» augura que quien gane negociará con ETA

En un editorial, acusa al PSOE de falta de iniciativa y al PP de usar el proceso de negociación «como un palo para golpear al Gobierno». Cita que «Aznar también negoció con ETA y se alió con las fuerzas regionales, como tendrá que hacer seguramente quien gane». Y añade que el PP sigue teniendo «raíces franquistas».

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