Ahora que Obama se encuentra en plena campaña electoral resulta muy oportuno el estreno de «Talk to Me», que es una semblanza biográfica de uno de los grandes defensores de los derechos de la comunidad afroamericana, el locutor radiofónico Petey Greene. La película describe la influencia que este hombre llegó a tener a través de las ondas, gracias a la popularidad alcanzada en los años 60 por la música soul. Y lo consiguió desde una emisora regentada por el poder blanco, gracias a que a su condición de discjockey unía una gran facilidad de palabra que le convertía en un comunicador nato. Desde su programa de música negra se atrevió a lanzar proclamas políticas, que no tardaron en calar en amplios sectores de la población. Entre los suyos le consideraban un nuevo predicador, alguien capaz de amplificar la verdad y difundirla a los cuatro vientos. El mayor acierto es la elección de Don Cheadle para el papel, quien mantiene un lenguaraz duelo interpretativo con su hermano de raza Chiwetel Ejiofor, que hace las veces de su manager. Los afilados diálogos que protagonizan quedan ilustrados por las partidas de billar que les enfrentan, en una perfecta simbiosis de lenguaje verbal y corporal, acompañada de un vestuario respectivo a lo James Brown e Ike Turner, valga el símil sesentero.