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Iruñea recuerda a Berrueta y ansía el fin del conflicto como homenaje

La familia y los vecinos de Ángel Berrueta se reunieron delante de la panadería que regentaba para rendirle homenaje cuatro años después de su muerte, recordando a la vez a Kontxi Sanchiz. Acompañados del son de los zanpantzar y de la txalaparta, fueron tomando palabra para declarar el deseo de que finalice el conflicto que ocasionó la muerte de Berrueta a manos de un policía español y su hijo. Remarcaron que ése sería el mejor homenaje.

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Jasone MITXELTORENA |

Vecinos de Iruñea, mayoritariamente del barrio de Donibane, acompañaron una vez más ayer a la familia de Ángel Berrueta en el homenaje que se le rindió ante la tienda que regentaba en la calle Martín Azpilikueta y donde perdió la vida a manos de un policía y su hijo, en la ofensiva desatada por el PP en el intento de atribuir el 11-M a ETA. Después de que los asistentes se reunieran ante las fotografías de Angel Berrueta y Kontxi Sanchiz, un joven del barrio abrió el acto señalando como responsables directos «a la clase política, ya que su irresponsabilidad provocó la muerte de Ángel. No estuvieron a la altura, y hoy, después de cuatro años, les volve- mos a exigir que lleguen a un acuerdo que resuelva el conflicto. Es el mejor homenaje que se le puede hacer a Ángel».

Desde Gurasoak leyeron al malogrado panadero una carta en la que recordaron «los agradables ratos que nos hacías pasar en la tienda», y dando cuenta de que «en estos cuatro años ha empeorado la represión, especialmente contra la juventud». Sin embargo, le hicieron llegar que «cada vez tienen más ganas de alcanzar la libertad y hacer la vida en su pueblo».

Gurasoak mostró su deseo de que «la próxima vez que nos reunamos podamos decirte que todos nuestros hijos están en casa». Añadieron que «estamos orgullosos de Mari Carmen, la entereza en persona, y de tus hijos Garikoitz, Imanol, Aitziber y Aitor, que no se quedan atrás». Al despedirse con «muxu handi bat», recordaron a «todos los que luchan: beti-beti aurrera!». Una gran salva de aplausos y el grito de «Herriak ez du barkatuko!» retumbaron.

La familia depositó las flores y Mari Carmen Mañas agradeció a los asistentes que «un año más, hacéis que el dolor no sea insoportable, ya que nos sentimos arropados». En referencia a una viñeta de Tasio publicada ayer en GARA, explicó que «la paloma que le lleva una flor a Ángel es la paz, y las estrellas que le rodean son todos aquellos que se han ido quedando en el camino. Miradlas bien, y en ellas veréis a Kontxi, a Ángel, a Sara, a Karmele y a muchas más. Ellos nos ayudan a seguir adelante, a conseguir la ansiada paz, aunque nos cuesten muchas vidas». Resaltó la importancia de «no olvidar lo que pasó» y lanzó un «Gora para todas las estrellas». Tras el aurresku, se anunció que Donibane le ha dedicado una calle.

La difícil tarea de hablar sobre la justicia en el barrio de Donibane

Una de las cuestiones ayer repetidas fue el de la «injusticia». Un joven que declaró haberse escondido ante la tienda de Ángel Berrueta por faltar a clase, mostró su rechazo a «tener que ver a los responsables de su muerte en la calle». Otros relataron «la difícil tarea impuesta en la escuela de escribir sobre la justicia, cuando en el barrio no la conocemos». Pese a albergar la Audiencia y los jueces, estos jóvenes vecinos indicaron que el barrio sufre la muerte de su convecino, amenazas a la familia y el encarcelamiento de sus jóvenes «sin ninguna prueba», a la vez que «la muerte les sale gratuita a sus autores». «En mi barrio la justicia no es igual para todos», sentenciaron. Alabaron a los que homenajean a Ángel y a los vecinos que, mediante un documental, hicieron posible conocer lo sucedido.

El electo independentista Shanti Kiroga emitió también una declaración en la que se hizo eco de la injusticia inherente al tratamiento del caso. «Hoy no habrá actos oficiales, la mayoría de los medios no harán ninguna mención, y los autores del crimen pronto saldrán de la cárcel. En este país no todas las víctimas son iguales. Las penas no son las mismas, las condenas difieren según quién sea la víctima o quién sea el asesino. Y tampoco viven las mismas condiciones carcelarias. Hay una gran hipocresía».

Añadió, en línea con el mensaje central del acto de la calle Martín Azpilikueta, que «Ángel también fue víctima del conflicto que vivimos. Su memoria merece el mayor de los respetos, pero sobre todo lo que Ángel y su familia merecen es la superación y resolución del conflicto que propició su muerte». J. M.

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