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Crónica | archa contra el negocio eólico

Eguzki recuerda que «si no hay tierra, no hay territorialidad»

En el último día de la marcha que ha venido realizando para recorrer los montes en los que las instituciones pretenden implantar parques eólicos en Araba, Eguzki recordó a quienes apoyan estos «negocios» y a la vez se autoproclaman defensores de Euskal Herria que si no hay tierra «no hay territorialidad, no hay patria, no hay futuro».

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Txotxe ANDUEZA

El recorrido de esta marcha montañera organizada por Eguzki se inició el día 20 en la localidad de Barron, desde donde se dirigieron a la sierra de Arkamu, una de las que se recogen como emplazamiento de un parque eólico en el Plan Territorial Sectorial (PTS) de la Energía Eólica. Y finalizó ayer en Agurain, acompañada de la nieve que, algo tardía, ha visitado unos lugares acostumbrados a las visitas de este tipo de temporales.

No han debido recorrer muchos kilómetros, pero han sido unas jornadas intensas, en las que les ha acompañado el frío y el agua, pero que han finalizado siempre con una buena cena y un lugar acogedor para dormir. Y todo ello después de disfrutar de unos paisajes de gran valor ecológico y no menos belleza, que por ello han sido recogidos en las normativas medioambientales europeas aprobadas tras la elaboración del PTS.

Así que la entrada en Agurain, procedentes de Onraita, en lo alto de esa montaña que ayer aparecía nevada, fue alegre. Y eso que la mayoría de las mochilas, y con ello la ropa seca con la que poder entrar en calor más rápidamente, se habían quedado en una furgoneta atascada en la cuneta del puerto.

Tras un rápido refrigerio y envueltos por el aroma de una gran paella que preparaban para los marchistas en una esquina de la plaza, Alberto Frías, en nombre de Eguzki, hizo una pequeña valoración de esta iniciativa, que desde hace veinte años, y con temáticas diferentes, viene organizando la organización ecologista.

En su intervención, Frías recordó que el objetivo que les movió en su cita del pasado día 20 en la localidad de Barron era denunciar el negocio eólico, «y después de recorrer todas estas sierras está más claro aún que tenemos muchas razones para hacer esa denuncia».

Arkamu, Arlaba, Cruz de Alda, Iturrieta son los parajes naturales de Araba que la energía eólica puede convertir en bosques de gigantescos molinos de viento. Una amenaza que no se cierne sólo sobre el medio natural sino también «contra el modo de vida». Porque el final de este corto viaje, en Agurain, demostró lo que, según denunció el portavoz de Eguzki, «pretenden hacer muchos de esos políticos que hoy, por ser Aberri Eguna, van marchando detrás de una ikurriña».

Frías se refiere al «paso de Euskal Herria a Euskal Hiria», un proyecto que no implica sólo el cambio paisajístico, sino «una apuesta en lo social que implica subordinar a toda la sociedad a esos sucios negocios». En definitiva, Eguzki denuncia que lo que los defensores de esa «Euskal Hiria» pretenden es «crear una megaciudad neoliberal a cuenta de la tierra», un proyecto que «va directamente en contra de Euskal Herria». Por ello, advirtió a sus defensores que «sin tierra no hay territorialidad ni patria ni futuro».

 

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