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Raimundo Fitero

¿Ya me voy?

Lo dijo sorprendido uno de esos seres que viven parasitariamente en los platós televisivos a raíz de su relación laboral o profesional con algún famoso. En esta ocasión era un hombre orondo que había sido durante bastantes años secretario de Andrés Pajares, y se sorprendió al ser despedido de manera tan rápida. No sé cómo había pactado su soldada, ni si había hablado de tiempo o simplemente de temas que debía tratar, pero lo cierto es que se mostró alguien bastante ponderado, es decir, que transmitía una especie de verdad, por lo que era un testimonio que no debía agotarse. No entró a saco, contradijo a los personajillos que tenía enfrente, es decir esos malos actores de reparto que se disfrazan de periodistas de investigación en «¿Dónde estás corazón?» que están llegando a los puntos más extremos de hacer el ridículo, con el nuevo sistema de esconderse uno de ellos y aparecer con un mal guión intentando darle algo más de chicha, morbo y violencia a sus miserables argumentos.

Dijo el invitado al verse cortado por el conductor: «¿ya me voy? Pues ahora venía lo mejor», y se escuchó claramente esta frase, lo que nos hace pensar que volverá, que no había medido bien los tiempos o que desde realización pensaron que era un material para otras entregas o quizás que no daba el juego pactado, que debía haber insultado, levantado falsos testimonios o decir algunas barbaridades para aumentar la tensión del circo preparado. El micrófono abierto le sirvió también a Massiel para decirle a Cantizano, además del «¿ya me tengo que ir?», otra frase mucho más concreta, subjetiva y aparentemente profesional: «la habéis cagado. Se ha empezado bien, pero este final ha sido fatal». Y se fue hacia el oscuro.

Hoy empieza una cita judicial por la demanda interpuesta por una hermana de la periodista convertida en princesa que se ha sentido atacada por algunos medios de comunicación en su intimidad. ¿No es de interés general la monarquía? Sí, pero solamente lo que es propaganda para sus intereses de casta y patrimonio. El resto, como viene sucediendo de manera reiterada, es censurable y ya llega el desafuero hasta las hermanas de la adjunta. ¿Ya me voy?

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