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Ibiliz ibili Juan Mari Feliú | Sierras meridionales de Nafarroa (V)

De Biotzari a Irunberri por la sierra de Leire

La larga sierra de Leire constituye la última estribación meridional del Pirineo navarro, con más de veinte kilómetros. Establece la barrera bioclimática más singular de la cadena de sierras que dan paso a la montaña con las tierras llanas de Nafarroa. Aquí, los límites de las influencias climáticas se entremezclan -los bosques de tipo mediterráneo con las frondosas del Atlántico-, sin apenas percibirlo sobre el terreno.

Por uno de los más singulares portillos, la sierra es atravesada por la emblemática Cañada Real de los Roncaleses. Mientras en un rellano de la solana de esta sierra se asienta en un alto el más antiguo cenobio vascón, por encima del Mar de los Pirineos, el espectacular embalse de Esa (Yesa), en la vertiente norteña llamará la atención del excursionista la profunda entalladura de la foz de Arbaiun. Además de la amplísima panorámica que se puede disfrutar desde Arangoiti, cumbre señera de la sierra de Leire, la travesía ofrece, entre otros ingredientes, la visita a Irunberri, población que conserva un atractivo casco antiguo, de estrechas callejuelas cercadas por casonas señoriales.

La travesía que nos llevará por el cordal de la sierra de Leire se inicia en la parte alta de Biotzari-Biguezal para salir del pueblo, sin llegar al puente de la carretera que lleva a Sigues. Unos metros más arriba, una senda que evita las primeras curvas nos situará en el desvío de la pista de Arangoiti. Aquí, sin otra alternativa, tendremos que continuar por el «asfalto» hasta, una vez dejado el desvío de una pista de grava a la derecha, abandonar el carretil en una curva a la izquierda por una pista de tierra situada en un raso.

Tras pasar unos postes de color azul y dejar al paso una borda en un prado, la pista gana altura por el interior de un denso bosque hasta salir a un amplio raso, paso previo para, tras cruzar un hayedo, salir a los Rasos de Lando, lugar donde el carretil que hemos seguido al principio da paso a una pista de grava. Aquí se enlaza con los viejos mugarris de la cañada roncalesa y las señales del GR 13.

De Lando, pronto la calzada pecuaria inicia una prolongada aunque suave subida por los boscosos flancos norteños de la sierra hasta salir al herboso portillo de La Cerrada (1.210 m), donde abandonaremos la cabañera que baja hacia el Monasterio de Leire. Los siguiente pasos han de seguir por una senda que lleva al visible puntal de El Castellar tras una corta subida. Merece la pena desplazarse unos metros hasta el balcón, presidido por una cruz, para disfrutar del paisaje que se abre a vuelo de pájaro.

Hacia Arangoiti

Siempre en componente Oeste, la senda serpentea entre lugares recoletos con roquedos colonizados por hayas, robles, encinas y pinos silvestres. Al paso se deja el camino directo que lleva al monasterio, y una vez pasadas las cotas de El Rallar y ver en algún momento el profundo tajo de Arbaiun solamente nos restará un supremo esfuerzo para salvar un pequeño collado y las últimas pendientes del cónico Arangoiti.

La panorámica que se abre desde la parafernalia de comunicaciones que corona esta cumbre es de las más dilatadas que se puedan encontrar en esta parte de Euskal Herria. El itinerario continúa ahora por un escenario distinto: sin senda definida, por los amplios y herbosos lomos de la sierra, hasta alcanzar el collado de Ibarra (823 m). Antes, habremos rebasado la cota de el Carasol (1.121 m).

En el cruce de pistas de este pequeño collado, que en otros tiempos albergó una balsa, el itinerario continúa perdiendo altura por la pista que pronto se encajona, donde aún se pueden ver tramos del antiguo camino utilizado por los peregrinos que venían de las tierras llanas al monasterio de Leire. Tras continuada pero suave bajada, finalmente saldremos a una pista agraria por donde, entre huertas, llegaremos al puente medieval de La Selva, cerca del aparcamiento de las piscinas municipales.

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