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DEIA | Juan Carlos Ibarra 2008/6/24

No me pone

«España me pone», decía el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y me parece una buena forma de expresar un sentimiento hacia algo, sin entrar en razonamientos, guiándose sólo por la sensación a bote pronto. (...) Así, diré que a mí, por ejemplo, España no me pone. ¡Qué le vamos a hacer! Es algo que se escapa a mi voluntad. Hay a quien le pone la música clásica y a quien no; a quien le pone la luna y a quien no; a quien le pone el bacalao y a quien no. A mí, la selección española de fútbol, eso que ahora llaman La Roja (cosas veredes...), es una de las cosas que no me ponen. Y mira que en algunos partidos intento ponerme de un lado, para añadirle un aliciente al puro espectáculo del fútbol... pero ni por ésas se me levanta, ni un poco, el ánimo. No me pone la camiseta ni las banderas ni las pancartas ni Manolo el del bombo ni el rey en el palco ni los comentaristas de radio ni el himno... Es más, si de himnos se trata, me pone bastante más la Orquesta y Coros del Ejército Ruso interpretando el himno de la antigua Unión Soviética (que tiene letra, pero como si no, con lo que sé de ruso) que el chunda-chunda de la Marcha Real española que, si algo me pone, es un tanto nervioso. «Eres un radical», me dice alguien, y no es eso. Es que no me sale de los adentros. Es superior a mí. Como cuando de crío me decían: «Cómete el hígado, que es muy nutritivo». Se me atragantaba. A mí me pondría animar a los míos en partido oficial. «Tú lo que te pones es muy pesado», me dicen, y se ponen a cantar: «¡¡A por ellos, oé!!».

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