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Tata Motors mantiene el suspense sobre la planta del coche nano en Singur

La construcción de la planta de Tata Motors para la fabricación del coche Nano en Singur, India, ha estado rodeada de fuerte polémica desde sus inicios hace dos años, ya que el Ejecutivo regional expropió de manera forzosa 400 hectáreas de tierras agrícolas, sembrando la disconformidad.

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Las protestas y piquetes organizados por el Congreso Trinamol que sitian las instalaciones en las que Tata Motors proyecta fabricar el Nano, el coche más barato del mundo, están haciendo tambalear el lanzamiento en octubre del vehículo con el que la compañía planeaba revolucionar a la clase media india.

Ayer mismo, la empresa automovilística mantenía aún el suspense respecto al futuro de la planta al afirmar que la reanudación de las obras no se producirá hasta que se garantice un «ambiente agradable a largo plazo» que permita su funcionamiento sin contratiempos.

Y es que la semana pasada la compañía anunció que se veía «forzada a suspender los trabajos de construcción en la planta de Nano en Singur -en el estado nororiental de Bengala- en vista de las continuadas confrontaciones y agitaciones en el lugar».

El fabricante automovilístico advirtió además de que estaba «evaluando opciones alternativas para la fabricación del Nano en otras instalaciones y preparando un plan detallado para relocalizar la planta y la maquinaria», según un comunicado. Oportunidades de traslado no le faltan a Tata Motors, ya que otros estados indios le han hecho llegar en los últimos días un aluvión de ofertas de tierra para la fábrica, como es el caso de Sri Lanka.

Tras este amago de Tata de abandonar el proyecto en Bengala, el gobernador del estado, Gopal Krishna Gandhi, se ofreció como mediador entre la líder del Trinamol, Mamata Banerjee, y el Gobierno de izquierdas bengalí.

Recelos hacia el acuerdo

Tras las negociaciones realizadas los últimos días entre las dos partes para poner fin a las movilizaciones en la planta, Tata Motors sigue aún el interrogante sobre la continuidad del proyecto Nano de Singur, al declararse «afligida por la limitada claridad del resultado de las negociaciones».

Las partes negociantes, por su parte, anunciaron el domingo a la noche un acuerdo en virtud del cual el Ejecutivo se comprometió a devolver tierras a los campesinos que no obtuvieron indemnizaciones tras ser expropiados para que Tata levantara en sus terrenos la planta de Nano.

«El gobierno ha tomado la decisión de responder a las demandas de aquellos agricultores que no habían recibido compensación entregando el máximo posible de tierras dentro del área del proyecto y el resto en zonas adyacentes, tan pronto como sea posible», según afirma el texto del acuerdo.

Un comité determinará los detalles de este compromiso en el plazo de una semana, plazo durante el cual el Gobierno bengalí pidió a Tata Motors mantener las obras paralizadas, aunque la jefa del Trinamol, Mamata Banerjee, anunció a medianoche del domingo la suspensión de las movilizaciones y animó a los empleados a acudir ayer mismo a su puesto de trabajo.

«Queremos que la fábrica se levante. Queremos que la industria florezca y que, al mismo tiempo, los campesinos puedan sonreír», declaró Banerjee.

No obstante, la compañía no ve claro que el acuerdo elimine los obstáculos a un proyecto que empezó con mal pie: «A la vista de ello, Tata Motors se ve obligada a continuar con la suspensión de los trabajos de construcción en la planta del Nano». Asimismo, «revisaremos nuestra posición sólo si estamos satisfechos con que la viabilidad del proyecto no se ve afectada y la naturaleza integral de la planta matriz y nuestras unidades auxiliares se mantienen», agregó la empresa.

Así las cosas, el proceso de construcción de la planta del «coche de un lakh», como ha sido bautizado en la India por su precio estimado en unos 2.500 dólares, deberá esperar hasta que se le dé una solución al conflicto.

Varias voces empresariales se muestran a favor del acuerdo para salvar la planta

Pese a la cautela recelosa de Tata, varias voces empresariales saludaron ayer el acuerdo para salvar la planta de Singur. El presidente de la Cámara de Comercio de India, Sanjay Budhia, aseguró que es «una victoria para Bengala», que ha requerido «muchas permutaciones, combinaciones y flexibilidad de ambos bandos».

«Espero que funcionará», recalcó por su parte el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Bengala, S. Radhakrishnan.

Por otro lado, el competidor de Tata en el mercado indio, Bajaj Auto, ha prometido un coche de 2.500 dólares para 2011, en cooperación con Renault-Nissan. La empresa automovilística Fiat se ha sumado a la revolución del auto de bajo coste, y anunció que lanzará en 2010 su coche «más barato» y que lo hará «bajo otra marca», sin concretar el nombre del vehículo ni su precio. GARA

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